sábado, 10 de octubre de 2015

UN URINARIO ES MUCHO MÁS QUE UN URINARIO


A fin de cuentas, ya desde mucho antes de Duchamps,
un urinario es mucho más que un urinario...
Enrique Vila-Matas



Sus últimas noticias eran que intentaba ordenar el desván y, aunque llevaba evitándolo desde que heredó la carga de aquella tarea, ya no había más remedio que ponerse a ella. Las goteras y la necesidad de habilitar una nueva habitación para el lastre que traía la nueva compañía ya no admitían más demora. Le perdí la pista, pero sé que vive porque de vez en cuando aun encuentro cosas suyas por ahí. La falta de noticias no es absoluta. Leí hace poco que se preguntaba «¿Qué diablos hago aquí?», y le supe en plena forma porque él mismo, en un juego dialéctico en el que el lector no pinta nada, acababa contestándose de un modo absolutamente fantástico. De eso, pero, hace ya algunos meses. Puede que ahora mismo, tras el último azote, esté buscando refugio en Porto Pim o en la isla de Corvo, porque aunque era de mucho enredarse, de mucho cavilar y acabar en camas rotas, también era muy dado a las fugas veloces sin nota de despedida. Puede que ahora mismo en aquel caserón comido por la hiedra y el relente quede un par de almas dolientes que no entienden ni jota y se consuelen pensando que el gran majadero solo fue a por tabaco. Pero esto no es más que una suposición porque es más que posible que solo ande por el desván, descabezando sueños que se ahogan mar adentro, porque a veces se le paraliza el aliento por tanta carga, y siga preguntándose «¿Qué diablos hago aquí?» mientras fantasea con un puerto allá por las Azores y un vientre blando y blanco.




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