jueves, 30 de septiembre de 2010

NUMEROS MAESTROS



1.1111.1.1.11.111.1.11111111111.1.1.11.1111111.1.0.1.1111.1.1.111.1.11.1.1.1.1.1.1.1.
1.1.1.111111111.11.1.1.1.0.1111111111111.11.1.111.0.0.0.1111.0.1.11.11111.111.111.1.
1.1111.1.1.11.111.1.11111111111.1.1.11.1111111.1.0.1.1111.1.1.111.1.11.1.1.1.1.1.1.1.
1.1.1.111111111.11.1.1.1.0.1111111111111.11.1.111.0.0.0.1111.0.1.11.11111.111.0.0.0.0.0.0.0..........

-Tú te has enamorado.
-¿Tú crees?

Coldplay - Yellow


DEL PORQUÉ ESCUPEN LOS FUTBOLISTAS


Tengo unos dias un tanto extraños. Aparentemente todo es normal, no ha habido ningún hecho trascendente en mi vida salvo que, desde hace nada, soy, a los efectos cronológicos del mundo, un poco más vieja. El salto, personalmente, ha sido intrascendente. Pero no para el resto de la humanidad. Entre otras cosas, he pasado a engrosar la lista de las "mujeres invisibles", por edad me toca y el de las "raritas consustanciales" porque sigo creyendo en algunas personas pese a las malas pasadas de la vida. Sinceramente me da igual. Sin embargo, hay algo que me preocupa. Vengo notando que, en los últimos meses, estoy perdiendo  algunas de las cosas que antes hacía con una facilidad pasmosa, que me gustaban enormemente o que me hacían vagar en busca de paraisos inexistentes pero eternamente buscados. Con mi extrañeza a cuestas, unos granos de menos en el bulbo superior que ya descansan a ras de tierra, empiezo a perderme en estupideces  que son intrascendentes pero que me alegran la vida, cosas que difícilmente puede comprender quien no sienta que los pies a veces flotan en el aire. Creo que mi autismo aumenta con los años y mi bipolaridad se radicaliza. Por eso esta noche no paro de preguntarme ¿Por qué escupen los futbolistas?

martes, 28 de septiembre de 2010

EL ALEPH (Fragmento) -Jorge Luís Borges-


"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo. "

lunes, 27 de septiembre de 2010

LIPSTICK


 
A veces me siento incómoda por desear que reviente. Se convirtió en un saco de carne asquerosamente blanda y apestosa, con un permanente hilo de sudor sobre el labio. Me da asco hasta la arcada. Se ha transformado en un globo que arrastra su hedor allá por donde pasa. No recuerdo si alguna vez la quise, tal vez sí por eso, a veces,  cuando deseo que reviente este amasijo de mierda que es, me truena la cabeza.
“Te vistes y pintas como una puta.” Son las únicas palabras que me vomita cuando cruzo por delante del sofá en el que vive. Allí come, duerme y consume su vida.
Me visto, me pinto y me muevo como una puta porque es lo que soy.
Sus palabras me resbalan como salmos lejanos, no me dicen nada, ni siquiera me duelen.
Empecé a venderme cuando tenía catorce años, algo había que hacer. Ella, mi madre, andaba todo el día colgada del caballo. No teníamos nada, sólo miseria. Vivíamos en el mismo cuarto en el que ella continua haciéndolo hoy. Un sofá cama que compartíamos, una mesa vieja y cuatro sillas rescatadas de un contenedor. En las paredes, nada, mugre y un calendario del año 1978, el año en que nací.
No sé quien es mi padre. Creo que no existió nunca. Los hombres de mi madre iban y venían sin solución de continuidad, nunca se quedaban más que unas horas. Sólo recuerdo a uno. Un tipo nauseabundo que esperaba en la puerta de casa hasta que la veía llegar. Media papelina a cambio de una felación en el mismo portal. El precio se incrementaba cuando mi madre quería la papelina entera, entonces subía a casa y se quedaba allí toda la tarde. Lo vi en varias ocasiones al volver del colegio. Me aterrorizaba.
La tarde que encontré a mi madre medio muerta, tirada en el mismo sofá que en el que ahora mata las horas, con la jeringuilla clavada entre el pecho, como si hubiera buscado el corazón, me oriné encima de miedo. A su lado, roncando, el tipo del caballo. Intenté salir de allí sin hacer ruido pero no pude. Me tiró contra el camastro en el que vagaba mi madre. Me aplastó la cara contra el almohadón y casi me ahoga, no podía respirar. El pelo de mi madre me llenaba la boca y por la nariz no me entraba nada más que el hedor del perfume que usaba. Me levantó la falda, me arrancó las bragas y me penetró mientras me decía al oído que era mejor así, continuaría siendo virgen. No pude gritar.
No sé lo que tardó en dejarme marchar. Nada volvió a ser lo mismo.
Me pinto los labios frente al espejo que hay junto a la puerta. Le dejo unos billetes sobre la mesa mientras la veo tumbada en el sofá. Tengo que ir a trabajar, soy puta, la carne fétida no reventará jamás y el mundo es una mierda.

