miércoles, 30 de abril de 2025

EL TIEMPO DE LOS DEMAS


 

La falta de puntualidad es una plaga. Da igual el sector del que se hable. En este sentido, todo funciona catastroficamente y sin que nadie se sonroje por ello. Consigues una cita (para lo que sea), te asignan una hora, (la que sea, pese a que a ti te venga fatal), y olvídate de hacer planes porque aunque tienes una hora agendada, incluso una franja horaria para más inri, puedes tener la completa seguridad que no se hará en hora porque ese tiempo que sigue a la hora concertada ya ha sido secuestrado por la mala costumbre de este país de no valorar el tiempo de los demás. Da igual que se trate de una visita médica, que de una gestión ante la administración; que la celebración de un juicio; que la reserva para la entrega de paquetería, o de que el técnico tenga que venir para reparar cualquier cosa urgente. Da igual, nunca será a la hora indicada y puedes dar por anquiliada tu propia agenda porque estarás al albur de la voluntad (buena o mala), del que te tenga que atende y de su regulera gestión del tiempo. No es algo anecdótico, ni accidental, es la instaurada mala costumbre de este país. Si nos dieran un par de euros por cada hora que perdemos en esperas innecesarias, los ciudadanos de este país seríamos multimillonarios. Producto de la desesperación por las dos horas de espera que llevo, hago una broma fácil mientras me cisco en la mala organización, en la informalidad del personal y en la continuada falta de respeto por el tiempo de los demás. Mientras, sigo esperando.


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