martes, 29 de junio de 2010

BREAK OUT


Dispongo de veinte minutos para comer. No tengo apetito. Pienso en la cantidad de gente que en este momento estará abriendo el frigorífico de su casa buscando algo que llevarse a la boca con la urgencia del que siente el estómago vacio. No tengo hambre. Dejé de tenerlo un día que en, pleno mes de julio, granizó. Sobre mi caían piedras del tamaño de una nuez con la fuerza que da la explosión de los casquetes polares. Ese día, el mundo reventó, se dio la vuelta. Por eso, vivo en las antípodas de mi misma. No me importa. Desde entonces no tengo hambre. Mi refrigerador sólo guarda escarcha.

Swing Out Sister - Breakout

lunes, 28 de junio de 2010

VILA-MATIZADA POR OBRA Y GRACIA DE ENRIQUE VILA-MATAS


He descubierto, con los años, que comparto con Vila-Matas muchas más cosas de las que creía. Una, el gusto por la ciudad en la que vivo; dos, el gusto por Paul Auster; tres, los cafés con hielo; cuatro, el gusto por los relatos que él escribe. Podría continuar la lista porque he encontrado más de una coincidencia pero esas son ya demasiado personales y sólo me importan a mí.
Diferencias, todas las del mundo. Él es un genio, yo no. Él muestra el mundo, yo no y así hasta el infinito y más allá.
Este gusto por Vila-Matas se acrecentó hace unos días, a propósito de su relato, “No soy Auster”. Con asombro (pensaba que las cosas que él explica en ese relato sólo me ocurrían a mí), descubrí que ambos tenemos la fácil tendencia a tener adicción a esas personas que nos despiertan simpatía. Personas a las que, con el tiempo, terminamos admirando sin ningún tipo de envidia y a las que disculpamos, humildemente, sus defectos. Como dice el propio Vila-Matas son personas que nos estimulan. Él, en su relato, se refería a Paul Auster. A mí, me pasa con Auster,  no lo negaré, pero me pasa con otros personajes y personas mucho más cercanas. Estos sujetos, que nos llenan de gracia, pero a los que no quisiera parecerme jamás, son motivo para que continúe avanzando en solitario. Ellos son ellos, yo soy yo. Me gusta llevarlos conmigo, a veces en la distancia, pero siempre desde la realidad de lo que son, nunca desde lo imaginado. Dice Vila-Matas que no hay peor desprecio hacia otro que imaginarlo, vaciándolo de su propia realidad. Estoy completamente de acuerdo con ello.
Debo reconocer que admiro a muy pocos, que mis filias son muy limitadas y que, cuanto mayor me hago, más contadas son las personas a las que encuentro encanto y por las que siento aprecio.
Sin embargo, los que me gustan, me gustan mucho y a esos, los quiero siempre conmigo. El resto, me sobra.

domingo, 27 de junio de 2010

FINANZAS EMOCIONALES


No dudaba en afirmar que era un completo desastre en la gestión de sus finanzas emocionales. Buscaba las inversiones más arriesgadas, apostaba por los peores valores y nunca aseguraba sus operaciones contra las inclemencias personales del que tenía enfrente, ni contra las suyas propias. Así, entre risas amargas, llegó a la conclusión que la mejor inversión que podía realizar era dejar de jugar a la bolsa con su corazón. Regaló los bonos que por las alzas y bajas del mercado se habían convertido en basura y dejó la pizarra a cero.

Laura Fygi - Historia De Un Amor

sábado, 26 de junio de 2010

PLENILUNIO (Fragmento) -Antonio Muñoz Molina-


"Casi sin darse cuenta había empezado a acariciarla mientras hablaban en voz baja, tan lentamente como ella entraba en calor, los pies muy fríos enredados a los suyos, y al ir siguiendo con los dedos ahora más sensitivos y audaces el tacto de la piel y las sinuosidades ya familiares que buscaba y reconocía luego con los labios, volvió a acordarse, ahora sin miedo ni vergüenza, sólo con dulzura, casi con agradecimiento, de los sueños eróticos de los catorce años, y le pareció que la veía a ella como era ahora mismo y como había sido la primera vez que unos ojos masculinos la vieron desnuda. Lo perdía todo, se despojaba de todo, igual que al desnudarse ella había dejado caer al suelo las bragas y el sujetador y se había aproximado a él como emergiendo de las prendas abandonadas e inútiles, caídas a sus pies con un rumor de gasa. No había urgencia, ni incertidumbre, ni ademanes de fiebre o ansiosa brutalidad. La veía moverse oscilando, erguida, acomodándose despacio encima de él, el pelo sobre la cara, mezclado con la sombra, los hombros hacia atrás, las dos manos que le sujetaban con fuerza los muslos.