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿ENGENDRANDO PESADILLAS? NO CON MIS IMPUESTOS


Había pensado en escribir en relación  a la angustia, sobre como el peso de lo que te oprime en silencio deja de pesar cuando se tiene la oportunidad de hablar sobre ello. De hecho, esta noche de insomnio he pensado mucho y  sabía lo que iba a escribir. Pero de momento lo aparco. Tengo dos razones para hacerlo. La primera, que no sé cuánto dura la liberación, hay que contrastar la conclusión y, la segunda, porque leo en la prensa que el Estado (el español) gastará  más de 6.000 Euros en un tratamiento de fecundación in-vitro para la inseminación de la terrorista de ETA Nerea Bengoa compañera de otro terrorista, Txomin (Fernando García Jodrá), miembro éste último del comando Barcelona de ETA.
Para quienes no lo recuerden les diré que Txomin  fue uno de los asesinos de Ernest LLuch, que para quienes no lo sepan o lo hayan olvidado, era un político, ex-Ministro, catalán, socialista, escritor y profesor universitario. Murió asesinado por la banda terrorista ETA en el año 2000, en el parking de su casa. Txomin cumple condena por este asesinato y ahora pretende engendrar, junto a la terrorista Nerea Bengoa, (colaboradora liberada del Comando Araba) un hijo, vía fecundación artificial, a costa del Estado español, de su sanidad pública, eso sí.
Me produce hilaridad. Varias son las cosas que me la producen, entre otras, que unos tipos que no dudan en matar a sangre fría quieran engendrar un hijo, eso me produce escalofríos ¿Qué puede salir de semejante unión, sea por las partes húmedas o por la frialdad de una probeta? ¿Deben mis impuestos, españoles y catalanes, por supuesto, pagar los experimentos de dos tipos caprichosos que toda su vida va dirigida a destruir todo lo que huela a España y no dudan en matar a quien sea? ¿Deben dos condenados, no rehabilitados ni reinsertados, que no han pedido perdón en su vida de mierda, disfrutar de la posibilidad de someterse a un tratamiento vetado a muchas familias españolas a cargo de las arcas del Estado que detestan? ¿Deben poder beneficiarse de las ventajas del estado de derecho, de sus prestaciones, los que no han hecho jamás el gesto de indemnizar a sus víctimas y ni creen en el Derecho, ni respetan la vida humana? ¿Qué clase de educación, de  valores, de vida, pueden dos tipos tan repugnantes como estos dar a un niño?
Puedo seguir haciéndome mil preguntas y que la vena del cuello se me siga inflamando, pero hay algo con lo que no han contado estos dos (Txomin y Bengoa), la naturaleza a veces se nos pone de cara a los demás y, es sabia. De momento, el tratamiento en cuestión no ha dado resultado. Tal vez se hayan perdido unos cuantos miles de euros que bien podrían haberse empleado en otras personas, pero yo me alegro de la pérdida. Que Bengoa y Txomin sigan jugando a la “quimicefa” si quieren pero no con mis impuestos y, sobre todo, que no nos engendren un monstruo como ellos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

