viernes, 23 de mayo de 2014

UN LUGAR MARAVILLOSO. Cine del bueno.


Un lugar maravilloso”,  es una película dirigida por Hans Petter Moland, una coproducción americana y noruega que nos muestra la vida de Binh (Damien Nguyen), un chico vietnamita. La vida de un  Bui doi. Esta expresión vietnamita significa "menos que el polvo" y se utiliza para insultar a aquellos niños nacidos en Vietnam, hijos de los soldados americanos que aterrizaron en aquel país con motivo de la guerra de Vietnam y las mujeres vietnamitas.  Los  Bui doi, son hijos de unos padres que no existieron jamás, hombres que desaparecieron en cuanto regresaron a su país al terminar la guerra, o cuanto se levantaron del camastro en el que se acostaban. Ser hijo de un estadounidense y una vietnamita convirtió a todas aquellas criaturas en menos que cero.




En el año 1990, Bihn, después de soportar una vida de esclavitud, maltrato e insultos permanentes, decide marchar de la casa en la que vive recogido, e ir en busca de su verdadera familia. Binh no tiene nada, no conoce nada, sólo tiene una fotografía, un trozo de papel impreso con los rostros de quien pudiera ser su madre, su padre y él mismo. Un trozo de papel que le ancla a la esperanza de una vida distinta a la sufrida hasta ese momento.

Su huida del campo le llevará hasta Ho-Chi-min (la antigua Saigón), donde encontrará a su madre y un hermano. De ahí, pasará a vivir a un campo de refugiados y allí conocerá a Ling (Bai Ling), una chica de origen chino. Entre ellos se iniciará una  historia de amor que irá creciendo a la sombra (o tal vez las luces) de un futuro esperanzado, distinto. Juntos emprenderán viaje a los EEUU en busca de los orígenes Bihn, en busca de su padre. Atravesarán el mundo en una feroz travesía oceánica. Escalas en medio mundo, desde Ho-chi-min, a Malasia, de ahí a Nueva York para, finalmente, llegar a Texas, donde vive Steve (Nick Nolte) el padre de Bihn. “Un lugar maravilloso” es la historia de los cientos de miles de refugiados de la guerra, de las perdidas brutales, de la difícil vida que espera a quienes, sin quererlo, pasan a ocupar tierra de nadie porque no pertenecen a ningún sitio.




La fotografía espectacular de Stuart Dryburgh y sus escenas de la travesía por el mar, (íntegramente rodadas en el océano, sin apenas medios económicos), la convierte en unas de las películas más intensas y espectaculares que se puedan glosar en este momento. Una película muy bella pero tremendamente dura. Los actores lo bordan, sobre todo Damien Nguyen. Quizá porque él interpretaba con la ventaja (no me entiendan mal) de haber vivido en su infancia una experiencia parecida, los campos de refugiados en los que se mueve en la filmación le son cercanos, conocidos, forman parte de su vida, quizá por eso consigue ofrecernos un personaje totalmente creíble.



La elección de esta película fue pura casualidad; paseaba por la sección de cine de una librería sin más propósito que matar la media hora que faltaba hasta encontrarme con la persona con la que estaba citada. ¿Por qué esta y no otra? La explicación es peregrina. Hace algún tiempo conocí a una persona llamada Ling, vietnamita, idéntico nombre que el del protagonista  y eso, junto a una carátula que mostraba una fotografía que bien podría ser una imagen de la bahía de Halong, fue lo que la llevó de la estantería a mi bolsa. Algo tan sencillo, insustancial y falto de criterio como eso.

Durante meses la cinta durmió sobre la mesa de mi estudio pero una noche, de esas en las que crees que el mundo se está parando, me senté y me dejé arrastrar por una de las películas que más me han gustado en los últimos tiempos, tanto que me hice con una segunda copia con la intención de regalarla. Ahora mismo, no sé por dónde vagará el DVD después de que lo abandonara a su suerte metido en un sobre a la espera que su destinatario lo recogiera. Espero que esté en buenas manos y que quien lo haya encontrado tenga la oportunidad de disfrutar de una cinta que nos muestra las consecuencias personales que nuestros actos no solo para nosotros mismos sino para el mundo en general. 

“Un lugar maravilloso” es una opción para esos días en que uno se duele de lo propio, mirándose el ombligo más de la cuenta. Y es que a veces nos quejamos de vicio.



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