sábado, 28 de noviembre de 2009

NO PIENSO EN NADA

Entro despacito, casi de puntillas, no quiero despertar a nadie. En casa se duerme. Apenas un filo de luz por debajo de la puerta apunta que quizás hay vida detrás de ella. Asomo la cabeza y me acerco, poco a poco. Retiro un libro, cierro unas gafas y apago la luz que debe hacer horas que se consume sin alumbrar nada. Es hora ya de descansar, al menos los que puedan.
Me quito los zapatos y me arrellano en el sofá. Hoy la noche se presiente larga. No recuerdo cuando dejé de dormir, así que escojo algo que me de tranquilidad, Ella Fitzgerald o Billie Holiday, cualquiera de las dos o, mejor las dos, primero una y después la otra, no tengo prisa. Empieza a sonar "Misty". ¿Quizás una copa?, podría estar bien. Ha sido una noche muy agradable pero, algo nos ha pasado. Las risas están dejando paso a conversaciones demasiado serias, demasiado profundas y a mí lo que me apetece en estos momentos es no pensar. Si no pienso no siento.
Hacía años que no acudía a ese local. Sigue como siempre. La música, la misma de entonces, y en el mismo rincón, el piano, sólo que ahora Montoliu ya no lo toca. Hoy no lo toca nadie, parece un poco más triste que antaño, quizás sea el humo, apenas un poco de aire para respirar, quizás sean las ausencias. Nuestra Cova dejó de ser cueva hace mucho. En realidad, tampoco nunca fue nuestra. Los únicos dragones que se movían por allí éramos nosotros. Nos decían que éramos demasiado jóvenes, pero era lo que nos gustaba, y allí nos escapábamos siempre que los demás nos dejaban y conseguíamos engañarles y llevarlos a la cueva. Piano, piano y más piano.
- ¿En qué piensas?
- En nada, no pienso.
- Eso no es posible, estarías muerta.
No lo sé. Quizás por eso, porque no queremos pensar, todos nos morimos cada día un poco, y es que aunque lo queramos, aunque repitamos un gesto una y otra vez, nada será como ayer, nada será como hoy, y tal vez el mañana no llegue. Pero eso tampoco importa, el final será el mismo, de eso sí podemos estar seguros.
Ahora sé que es verdad, esta noche no pensaba en nada, en nada que tuviera trascendencia, sólo en pequeñas cosas que me hacen ser quien soy y como soy, todo eso mientras veía colgada en la pared una fotografía que alguien nos hizo hace mil años cuando todo eran risas.

viernes, 27 de noviembre de 2009

SE ESTÁ HACIENDO CADA VEZ MÁS TARDE -Antonio Tabucchi- (Fragmento)

"Encontrar un libro que habla de tu vida en un cajón de una pensioncilla de una ciudad desconocida te parecerá un tópico literario. ¿Verdad, amor mío? Podrías decirme pero ¿Qué me estas escribiendo? Podría contestarte:¿Quién me está escribiendo? Eso es, ¿Quién me está escribiendo y de qué te habló en realidad? Te hablo de lo que ha pasado, de aquello que mi refuturo quiere que yo sea, la trayectoria inversa, complementaria y necesaria de un libro hallado por casualidad en el cajón de una pensioncilla de Oporto. "






jueves, 26 de noviembre de 2009

QUE ME IMPORTA UN HUEVO



Como no me debo a nadie, tampoco creo que interesen demasiado las cosas que digo, me puedo permitir el lujo de contar lo que me de la gana, sin tener que cogérmela con papel de fumar por si alguien se molesta o le disgusta lo que digo o dejo de decir.

Por eso, las cosas que escribo, las escribo como quiero y lo hago sobre lo que quiero. En ocasiones, lo que explico es real, me ha ocurrido a mí; en otras son cosas que me han contado, que he visto, he oído, he sentido o simplemente me las he inventado. ¿Qué más da? A mí esto me entretiene, como a otros les divierte correr por la cinta en un gimnasio y a otros la papiroflexia. Cada loco con su tema.

Los que se dedican a esto de escribir, vamos los que lo hacen se serio y se supone que se ganan la vida con el sudor de su pluma, nos tienen, a los que hacemos estas cosas, por unos cutres que cuelgan sus historietas mal hilvanadas y mal escritas para exhibir en público los diarios que de adolescentes escondían bajo la cama (esto no lo digo yo, esto me lo han enviado a mi en un “bonito” correo electrónico) A mí, todas estas disquisiciones, es que me tocan la Marcha Real, es decir, me importan un huevo, me la sudan o lo que es más rotundo me las paso por el mismísimo Arco de Triunfo de mi persona. Más que nada porque como he dicho, para mí esto no es más que un entretenimiento, no tienen ninguna finalidad más que la del puro divertimento y me sirve, entre otras cosas: para practicar mecanografía e incluso, cuando lo hago en un papel cualquiera con mi “roll-pen” verde extrafino, para mejorar la caligrafía que por culpa de la utilización del teclado y del deterioro neuronal ya parece la escritura de un loco.
Así que visto lo visto, yo no obligo a nadie a que lea unas notas que, como digo, no interesan a nadie más que a mí. Leer no es obligatorio, al que lo haga que le sirva de entretenimiento. Es muy fácil, al que no le guste que no mire, ah! se me olvidaba y que me borre de su lista de "amgüitos", gracias.