MUDITOS



He descubierto que las esperas en los aeropuertos me enferman. Me deprimen. La sensación de pérdida caóticamente ordenada que allí se respira termina por traspasarme siempre. Supongo que es por eso que, cuando la demora es larga, termino el viaje (el de vuelta por lo general), hecha unos zorros. Con el tiempo he aprendido a desplazarme por las terminales portando todo tipo de cachivaches (ordenador, teléfono, libros, revistas, cordaje para macramé, plastilina sintética, etc.), de todo para evitar tener tiempo muerto que me lleve a pensar en el ambiente deprimente de las salas de espera. Prefiero no hacerlo, ese  entorno y estado de ánimo, entre derrotista y melancólico que huele a queroseno y que lo invade todo, me agota.
Ayer mi avión sufrió una demora terrorífica. Agoté la batería del portátil, la del teléfono, terminé el libro que llevaba encima, me negué a leer el “Hola” y mi puerta de embarque, a esas horas de la noche, estaba lo suficientemente desolada como para no intentar emprender una excursión en busca de destinos más animosos. Apenas diez personas esperando para volver a casa. Me resistí hasta que pude, intenté no pensar. Me leí el prospecto de los ibuprofenos que llevaba enchufándome todo el día, y lo hice con tal intensidad que cualquiera hubiera podido afirmar que estaba descifrando el Código de Amurabi. Pero no, sólo estaba demorando la entrada al terreno pantanoso del “debería”, “tengo”, “voy a…”. Terrenos al que se entra solo, porque en él flotan decisiones, sobre cosas y personas,  que únicamente en solitario podemos tomar. Reflexiones que aparcamos porque nunca se encuentra el momento oportuno para empezar, terminar, poner sobre la mesa cuestiones que lo requieren ya sin demora. Así que, sin poder evitarlo, caí ahí, en un submundo personal, íntimo y solitario. Eché de menos un guiño y me contuve para no preocupar a nadie.
Recordé, y no pude evitar sonreirme, la conversación que el jueves, a última hora de la tarde, entre cañas y guiris, tuve con un tipo estupendo. Pensé en que, como a él, los años me han convertido en un ser más mudito. Puede que sea, por no preocupar a nadie o porque los años te enseñan que algunas cosas son sólo propias y llegué a la conclusión que, quiza, eso, no sea tan malo. Tal vez en las próximas cañas se lo diga. No, con toda seguridad, se lo diré y yo, por supuesto, procuraré coger más el tren.

Manolo Garcia - Pajaros de Barro

viernes, 24 de septiembre de 2010

EARL GREY


Creía sufrir una transformación casi divina desde que ella marchó. Estaba tan convencido que cuando, a modo de saludo cortes, le preguntaban “¿Cómo estas?”, respondía dando hasta el último detalle del nuevo estado en el que vivía. Su último delirio majestuoso, la recién adquirida capacidad de mutar del color al blanco y negro en función de su estado de humor. En las últimas semanas se había convertido en el negativo de su propio yo. Ahora lo veía todo bajo la gama de los grises. Al principio le hizo gracia, le daba la sensación de estar en medio de una película antigua pero, a medidas que pasaron los días, la falta de color empezó a agobiarle. Comenzó a pensar que lo que él creía una buenaventura pasajera podía eternizarse. En sus momentos de lucidez no encontraba ninguna explicación a la perdida del technicolor. Tal vez, ese verse por su cara B, fuera  la consecuencia de la decisión de su inconsciente incontrolado. Empezó a preocuparse. Visitó a decenas de médicos que le dijeron que no sufría enfermedad alguna y que tal vez debería tomarse una vacaciones, o  quizá visitar a un psiquiatra. Cuando desconfió que la ciencia le devolviera a su estado policromo, acudió a los curanderos más estrafalarios. Durante meses le marearon y su situación no mejoró. Una mañana, mientras intentaba afeitarse descubrió que la sombra que habitualmente se le dibujaba bajo el cuello, había desaparecido. Fijó su atención en las ojeras que tenía desde niño, habían desaparecido. Cerró los ojos con fuerza, se los frotó hasta hacerse daño, pensando que de esa manera, se le revelarían de nuevo sus matices. Al abrirlos, descubrió que se había convertido en una figura plana, sin dimensión, la gama de los grises había desaparecido. Blanco, negro y sin volumen.
Por fin lo comprendió. Se tumbó sobre la cama, cerró los ojos. Sólo le quedaba esperar, en menos de lo que creía, no quedaría nada. Se había ido descargando, sin remedio, y nadie lo sabría.