Desfallecieron los dos en la misma oleada densa de dulzura, que él fue percibiendo como si le llegara desde lejos, anunciada, indudable, desconocida, duradera y lenta, no extinguida todavía después del final, cuando se quedaron quietos los dos y ella se desprendió poco a poco de él mientras iba dejándose caer a su lado."

yann tiersen - comptine d un autre ete l apres midi

viernes, 25 de junio de 2010

INFORTUNIOS Y VERDADES


La madrugada del jueves me acostaba, tras una velada encantadora, con la noticia del mortal accidente en Castelldefels (un tren Alaris que traviesa el corredor del Mediterráneo se llevó por delante a las treinta personas que cruzaban las vías para alcanzar la fiesta de Sant Joan que se celebraba en la arena de la playa, a no más de 200 metros del lugar del accidente). Una desgracia. Lo primero que hice por la mañana fue telefonear a una persona amiga. Me temía que la verbena con sus hijos, amigos y familia, se hubiera transformado en una noche de muestreo e identificación de una nueva desgracia. Le tocó. No le localicé hasta muchísimas horas más tarde, las ocho de la tarde. Andaba chocado.
Esta mañana, por aquello de la compañía buscada, me he acercado a su lugar de trabajo. Luce unas ojeras espectaculares y la tristeza grabada, de nuevo, en una cara que, en los últimos veinticinco años, lleva visto demasiado. Pero es lo que nos toca, a cada uno lo nuestro. Veinte minutos para un café y vuelta a empezar. Nos despedimos con un abrazo. Mientras camino entre los altísimos edificios que me rodean, voy pensando en lo incomprensible del accidente de la noche del miércoles.
Hoy sólo podemos compartir la tristeza de aquellos que han perdido a sus familiares y amigos. Todos increíblemente jóvenes. Unos chicos y chicas que, con toda seguridad, sólo buscaban divertirse en la noche más corta del año. Una noche en la que los chicos fraguan historias de amor que duran lo que dura el verano, donde se jura amistad hasta la eternidad y donde todo parece posible a la luz de las hogueras. Los que fallecieron el miércoles, y los que probablemente lo harán antes de lo que les correspondía por naturaleza a consecuencia del accidente, seguramente, en esas andaban. La luz de las hogueras festivas se convirtió en la de un infierno improvisado. Un verdadero infortunio.
Pero, no debemos dejar que la conmoción del momento nos haga perder el norte. Las desgracias, por muy impactantes que sean, por mucho que nos dejen traspuestos por la crudeza de unos resultados brutales, no pueden llevarnos a pedir responsabilidades donde no las hay.
No hay consuelo para las familias, para los amigos que hoy intentan recomponerse el mundo desde las ausencias de vidas brutalmente arrancadas. Morir joven es una desventura, no debería ocurrir nunca, pero ocurre. En este caso, la responsabilidad de este resultado mortal no se puede imputar a nadie más que a los que, buscando encontrar la inmediatez de ese mundo vital que les esperaba a doscientos metros de las vías, encontraron la muerte.
Buscar errores, es sencillo, podemos encontrar mil. Sin embargo, asumir la responsabilidad de los que han perdido la vida puede atravesársenos en el estómago. Pero las cosas no son de otro modo, son así, por poco que nos guste.
Me consta que además de los familiares, amigos, etc. de los fallecidos y heridos, hay una persona y su familia, a la que la noche del miércoles también les ha cambiado la vida. Todavía piensa que lo sufrido es un mal sueño; que cuando cruzó el apeadero a 139 kilómetros por hora, las vías estaban como debían estar, esperando que él pasara sin más. Ojalá alguien se acuerde del que, en solitario y contestando mil preguntas, sufre por una responsabilidad que no tiene.
Y a mi amigo, ánimo.

jueves, 24 de junio de 2010

MUNDOS LIVIANOS



Llevo buena parte del día holgazaneando, ensimismada. No tengo prisa, por eso me siento en el escalón de la terraza, café en mano. Descubro que en mi terraza viven dos salamanquesas. Una de ellas es una vieja conocida, se instaló, hace ya unos cuatro años, tras la maceta de las azaleas. Ahí vive desde entonces. Antes sola, ahora parece que en compañía. Me alegra saber que el viejo geco no está sólo. No era fácil verle, aparecía unos pocos minutos al caer la tarde, con la llegada del fresco y desaparecía hasta el siguiente día.
El suelo parece evaporarse, el calor lo vuelve temblón. No debe importarle demasiado al viejo geco. Ha abandonado su oscuro refugio y ahora se tuesta al sol junto una diminuta salamanquesa. Cambio de rutinas.
Procuro no hacer ruido, contemplo un espectáculo increíble. Me gusta verlas. Cruzan la pared de extremo a extremo trazando una perfecta horizontal. Delante, el viejo geco, conoce el camino mil veces recorrido que va de la azalea hasta la maceta que cobija una monumental buganvilla (el invierno casi la dejó convertida en un triste leño. El verano la ha devuelto más esplendida que nunca). La joven salamanquesa le va a la zaga.
Desaparecen. Una lluvia de hojas rojizas cae sobre el almohadón que reposa bajo la inmensa buganvilla. Quiero pensar que ahora están cobijadas tras el barro del enorme tiesto, chirriándose los secretos de una larga vida en un patio cualquiera.
Es jueves. El mundo convertido en algo liviano.

