lunes, 19 de junio de 2017

LIBROS



Considero que la televisión es muy educativa. Cada vez que alguien enciende el televisor salgo de la habitación y me voy a otra parte a leer un libro. 
Groucho Marx




Desde la última mudanza, los libros se acumulan apilados unos sobre otros formando columnas más bien inestables, esperando encontrar un lugar, sino adecuado, sí al menos más cómodo y menos desastroso. Pero el espacio es escaso y no sé bien como resolver la cuestión sin sentir la extraña sensación, cuando por necesidad decido desprenderme de parte de ellos, de que me estoy equivocando. Pero la lectura llevada hasta el extremo del vicio, acompañada del placer de escoger con cierta dedicación lo que se va a leer, conlleva que el número de ejemplares que vamos atesorando se multiplique de un modo exponencial y difícilmente controlable. Hace meses iniciamos una campaña casera para limitar el número de libros con los que pensábamos hacernos. Ni que decir tiene que aquel pacto bienintencionado se ha quebrantado desde el inicio y así, como el que no quiere la cosa, semana a semana, las columnas van aumentando, el espacio va menguando y la capacidad para disimular que un nuevo ejemplar llega a casa va mejorando. Se puede vivir sin libros, a buen seguro que sí, pero también tengo claro que viviríamos mucho peor. 



5 comentarios:

  1. Hace años me prometí a mí mismo hacer una sacrificada campaña de ahorro. Conseguí ahorrar en todas las partidas presupuestarias a excepción de los libros y los kikos gordos. Literal.

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    1. Te entiendo bien, yo fracaso estrepitosamente con muchas de esta promesas. Me consuela no ser la única :)

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    2. A mi dentista le encanta que no deje los kikos.

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  2. Los libros, y los libros viejos cuentan esas historias.

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