pt - Amos Lee: Colors

jueves, 23 de septiembre de 2010

“Hominidus Enchufatis Rastreatorum”


A fuerza de matar horas en los aeropuertos, he descubierto una nueva clasificación del ser humano “Hominidus Enchufatis Rastreatorum”. Sí, existe en todos los aeropuertos del mundo, se lo puedo asegurar. El “Hominidus Enchufatis Rastreatorum” (de ahora en adelante HER), pueden ser sujetos pertenecientes al género tanto masculino como femenino, si bien el estudio realizado apunta a altos índices de testosterona en los HER que recorren husmeando insaciablemente la terminal aeroportuaria a la que llegan. La finalidad encontrar un enchufe a la corriente eléctrica al que adosarse con su portátil, smartphone o cualquier otro cachivache electrónico que le permita comunicar con el resto del mundo menos con los que tiene sentado a su lado.
Los HER se delatan, inicialmente, por mantener la vista fija en todos los rodapiés que van encontrando a su camino y una permanente mirada de cabreo al ver que otros HER se le han adelantado en la búsqueda del preciado enchufe.
En este mismo instante, desde la atalaya que es la cafetería de la Terminal 1 del Aeropuerto del Prat, tengo algunos a mi alcance. Me dan un poco de miedo, debo reconocerlo, no porque yo ande enchufada (una es previsora y se trae la batería del móvil, del portátil, incluso la de la Epilady cargadita de casa), pero me miran con cara de envidia al ver como aún tengo reservas en mi batería.
Quiero seguir viviendo un poco más, así que voy a cerrar disimuladamente la tapa de mi portátil, lo guardaré con cuidadito en mi bolso, y voy a silbar, como el que no quiere la cosa, para que estos HER que miran insaciablemente mi batería se alejen. Flus flus.

Eurythmics - Sweet Dreams (Noisia Rmx) (Drum, Darkside).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

MINIMALISMOS X


Él iría al futbol. Ella a la compra, pondría la lavadora, prepararía la cena, bañaría a los niños y llamaría a su suegra. Pasados seis meses. Él sigue las noticias con el teléfono en la mano, una nurse pone la lavadora, prepara la cena, baña a los niños y llama a Tbilisi. No sabían que ella fumara (ella tampoco).

martes, 21 de septiembre de 2010

INCERTIDUMBRE


Dio la vuelta sobre la cama hasta quedar de costado. El pelo se le revolvió formando una masa indefinida en la almohada aún caliente. Apoyó la nariz y aspiró profundamente, quería que se le colara hasta el último aliento que de él quedara allí. El día se presentaba perezoso y no tenía intención de moverse. Cuando marchó, le lanzó un beso con los dedos mientras le guiñaba el ojo. Cerró la puerta despacio. No volvió a dormirse. El sol empezó a colarse por la ventana y una veta de luz le recorrió la espalda. Al recordarle, sintió que el pensamiento se le colaba por la humedad resbaladiza de entre sus piernas. La felicidad debe ser esto, pensó. Sus manos volvieron a buscarle donde ya no estaba.
 