martes, 22 de junio de 2010

ALPHAVILLE*


Obedecí la orden recibida, no objeté nada, no tenía ningún sentido hacerlo. Dejé de tener capacidad para decidir mi destino el día que el mundo se transformó en un enorme estercolero donde lo que menos importa es quien somos cada uno de nosotros. Emprendí la marcha dejándome llevar. No importa no tener un rumbo claro, todos los caminos llevan al mismo lugar.
Escondo cualquier atisbo de emoción. Las risas, las lágrimas, los sentimientos, los afectos han desaparecido. Debemos uniformarnos en la nada. Sé a dónde voy.
Un pájaro se posa en el alfeizar de una ventana. Su leve aleteo, intentando mantener el equilibrio, me conmueve, me recuerda a mi mismo no hace tanto tiempo. Aparto la vista, no debo delatarme, pero grabo en la memoria la imagen para que el recuerdo de lo vivo perdure en alguien.
Aquí todo es blanco sobre blanco, negro sobre negro, la aritmética prefecta lo controla todo.
Debo esconderme de mi mismo, de lo que siento y de lo que pienso, si quiero sobrevivir. He llegado a Alphaville

(*) Alphaville película dirigida por Jean-Luc Godard
 
amaral feat moby - escapar

lunes, 21 de junio de 2010

NEBULOSAS



Cuando dejé de sentir el hormigueo en la planta de los pies supe que ya me había ido. Había dejado de formar parte del pelotón de los seres humanos. Ahora mi mano puede atravesar paredes, mi vista ve más allá de lo que tiene enfrente y ya no siento ni frío, ni calor. El golpe debió ser certero. No sentí dolor. En realidad, la sensación fue como si alguien hubiera quitado el tapón que cierra la pila de un gigantesco lavamanos y una espiral de fuerzas que no controlo, me hubiera engullido. Pero ya estoy de nuevo de pie, transformada en algo inmaterial. Me acerco despacio hasta ti, aún me asusta esta nueva forma. Paso la mano por tu pelo desordenado, tienes la cara entre las manos, no sé lo que ahora escondes. Me coloco de cuclillas y te soplo. Ahora tus ojos miran al vacío, una mirada que me ha atravesado porque sólo soy una nebulosa, un poco de niebla en una mañana de verano. Tengo que irme. Estarás bien. 

domingo, 20 de junio de 2010

TUTATTIS Y EL PECADO ORIGINAL


Dice que es el pecado original. La miro de arriba abajo. No me lo parece. Tiene poca altura, unas curvas nada seductoras, un aspecto más bien anodino y nada que haga pensar que en ella reside el mayor de los pecados, el original.
Ve mi cara de interrogación. Sigue explicándome que incluso ha ido al Registro Civil para enterarse de cómo cambiar su nombre por el de "EVA". Mi expresión facial pasa de la interrogación a la estupefacción. Sigue contándome que ha tenido un sueño y que la interpretación que del mismo ha hecho la frutera de su barrio, no deja lugar a la duda, ella es el pecado original.
Intento recordar cuales son las últimas cosas que ha hecho ésta bendita para que se considere el “pecado original”. Me viene a la cabeza: Ha dejado de fumar Fortuna y se ha pasado al tabaco de liar; se ha cortado una dorada melena y ha pasado a uniformarse con una media melena castaña; ha dejado las lentillas y se ha lanzado a las gafas retro; ha pasado a engrosar las filas del desempleo, ha apuntado a su hijo de tres años a clases de origami y se ha puesto a dieta. Ni rastro del “pecado original”.
Ya no puedo aguantar más y le pregunto ¿Por qué? Deja su bolso sobre la mesa junto a otra bolsita de plástico de un supermercado cercano. Extrae del primero: una caja de sacarina y tres manzanas, del segundo: una bolsa con seis manzanas golden, una bolsa de kiwis y una bolsita de lino. Se echa a llorar, dice que tanta manzana la tiene loca, que su dietista le ha recomendado ingerir esa pérfida fruta a todas horas: una para desayunar, otra a media mañana, otra a mediodía, otra para la merienda, otra para cenar y una última antes de acostarse. Dice que no ha perdido ni cien gramos pese a haber engullido kilos y kilos de manzanas. Por eso dice que ella es el pecado original, que sólo merece el infierno, que nadie con tanta voluntad como ella puede salir tan fatalmente parada.
Llamó al camarero, le entrego las manzanas y le digo que haga compota. Le pido dos cervezas, un plato de morro frito, unas patatas bravas, y un teléfono. Llamó al ex marido de Palmira para que recoja al niño de la clase de origami, que Palmira tiene una urgencia y se quedó sin batería en el móvil.
Se acabó la tontería. Ella será el pecado original y yo el demonio mismo. Por eso, esto de la dieta hoy se va a tomar viento. El lunes será otro día.
Por Tutattis


