sábado, 1 de octubre de 2016

DIARIO 2.0


"Cuántas cosas y cuánto caen continuamente en el olvido, al extinguirse cada vida; cómo el mundo, por decirlo así, se vacía a sí mismo, porque las historias unidas a innumerables lugares y objetos, que no tienen capacidad para recordar, no son oídas, descritas ni transmitidas por nadie".
W.G. Sebald






Vivimos en un cuerpo precario, sometido a las órdenes del tiempo y del desgaste. La sala de urgencias se va llenando de gente a medida que avanzan las horas. Batas arriba y abajo que parecen no tener prisa. En los hospitales las esperas son largas y el tiempo incierto. Los ancianos parecen más ancianos y el resto, apostados en incómodas sillas de plástico, nos miramos unos a otros esperando noticias. El cansancio, a medida que avanza la noche, puede leerse en la cara de los que allí esperan.  Miro el reloj, lo coloco junto al oído, aunque los de hoy en día no hacen sonido alguno. Vuelve en una silla de ruedas aunque sus dolores son cosa de la edad, nada importante, nos dicen. Regresamos en un taxi que cruza las calles extrañamente desiertas. La miro de reojo, tiene la mirada húmeda y la mano, que sujeto entre la mía, parece una ramita seca. 



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