© Fotografía: "Incertidumbre" Eduardo Medina

lunes, 20 de septiembre de 2010

REFLEXIONANDO (YO, MI, ME, CONMIGO)


Voy sentada en la parte trasera del autobús. Siento predilección por esos asientos. Extrañamente, va vacío y sin embargo, a mi lado, aunque hay mil sitios libres, se sienta una mujer. Va pulcramente vestida y lleva un bolso gigante. Lo abre con cuidado y de su interior saca un artefacto protegido con una funda. Un libro electrónico.
Miro el que tengo entre las manos, una edición barata de Baudelaire. Tiene las tapas un poco dobladas. De él sobresalen algunos papelitos amarillos. Paso las páginas con un gesto rápido de mis dedos y veo algunas anotaciones en los márgenes.
Miro el portaminas que reposa sobre mi bolso y miro su libro, el de la estupenda mujer que viaja a mi lado. Contemplo la fotografía de mi contraportada y veo la etiqueta de la tienda donde lo compré. Aquel día llovía, pero eso fue hace mil años.
Entre las páginas llevo una fotografía y una nota. La primera la recuperé hace poco, la otra, la escribí yo misma en un trayecto de tren.
La mujer que está sentada a mi lado, mira mi libro, me mira a mí y sonríe. Lo hace con un poco de suficiencia y vuelve a su pantalla.
Me entristezco. Quizá sea el día o el tiempo, o esa tecnología que lo hace todo más eficaz pero que termina matando algunas cosas que para mi son fundamentales.
Me gustan los libros, los de papel. Me da igual que sean de tapas duras, blandas o encuadernaciones en piel. El gesto de acercarme a una librería, entretenerme leyendo entre páginas y elegir, es esencial. Necesito oler, tocar, ver. Debo ser un desastre, pero por el momento, aún sabiendo que el futuro pasa por el libro electrónico, yo, que soy muy mía, y cada uno de los ejemplares que tengo en mi casa, llevan una historia aparejada, continuaré comprando los libros de  siempre, los de toda la vida, esos que siempre tengo a mano cuando busco, no sólo lo que entre sus tapas guardan sino, incluso a veces, el recuerdo de alguno de los momentos que para siempre ya los acompaña.

Edith piaf - sou le ciel de paris

viernes, 17 de septiembre de 2010

DUBLINESCAS (Fragmento) -Enrique Vila-Matas-


"La realidad sabe escabullirse perfectamente detrás de una sucesión infinita de pasos, de niveles de percepción, de falsos sondeos. A la larga, la realidad resulta inextinguible, inalcanzable. Aunque sea a tanta distancia, por fin vi algo de Dublín, lo vi desde lo alto de estos acantilados que se adentran en el mar. Grupos de aves reposan sobre las aguas. La tristeza fascinante del lugar parece acentuarse con la visión de esas escuadras de pájaros sonámbulos, en pleno día, y es como si el vacío se anudara con la honda tristeza y ésta de vez en cuando cobrara voz con el chillido de alguna gaviota.
Trataré de poner en pie y mejorar mi mustia vida de editor retirado. Pero algo se ha desfondado por completo en el cuarto. Alguien se ha ido. O se ha borrado. Alguien, quizá imprescindible, ya no está. Alguien se ríe a solas en otra parte. Y la lluvia se estrella cada vez con más delirante fuerza sobre los cristales y también sobre el aire vacío y sobre el hondo aire azul y sobre lo que está en ninguna parte y es interminable. "

jueves, 16 de septiembre de 2010

UKKONEN


Corre, salta, se esconde tras las ruinas del edificio que acaba de volar. Apoya la espalda contra el muro de piedra que le protege mientras carga la metralleta. Una mirada desafiante, de soslayo hasta el final de la calle. Suena el teléfono. Escucha sin cambiar el gesto, luces psicodélicas le enmarcan. En la pantalla “Game Over”. Son tantas las veces que ha escuchado las mismas excusas. ¿Puede doler el corazón? Es sólo un amasijo de sustancias blandas, no hay sitio para más, no volverá a pasar. Deja caer el teléfono sobre el sofá. Aprieta el mando, vuela un edificio, bombardea la calle, salta, corre, ya no existe el fuera de juego, hoy sabe quien es.