© Fotografía naq

viernes, 18 de junio de 2010

INDESEABLES




A este tugurio siempre vienen los mismos, los insomnes, los borrachos, los yonquis, las putas, sus chulos y yo. Una patética fauna para el único sitio al que uno se puede arrimar cuando necesita encontrar un paquete de cigarrillos a estas horas de la noche. Miro el reloj, hace rato que dejamos atrás las cuatro. No hay nadie en la barra. Julio se acerca con paso cansado y, mientras deja frente a mí una cajetilla de Ducados y un café doble, dice que el día menos pensado baja la persiana y nos dan a todos por el culo.
Hoy no tiene ganas de hablar. Yo tampoco.
En la televisión, un tipo con pinta de predicador explica el funcionamiento de una maquina para hacer rosquillas. Si no fuera porque aún mantengo un poco la cordura diría que el tipo me está llamando por mi nombre. O tal vez no, puede que ya haya enloquecido del todo. No recuerdo cuando fue la última vez que lo oí. En el submundo en el que vivo todos lo perdimos, sólo Julio lo mantiene. Es el único que aún puede mandar a alguien a tomar por el culo. Los demás hace mucho que lo perdimos todo. Por eso estamos aquí, porque ya no nos queda nada. Sólo tenemos a un indeseable que nos sirve cualquier cosa mientras el mundo se derrumba.

jueves, 17 de junio de 2010

MIENTRAS EL AIRE ES NUESTRO -Jorge Guillén-


Respiro,
y el aire en mis pulmones
ya es saber, ya es amor, ya es alegría,
alegría entrañada
que no se me revela
sino como un apego
jamás interrumpido
-de tan elemental-
a la gran suceción de los instantes
en que voy respirando,
abrazándome a un poco
de la aireada claridad enorme.

Vivir, vivir, raptar -de vida a ritmo-
todo este mundo que me exhibe el aire,
ese -Dios sabe cómo- preexistente
más allá
que a la meseta de los tiempos alza
sus dones para mí porque respiro,
respiro instante a instante,
en contacto acertado
con esta realidad que me sostiene,
me encumbra,
a través de estupendos equilibrios
me supera, me asombra, se me impone.

miércoles, 16 de junio de 2010

RECREACIONES (V) ARTHUR MILLER-MARILYN MONROE


Llegamos donde otros no pudieron. Me adentré en el caos que se esconde tras un bello envoltorio, esperando encontrarte de verdad. Hallaste un asidero a un mundo cierto, lejos de lo aparente. Rozaste el mundo real. Creí devolverte la esperanza mientras me desesperanzaba, dejando girones de mí mismo por el camino. Creamos un caos estéticamente bello, intentado conjugar el secreto funcionamiento de dos seres complejos.
Pagamos un precio tremendo. Desafiamos dos mundos, sumiéndolos en una feroz batalla. El resultado sólo fue la reafirmación del caos surgido del titánico enfrentamiento entre dos fuerzas centrífugas que todo lo engullen, a fuerza de girar sobre si mismas. 
Repulsión. Los dos microcosmos siguen girando sobre sus propios ejes, sin que nada más quepa, sólo ellos dando vueltas y más vueltas. Derviches del infinito.
Vivir con el estigma de la belleza huera fue un tormento, vivir sin ella (sin tí) un infierno.

lunes, 14 de junio de 2010

ATORNILLANDO


Cuando estoy mentalmente cansada, o paso por épocas decepcionantes (con los demás, conmigo misma), me tiro en plancha a realizar tareas manuales. Cuando no es posible, pienso en algo que sólo pueda realizar con mis manos y lleno mi pensamiento de esa sola acción. Pienso en ello continuamente. Me imagino, de manera recurrente, en una cadena colocando el mismo tornillo una y otra vez. Un movimiento preciso: colocar, girar, colocar, girar y así infinitas veces. Es sencillo, si no desvío la atención del tornillo, sobrevivo. Desde hacía un par de días tenía la sensación de que algo se estaba quebrando. Lo sentía de verdad. Hoy lo sé. Por eso atornillo una y otra vez, sin parar. Si dejo de colocar y girar esas infinitas veces que necesito, me puedo derrumbar. Por eso atornillaré, mil días si es necesario, para no volver a retroceder a la sensación de salto al abismo que ya digerí en un pasado muy cercano.

Paco de Lucia - Noches de Barcelona

domingo, 13 de junio de 2010

ARTICULO 19


Hoy estoy hasta, lo que literalmente se dice, "los huevos". No se me ocurre nada que contar que no tenga que ver con esto. Hay días que tienen estas cosas. Quizá lo mejor fuera que no escribiera nada y que me tomara un par de lexatines, orfidales, lo cerrara todo, incluida la puerta de mi casa por dentro y me pusiera a dormir. Pero ando algo revuelta y no me dormiría ni con una dosis para paquidermo, así que, como en mi blog escribo y cuelgo lo que me da la gana, aquí dejo copia de un artículo que no debería existir jamás pero, visto lo mierda que somos las personas, es necesario que exista.
Lean, lean. Y si quieren hacer algo bueno por la humanidad, esa enana que está creciendo y que aún no esta ni pervertida ni corrupta,divúlguenlo.

Artículo 19 de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO (*)

1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual,mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.
2. Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda, procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior de los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda, la intervención judicial.

