lunes, 5 de octubre de 2015

DIARIO 2.0



Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear.
Roberto Bolaño


I.- Inicio la lectura de “El rapto de la gaviota”, un libro que no existe pero que se debate embrionariamente entre la muerte anticipada y la peste de lo que se pudre antes de ver la luz. Al final, siempre es lo mismo.

II.- Cuelgo el teléfono y señalo en la agenda el 23 de octubre con un círculo rojo y la palabra “marcador” y un escalofrío me recorre el cuerpo. Ahora mismo sería capaz de limpiar algunos baños para exorcizar unos cuantos fantasmas.

III.- En la prensa del día encuentro una foto mía, y aunque la noticia es de hace un par de semanas, la fotografía tiene más de dos años. La fama y yo nunca fuimos de la mano, pero me llama mi madre, llena de orgullo y satisfacción, para recordarme que la notoriedad casi siempre es inmerecida y que esta semana pase por su casa, hay que limpiar la uralita del patio interior. Nada como que te hagan tocar de pies al suelo. La mierda siempre es un buen aliado.

IV.- Anotado queda, ni un solo libro más hasta que termine el mes. Revisar todo lo que hay pendiente en casa o cortar la tarjeta VISA. El que avisa no es traidor y Knausgård no es Dios, aunque bien pudiera ser su profeta.

V.- Repetirle al oído, mientras duerme, que mi suerte guarda su nombre antiguo. Su nuca siempre huele bien.





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