Ludwig Van Beethoven - Sonata No.23, `Appassionata` 23op57c

miércoles, 15 de septiembre de 2010

A PHOTOGRAPHY



Trazó, entre brumas, dos líneas verticales y dos horizontales. En el centro de la intersección un rostro nunca visto que queda esperando unos rasgos desconocidos que lo formen.  Lo convierte en un puzzle sorprendente. Un ruido en la calle rompe la quietud de la noche. Acomoda la almohada preparando el regreso, necesita volver al punto de la intersección aunque no sepa que es lo que ahí se esconde.

martes, 14 de septiembre de 2010

UNA DE TONTOS DINÁMICOS


Que la clase política de este país deja mucho que desear es algo que pienso desde hace mucho tiempo. Llevamos muchos años a la deriva y aún no llego a comprender como nos sostenemos. Pero lo cierto es que tenemos el Ejecutivo que votamos, el que la mayoría de los ciudadanos libremente escoge y el resto, acata. Sin embargo, tal y como se están sucediendo las cosas, creo estar en mi derecho a decir BASTA, que no nos tomen más el pelo.
España está sufriendo una de las crisis económicas más graves de los últimos tiempos. El índice de parados asciende exponencialmente a cada día que pasa y puede ser, yo no lo sé, no soy analista financiero, que este desastre forme parte de la coyuntura internacional. Pero hay algunas cosas que nada tiene que ver con esta internacionalización de la crisis, la inoperancia, inutilidad y mala leche de los que nos gobiernan están haciendo un daño terrible a las estructuras económicas y sociales del país y, sobre todo en la confianza de la gente de la calle. No se puede mentir sistemáticamente para que la apabullante verdad (paro a gran escala, falta de recursos mínimos en muchas familias, educación hecha ciscos, asistencia social nula), quede maquillada y disfrazada bajo palabras altisonantes que esconden bajo el felpudo una realidad que produce escalofríos.
La realidad está en la calle y no se puede andar todo el día camuflando, dando golpes de pintura a la caótica situación económica en la que vivimos. Se nos miente y mucho, se modifican los parámetros para medir desde el paro hasta la capacidad económica de los ciudadanos para que las cifras que presentan en el telediario no los deje como los inútiles que han resultado ser. Esta mentira permanente, más preocupada en crear una falta imagen de progreso y bonanza, no es nada buena cuando lo que hay que hacer es reconocer la dramática situación por la que estamos pasando y arremangarse entre todos para sacar este país y su economía a flote.
A mí, particularmente, me tienen muy harta. Hace mucho tiempo que dejé de creer en una clase política que sólo se escucha a si misma y que ha hecho de la posesión de escaños y puestos de gobierno, el único medio de vida que conocen. No por vocación de servicio a su país, sino por vocación de llenar sus bolsillos, estómagos agradecidos y demás.
Y es que hoy me tienen indignada. Escuchar de la boca del Presidente del Gobierno de mi país, como en un foro internacional, dice que los que están estudiando, formándose después de perder sus empleos (esos que no pueden pagar ni las hipotecas, ni el alquiler de su casa, ni el comedor escolar de sus hijos, etc.), no están en el paro y por tanto no pueden contabilizarse como tales, no sólo me parece una sandez que nos convierte en el bufón de Europa sino que me evidencia, una vez más, que algunos políticos son verdaderamente peligrosos por inutilidad y gilipollsimo congénito.
(Reconozco que el insulto mentando a su madre lo he borrado a última hora).