(*) Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989

sábado, 12 de junio de 2010

CHURROS Y LECCIONES DE LA VIDA


Remueve su café con leche, poco a poco. Siempre en vaso, nunca en taza. Le miro las manos. Hace ya muchos años empezaron a llenarse de esas manchas con las que la vida tizna la piel.
Con la mano izquierda, sujeta con fuerza el vaso, como si quisiera evitar que se le escapara del plato por la fuerza centrífuga de una cucharilla. Pero sé que lo hace para evitar que vea que le tiembla el pulso (sabe que eso me preocupa). En su mano derecha, dos alianzas. La suya y la de mi padre.
Lleva media hora hablado sin parar. Sus movimientos ya son torpes pero no así su cabeza, ni su discurso. Dice que se ha hecho mayor, pero que no le pesan los años vividos, que lo que le pesa es que ahora sabe los que ya no va a vivir. No me gusta cuando habla así, aunque sé que tiene razón.
Pide una ración doble de churros. Estoy a punto de decirle que no puede tomarlos, que ya sabe que no debe. Me callo. Hoy es su día. Dice que es más sabia que ayer, que ahora ya sabe que le queda menos que más, pero que ese menos lo va a disfrutar de lo lindo. No voy a ser yo quien le fastidie la determinación, ni  el disfrutar de las cosas que le gustan. Me ofrece uno, le digo que no, ya sabes que estoy a dieta. Me mira con ojos socarrones mientras devora el que corona la cima de la montaña del enorme plato de fritanga. Me contesta que yo me lo pierdo. Lo sé.
Apuro el café y ella sus churros. No tenemos tiempo que perder. Ella, porque sabe que le queda poco; yo porque no quiero que, ese "poco" que ella cree,  se me pase sin pena ni gloria. Tenemos muchas cosas que hacer.
Hoy tenemos una fiesta. Celebramos su día. Ella disfrutando con todo y los demás, aprendiendo la lección.
Felicidades mamá.

louis armstrong - hello dolly

viernes, 11 de junio de 2010

ALTA FIDELIDAD (Fragmento) -Nick Hornby-


"Me da la impresión de que si pones la música (y los libros posiblemente, y el cine, y el teatro, y las cosas que tienen sentimiento y que te hacen sentir) en el centro de tu ser, no podrás aclarar ni en broma tu vida amorosa; no podrás pensar en esa vida amorosa como quien piensa en el producto acabado. Tendrás que pasarte la vida dándole caña, tendrás que mantenerla viva y revuelta; tendrás que darle caña sin parar, desenmarañarla a cada paso, hasta que se te deshaga entre las manos y te veas obligado a empezar otra vez de cero. A lo mejor es que todos vivimos la vida a una intensidad excesivamente alta, al menos los que nos pasamos el día entero absorbiendo cosas de alta carga emocional, y es consecuencia lógica que no podamos sentirnos meramente contentos: tenemos que ser infelices, o si no vivir en éxtasis, en un estado de completa felicidad, y esos estados son difíciles de alcanzar dentro de una relación de pareja sólida y estable. Puede que Al Green sea directamente responsable de más cosas de las que había supuesto. Está visto, los discos me han ayudado a enamorarme, sin duda. Oigo un tema nuevo, con un cambio de acorde que me derrite las entrañas, y sin darme ni cuenta ando buscando una chica, y antes de que me dé cuenta la he encontrado. Me enamoré de Rosie, la de los orgasmos simultáneos, justo después de enamorarme de una canción de los Cowboy Junkies; la ponía sin parar, una y otra vez, y me ponía en plan soñador, y necesitaba una chica con la que soñar, y la encontré, y … bueno, todo un problemón."


Eurythmics - Sweet Dreams.


jueves, 10 de junio de 2010

II ANIVERSARIO: www.masquepalabras.info





Hace unas semanas, una noche de locos correos electrónicos Celia, la gran Celia, decidió convocarnos alrededor de su adsl para proponer, a la tribu, que hicieramos algo para celebrar que www.masquepalabras.info, llegaba a su segundo aniversario. Lo mejor de aquellos días fueron los disparatados correos y el inmediato -Sí- de todos los miembros de la tribu.
Celia es Celia, y aquí está mi contribución:



"Si no fuera porque he mirado el calendario nada más cruzar la puerta, dudaría del tiempo que ha transcurrido desde que nuestro idilio empezó. Hoy es nuestro aniversario, el tuyo, el mío, el nuestro. Necesito una ducha, ha sido un día largo y presiento que la noche que nos espera, a ti, a mí, a nosotros, no va ser corta. Deseo estar contigo, gozarte hasta que ya no pueda más.
Necesito sólo unos minutos y estaré por ti. Tú junto a mi, envueltos por unas sabanas que esta mañana coloqué pensando en este momento que está a punto de llegar. Enciendo la luz, tenue pero suficiente para no perderme detalle de ti; calida, como lo nuestro requiere. Eres agradecido y yo te lo agradezco. Te cojo con mi mano, firme, sin dudas para llevarte conmigo mientras te sostengo contra mi pecho. Recoloco las sábanas que ahora nos cubren. Deslizo mi mano, te siento, y ahora, tras abrirte poco a poco, con cuidado, amorosamente, me llega ese olor a mundo que siempre tienes. Esta noche, una vez más, en este nuestro sitio, volverás a ser mío, sólo mío.
Porque tu eres mi libro y contigo entre mis manos siempre cierro los ojos.
Amo la literatura y ella se porta bien conmigo."


Elvis Presley - Fever


 

AMIGOS Y COSITAS VARIAS


Tengo un amigo, un buen amigo, que está pasando un momento de agobio. Como es un optimista por naturaleza y nada plasta, sólo dice que está agobiado, pero no dice que está “muy agobiado”pese a que se le escapa, el agobio, por los poros de la piel.
Lo del agobio no son imaginaciones suyas, ni producto de ninguna paranoia. No. Tiene un panorama para estar "muy agobiado". Demasiados flancos abiertos, ninguno grave, pero sí todos importantes. Él se resiste, pero no es Superman, el agobio ha tocado su puerta y ahí lo tiene, sentado en el sofá de su casa.
Este buen amigo, que dice voy a ser su próxima "ex-esposa" (pese a que me huelan los pies y a que las legumbres me produzcan flatulencias), se empeña en explicarme, día sí y día también, que hay algunas cosas (casi todas inmateriales), algunas personas (casi todas flipantes), que se convierten en necesarias en nuestras vidas. 
Nada de eso tiene que ver con el amor, nada. Tiene que ver con otras cuestiones como sentirse a gusto, sentirse acompañado en momentos como, por ejemplo, el de agobio que ahora pasa mi querido amigo. Él, por aquello de quitarle hierro, afirma que nuestros agobios (los suyos, los míos, que son distintos), son sólo producto de burgueses comodones. No voy a llevarle la contraria pese a que yo pienso que soportar algunas "hambres" son más difíciles de soportar que otras.
Sin embargo, en cuanto al tema de lo necesario y lo imprescindible, no tiene que convencerme de ello, yo también lo creo. Hay algunas cosas/personas que por lo que sea se tornan indispensables y por lo que sea, se nos arriman o nos arrimamos a ellas buscando “eso” que nos hace sentir bien. ¿Una postura egoísta? Seguramente sí, pero la humanidad no es perfecta y nosotros menos todavía.
Hoy, mi amigo anda “patasparriba”, con el horizonte un tanto parduzco.
Pero yo que soy de filias y fobias (lo he dicho cientos de veces), bipolar hasta la saciedad, y además visionaria de “pro” (ya lo pueden ir anotando también), puedo decirle, porque es un tipo estupendo y singular, que forma parte de esa limitada lista (sí, sí, también paranoica, hago listas para todo), de los exclusivos y excluyentes, que permito que se me arrimen y a los que yo me arrimo (ya tengo una edad, como para hacer experimentos).
Así que hoy, mi futuro "ex-esposo" (hoy no le daré el disgusto -recuerden que tiene mal día- de decirle que no va a ser posible, que ando pendiente de ingresar en una orden cartujana y de una operación de cambio de sexo), quiero que sepa, porque lo necesita y porque a mí me da la gana decírselo que puede contar conmigo, todo ello con permiso de su actual esposa, por supuesto.
Ánimo campeón, que todo pasa y nada queda.

miércoles, 9 de junio de 2010

ASTEROIDE AN269


Acababa de descubrir que era un asteroide. Corrió hacia el espejo. Necesitaba ver si aquella cara que siempre le había acompañado, el ondular de sus manos cuando realizaba cualquier gesto, continuaban allí o, si todo eso, había desaparecido al revelarse que sólo era un asteroide.
Frente a él, ninguna imagen. Se palpó las mejillas, se palpó el pecho, los muslos y sintió por primera vez la rugosidad de una roca. Con cierto recelo, colocó la mano derecha sobre el corazón. Encontrar un latido le confirmaría que estaba equivocada, que continuaba siendo humana. Lo intentó por dos veces, primero con la mano derecha, después con la mano izquierda. No sintió nada. Tal vez, golpeando suavemente con los dedos, el mecanismo marchara de nuevo. El sonido metálico no le gusto.
Se sentó en el sofá. Indudablemente se había convertido en un asteroide. Ahora sólo tenía que dar un paso más, convertirse en algo inanimado. Había dejado de ser alguien. Se reclinó sobre el brazo, colocando bajo su lengua el último resquicio de lo humano. Antes de cerrar los ojos pensó que le gustaría adoptar la bonita forma de una estrella, o la de un cometa, que orbitara alrededor del sol.