lunes, 13 de septiembre de 2010

COFFEE PLEASE

Le conocí mientras contemplaba una pintura que yo no entendía. Le ví sentado frente a un cuadro incomprensible al cruzar la sala en busca de la salida. Nunca me he orientado bien. Me perdí por pasillos que se retorcían, una y otra vez, hasta que volví a aparecer frente al tipo que estaba sentado, inmóvil, con la mirada perdida en un cuadro que la sombra de la tarde oscurecía de un modo más que extraño.
Me dolían los pies, había sido mi primer día de trabajo. Me senté cerca, intentando no hacer ruido. Aún no sé como ocurrió pero terminamos en mi casa. No le pregunté su nombre, tampoco él el mío. Quizá porque ni a uno ni a otro nos interesaba en exceso. A veces pienso que al acostarme con extraños sólo me estoy buscando a mi misma.
Antes de marcharse, mientra yo continuaba durmiendo, dejó sobre la mesa de la cocina una taza de cerámica de la exposición en la que nos vimos. Debajo encontré una nota: Una buena noche no sirve de nada si por la mañana no puedes recordarla tomando un café.
No nos volvimos a ver jamás.
A veces, cruzo aquella sala y me sorprendo mirando el banco donde le encontré sentado. La pintura hace siglos que desapareció con la misma itinerancia con la que llegó, pero, no sé porque motivo, desde entonces, cuando camino frente a aquel banco, en el aire flota el aroma a café.


Chucho Valdes - Berceuse a Jessie

sábado, 11 de septiembre de 2010

MINIMALISMOS (IX)


Creía preguntarse lo fundamental. Buscó respuestas sencillas, edulcoradas, gratas, engañosamente cercanas. Meses más tarde su vida tenía el sabor de la fluoxetina a ritmo de 1-0-1.


Bill Evans - B minor waltz (for Ellaine)

jueves, 9 de septiembre de 2010

¡OH!


¿CUANTO LE AMA?

  
POR ESO LE ATURDE

VIDA DE PI (Fragmento) -Yann Martel-


Todavía me hiere un poco aquel acto de desprecio. Cuando has sufrido mucho en la vida, cada dolor adicional es tan intolerable como insignificante. Mi vida es como un cuadro memento mori de arte europeo: siempre aparece una calavera sonriente a mi lado para que nunca me olvide de la locura de la ambición humana(…). 
La razón por la que la muerte se aferra tanto a la vida no tiene nada que ver con la necesidad biológica; lo hace por envidia pura. La vida es tan bella que la muerte se ha enamorado de ella, un amor celoso y posesivo que agarra todo cuanto puede. Pero la vida salta por encima de la muerte con facilidad y en el fondo, lo poco que pierde carece de importancia -como  el cuerpo, por ejemplo- y la melancolía no es más que la sombra de una nube pasajera.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

CAMBIO DE REGLAS


Cada día, a la misma hora, en el mismo semáforo coincido con el mismo tipo. La primera vez que reparé en él fue para lanzarle todas las penas del infierno. Me cerró el paso y casi pruebo el sabor del asfalto. Desde entonces, hace semanas, cada día, sin excepción, nos encontramos parados frente a la misma línea blanca. Apenas un minuto y cambiamos la dirección, él girará a la izquierda y yo sigo hasta la siguiente parrilla. Siempre así.
El semáforo en rojo. La calle está desierta. Es inquietante. Me pregunto que será del coche que conduce el tipo al que jamás he visto la cara, sólo la mano derecha apoyada en la caja de cambios y la izquierda sobre el volante. Cambia a verde y un claxon recorre mi espalda. Miro de reojo. Un tipo sonríe desde el interior del coche. Avanzo unos metros y el mismo coche, ese que cada mañana guarda dos manos, una sobre el volante, otra sobre la caja de cambios, me escolta. Cambio de reglas de juego. Me gusta.

martes, 7 de septiembre de 2010

ASCO


Llegó con los ojos encendidos. Lo esperaba de pie en la cocina, frente al fregadero. Continuó con las manos bajo el grifo, apretó, de modo imperceptible, el estropajo y la pila se llenó de espuma. Se acercó con paso torpe. La agarró por la cintura mientras le colaba por el oído un aliento espeso. Hoy tengo ganas de tí. Miró al frente. La fórmica amarillenta le devolvió el reflejo violáceo del asco contenido.