martes, 8 de junio de 2010

EL JINETE POLACO (Fragmento) -Antonio Muñoz Molina-


Le ofreció el cigarrillo –era tan pulcro que también se había preocupado de traer un cenicero- pero no se quedó sentado junto a ella, se atravesó sobre la cama, le separó un poco más las piernas acariciando sus tobillos y los dedos de sus pies, le besó las rodillas y el interior suave de los muslos y fue subiendo despacio, dejándole en la piel un rastro de saliva, le apartó el vello, cuidadosamente, con determinación y lentitud, y entonces empezó a besarla exactamente igual que si besara su boca, hundiéndole la lengua, moviéndola en ondulaciones circulares, arriba y abajo, respiraba por la nariz, retrocedía para recobrar el aliento o quitarse un pelo de los labios y la miraba sonriendo, con la cara entusiasta y mojada, la veía fumar entornando los ojos, la horadaba, la olía, su carne rosa se dilataba y contraía como un corazón, cerró los ojos y respiró ella también con la boca abierta y el cigarrillo se le desprendió de los dedos, y mientras las manos de él subían para cerrarse alrededor de sus pechos las suyas descendieron y le acariciaron el desorden del pelo, la frente, las aletas trémulas de la nariz, buscaron su lengua y las comisuras de la boca y casi no podían distinguirlas del vientre y del vello empapado en el que se sumergían a un ritmo cada vez más sofocado y veloz, se abrió ella misma más aún, hasta sentir dolor en las junturas de los huesos, más allá del ofrecimiento y la vergüenza, sin saber a quién de los dos pertenecían los labios que estaba acariciando, la respiración y las palabras que escuchaba, la gradual ebriedad que los arrebataba y los hacía aplastarse el uno contra el otro como para no perder un asidero en el delirio, los sudores y secreciones y olores que envolvían y lubricaban sus miembros igualándolos en un desfallecimiento fervoroso y común.
 
Chet Baker - You Go To My Head

domingo, 6 de junio de 2010

EL PASADO VUELVE EN FORMA DE CHOP-SUEY


Cuando me dijo que no le llamara más, pensé que sólo era parte del juego de siempre. Unos días de enfado medio fingido y todo volvería a la normalidad. Esperé los dos días de rigor (una costumbre forjada a base de desazones repetidas). Marqué su número sin recordar que fue lo que le llevó a decir “no me llames más”. Repetí la llamada durante varios días. Jamás obtuve respuesta. Me paseé frente a su puerta durante semanas, con el estómago encogido. Nunca más le volví a ver cruzar aquel umbral. Había desaparecido. Se esfumó, ni un rastro, nada. Al inicial desconcierto se le sumo una rabia fugaz que fue dejando paso a un estado desolado que durante meses me acompañó. Nadie sabía de él, en su trabajo había pedido la cuenta, los amigos comunes no sabían nada y yo empecé a menguar a medida lo que los días pasaban y los recuerdos empezaban a perder tersura. Me moría día sí y día también. Me encerré en casa, veía docenas de fotografías, escuchaba la misma canción una y otra vez, hasta que dejé de oírla cuando ya se había convertido en un eco vital. Dejé de comer. Perdí mi trabajo, mi familia me dejó por imposible. 

Hoy, bastantes años después, sentada en un restaurante, con mis dos hijos, mi marido y los amigos de siempre, leemos la carta y pedimos: rollitos de primavera, arroz tres delicias, wan-tun frito y pato laqueado. En una mesa al fondo, una pareja de mediana edad, lee la carta. La mujer lo hace en voz alta, repite el nombre de los platos exagerando el acento, esperando un gesto de aprobación. Él la cierra despacio. No puedo dejar de mirar hacia aquella mesa. Sé lo que va a pedir. Me cruzo con su mirada vacía mientras pide al camarero que le traiga chop suey de ternera.
He retrocedido mil años.

PINK FLOID - -wish youwere here

viernes, 4 de junio de 2010

DOMESTICIDADES (III) como convivir con un minino


Siento especial predilección por los cepillos para el pelo. Pero no cualquier cepillo sino esos que tienen gordos mangos de madera y gruesas cerdas naturales. Esta filia me ha llevado a tener "el cesto de los cepillos,"  y rellenarlo no  con uno, ni con dos; sino con varios más. Nunca menos de tres, nunca más de seis. 

Este capricho no hace daño a nadie o eso creía yo, pero, al parecer, al gato (que es el amo de esta casa), no le gusta. Por lo general, no discuto con mi gato, no por falta de ganas, sino porque tiene bastante mala leche y, en los últimos tiempos, cuando se le lleva la contraria o no se le satisfacen sus gustos (latas de lomitos de atún, arena de sílice y collar de terciopelo azul cielo con perlas drapeadas), se pone de muy mal café y se venga dejando trazas de su ADN donde menos te lo esperas, lo cual es bastante molesto pues sales a la calle y todas las gatitas del barrio maúllan a tu paso. Así que evito las hostilidades con el minino que, además, ya tiene una edad y empieza a chochear.

Pero hoy, el tema ha pasado de castaño oscuro.

Mientras voy camino de casa, muerta de cansancio, con sueño y hambre, después de un día duro, pienso que me merezco un regalo. Algo sencillo, un té moruno, musiquita relajante, un baño con burbujitas, cremitas por doquier y una pedicura en condiciones. Eso puede ayudar a que mi desastroso día mejore sustancialmente. ¿Frivolidad? Sí, y ¿Qué?