Sergei Rachmaninov - 4. Etude-Tableau Op.39 No.5 in E-flat minor - Appassionato

lunes, 6 de septiembre de 2010

AUSENCIAS


Hay días en los que, sin motivo alguno, sientes crecer la tristeza. Las aceras parecen más estrechas, el aire se espesa y las ausencias son más ausencias que nunca. Intento no pensar en ello, pero no puedo evitarlo. 

domingo, 5 de septiembre de 2010

AMOR INTERPLATANARIO


Entré y lo primero que me dio en la nariz fue ese olor dulzón que desprende la fruta que ha madurado en exceso y el almizcle. Entre cajones de madera, un hercúleo frutero removía, con unas manos gigantescas y rudas, papayas, cocos y demás. Esas manos, que bien podrían servir para derribar a un toro, colocaban con un exquisito cuidado los lichis pequeños y juguetones que se escapaban rodando de una pila infinita.
No sé si me turbó el olor a fruta madura, las manazas imponentes conjuntadas con la delicadeza del gigantón, o la continua comezón en la papaya, no sé lo que fue, pero he convertido mi vida en una permanente excursión al colmado y mis inversiones en activos negociables de la fruta de la pasión.

danza invisible - sabor de amor

sábado, 4 de septiembre de 2010

ANTIPODAS



Una pareja joven (A), entra en un restaurante, buscan un sitio en el que almorzar antes de volver al trabajo. El camarero les muestra dos mesas, ambas están en el rincón más sombrío del local, son ciertamente pequeñas. La pareja se mira, sonríen y se encaminan mientras ella comenta que no puede haber un lugar más ideal, un rincón verdaderamente romántico, él lo reafirma con la cabeza mientras le cede el paso.
Cuando se sientan, entra otra pareja, ésta no tan joven (B). Buscan una mesa en la que almorzar, dicen tener prisa. El camarero les muestra la única que queda en el local. El mismo rincón que mostró a los jóvenes, igual de oscuro, igual de pequeña la mesa. Se miran, ponen cara de fastidio y se encaminan para sentarse mientras ella comenta que es la última vez que le deja escoger. Él le dice que es ideal, pequeño y cutre como el ring de boxeo en el que lo mantiene todo el día.
La diferencia entre A y B: una hipoteca y doce años de matrimonio.

viernes, 3 de septiembre de 2010

PAPIROFLEXIONANDO


Estoy sentada, de nuevo, en mi butacón. Me viene grande. No ha pasado más de un mes desde la última vez que me senté en él. Entonces me oprimía, necesitaba revolverme continuamente buscando un fortuna ajena inalcanzable. Reclinaba el respaldo intentando descansar, los ojos y la cabeza. Hoy me sobra espacio por todas partes y me pierdo en el asiento, ni siquiera consigo que los pies rocen el suelo. El teléfono se ha convertido en un gigante y el bloc de notas rezuma histerias perpetuas.
Me columpio en el butacón. He menguado como “Alicia in Wonderland”. Sólo caben dos posibilidades, o éste ya no es mi puesto o, en realidad, aun no he vuelto.

Serge Gainsburg - Comment te dire adieu

miércoles, 1 de septiembre de 2010

SHOW MUST GO ON

 
Terminal del aeropuerto de Siem Reap (Camboya). Miro a mi alrededor. Mi viaje llega a su fin. Dejo aquí algunos pensamientos que metí en la maleta pero no vuelve más ligera, sino todo lo contrario. He descubierto que el bien viaja de la mano del mal formando una alianza indestructible, que el amor no siempre es eterno, que la distancia, la que sea, es el olvido, que el tiempo no cura nada sólo anestesia y adormece, que seguimos vivos y sólo contamos con nuestra propia compañía. El mundo cada día es más enano y buscamos eternamente nuestro propio yo. 
Llegamos al final pero el espectáculo debe continuar.