Llego a casa y lanzo un ¡Holaaaaaaaaaa!. Un eco resuena: hola, hola, hola….. Del minino ni rastro. Es extraño, normalmente tiene comportamientos perrunos y en cuanto pongo la llave en la cerradura ya está sentado frente a la alfombra de la puerta esperando cucamonas. Hoy, no está. 

Cuelgo mi abrigo en la percha, dejo el bolso sobre la mesa y mientras camino por el pasillo de casa, empiezo a ver unas extrañas y oscuras trazas en el suelo. ¿Césped artificial importado de la Selva Negra? ¿Cientos de filas de hormigas procesionando por la casa?

Empiezo a tener una cierta sospecha. Doblo el espinazo y recojo del suelo un puñado de cerdas naturales. Me están entrando instintos asesinos. Entro en el salón. Sobre el sofá está el mishino en cuestión rodeado de media docena de palos de madera más pelados que la cabeza de Kojak. 

Siento la sangre que asciende a mis mejillas, que una furia interior empieza a poseerme. Mis cepillos convertidos en un manojo de estacas. El felino, que me mira como si yo no estuviera, sostiene un mango entre sus dientes. Me acerco con cara de mal café dispuesta a arrancarle el resto de mí adorado cepillo, pero el gato de marras, pese a gordo y viejo, se da media vuelta, levanta el rabo con dignidad y, cuando ya juro en arameo y prometo que lo voy a despellejar para hacerme una bufanda, serenamente  lanza una ventosidad al viento mientras se encamina a su nuevo reino, el cesto de los cepillos.

Esto va a acabar mal, pero que muy mal.

Rosario flores - Mi gato

miércoles, 2 de junio de 2010

HOMBRE MILAGRO-HOMBRE MUNDANO



Cuando le preguntaban cuales eran las cosas que más le agradaban, siempre contestaba lo mismo, oler las flores, acariciar el cuerpo de una mujer y vestir el pijama de color verde. Lo había adoptado como una segunda piel y con ella era un hombre medianamente feliz. Bajo la apariencia del “hombre milagro” era capaz de todo. Pero el todo es finito y a veces Tanatos, sin que nadie la espere, rompe el inevitable equilibrio con lo vivo. Un mal día. El “hombre milagro” dejó esquirlas de su piel sobre la mesa. Abre la taquilla, una foto en la puerta, su ropa de "hombre mundano", un libro. Tiene una página marcada.

"En estas oscuras piezas, donde paso
días agobiantes, voy y vuelvo arriba abajo
para hallar las ventanas. -Cuando se abra
una ventana habrá un consuelo- .
Mas las ventanas no están, o no puedo
encontrarlas. Y mejor quizás que no las halle.
Acaso la luz sea un nuevo tormento.
Quién sabe qué cosas nuevas mostrará."

Coloca el libro de nuevo en el armario, cierra con llave. Tiene que seguir, por eso recorre el pasillo vestido ya de “hombre mundano”, al fondo le esperan, no hay consuelo para el que se queda a medio camino, lejos de todo y con el desaliento colgado del cuello.
© Poema de Constantine Cavafis

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martes, 1 de junio de 2010

LA BESTIA DEL CORAZÓN (fragmento) Herta Müller


“Todo el mundo tenía un amigo en cada pedazo de nube ,es lo que pasa con los amigos en un mundo donde todo es terror. También mi madre me dijo: es muy normal los amigos no vienen a cuento piensa en cosas más serias” (Gellu Naum).

Cuando callamos nos tornamos desagradables, dijo Edgar. Cuando hablamos, nos tornamos ridículos.
Llevábamos demasiado rato en el suelo, delante de las fotos. Se me habían dormido las piernas de estar sentada. Con las palabras en la boca aplastamos tantas cosas como con los pies sobre la hierba. Pero también con el silencio Edgar guardó silencio. Aún hoy puedo imaginarme una tumba. Sólo un cinturón, una ventana, una nuez y una soga. Cada muerte es para mí como un saco. Si te oyen decir eso, digo Edgar, te tomarán por loca.
Y cuando pienso en ello, tengo la sensación de que cada muerto deja tras de sí un saco repleto de palabras. Siempre me acuden a la mente el barbero y la tijera de manicura, porque los muertos ya no los necesitan. Y también se me ocurre que los muertos ya no perderán un botón.
Tal vez intuyen cosas distintas a nosotros, dijo Edgar, tal vez intuyen que el dictador es un error. Poseían la prueba, pues también nosotros éramos un error para nosotros mismos. Porque en este país nos veíamos obligados a andar, comer, dormir y amar con miedo hasta que volvíamos a necesitar al peluquero y la tijera de manicura.
Alguien que sólo por el hecho de andar, comer, dormir y amar hace cementerios, digo Edgar es un error aún mayor que nosotros. Es un error para todos, un error dominante.
La hierba despunta sobre la cabeza. Cuando hablamos queda segada. Pero también cuando callamos. Y entonces, la segunda y tercera hierba crece a su antojo. Y pese a todo, somos afortunados.