http://www.goear.com/listen/090d679/A-quien-le-importa-alaska-y-dinarama

miércoles, 25 de noviembre de 2009

FUNDIDO EN NEGRO

Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro-Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro-Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro- Fundido en negro.

Joaqu�n Sabina - No puedo enamorarme de ti




NO VOY A CELEBRAR EL DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO, NO ME DA LA GANA


Hoy toca hablar de lo que toca. Hoy es el “Día internacional contra la violencia de género” y yo no quiero celebrarlo. No me da la gana. No quiero celebrar derrotas como son que no exista una plena igualdad de trato entre las personas, no quiero celebrar la existencia de una Ley injusta, no quiero celebrar la existencia de un Ministerio que me parece una pantomima, no quiero celebrar la existencia de una jurisdicción sexista (la de los Juzgados de violencia sobre la mujer, que es totalmente inconstitucional por mucho que el Tribunal Constitucional la haya avalado), no quiero celebrar nada que tenga que ver con la demagogia personificada en cientos de casos de violencia entre dos, que nada tiene que ver con la violencia de genero.

Y alguien se preguntará porque motivo colgué el lacito de marras como foto de mi perfil, pues porque creo firmemente que debe terminarse con la violencia por razón de sexo y en definitiva, porque me da la gana. Así de contradictoria soy. Pero también pienso que las cosas se están haciendo rematadamente mal.

Hoy he tenido que leer un importante número de notas de prensa, artículos, correos, etc., hablar de este tema y de lo mal que funciona la justicia para paliar los temas de violencia. Y ahí es donde ya he cerrado los dossiers, los periódicos, me he levantado y he dicho BASTA. Estoy hasta el gorro de tópicos.

El problema de la violencia es un problema de educación personal, social y comunitaria. Punto, nada más.

Descargamos sobre la Justicia toda la problemática de la violencia machista y nadie se ha parado a pensar que cuando los Tribunales de justicia entran en estas cuestiones es que la sociedad por completo ya ha fallado. La justicia en temas de violencia no se preventiva, acude a sancionar aquellos comportamientos violentos que ya se han sucedido. Por tanto por el camino algo ya falló y lo que falló es que no hemos aprendido que los seres humanos pertenecemos a dos sexos, con características distintas, pero con iguales capacidades para absolutamente todo. El trato como iguales, como personas, es lo que está fallando en esta mierda de mundo en el que estamos viviendo.

No me gusta la Ley Integral contra la Violencia de Género, no me gusta la existencia del Ministerio de "Desigualdad", no me gusta que exista una Jurisdicción que sólo se dedica a Juzgar a los varones, no me gusta que me traten con condescendencia cuando, siendo mujer, se me tendrá cuenta para ver si debo ocupar o no un determinado puesto en función de las cuotas que existan. Da igual que sea una petarda si doy con la cuota en el momento oportuno tengo el puesto asegurado.

No me gusta nada que me discriminen, ni que sea positivamente, por ser mujer. Porque sólo quiero que me traten como una igual, tener las mismas oportunidades que el señor que tengo al lado. Porque eso se lo que me enseñaron en mi casa y porque es lo único que realmente puede hacer que el mundo no pierda el norte y que los hombres y mujeres empiecen a tratarse como iguales desde sus evidentes diferencias.

La educación es la piedra angular de todo. Los hombres y las mujeres somos completamente distintos, entre otras cosas por la educación que unos y otros hemos recibido. Pero las diferencias deben servir para complementarse pero no para imponerse unas a otras, da igual la dirección en la que nos movamos. Los estereotipos están implantados en nuestra educación y eso es precisamente lo que se debe erradicar porque estamos haciendo un flaco favor a los que vienen detrás nuestro.

No podemos hacer la vista gorda ante los monstruos que nosotros mismos estamos creando. Parimos leyes que crean injusticias en lugar de justicias, creamos normas que en lugar de proteger acaban arrojando la gente a los pies de los caballos por falta de medios y recursos, pero mientras tanto nos llenaremos la boca diciendo que somos el país europeo, casi mundial, con la legislación más avanzada en materia de regulación de violencia e igualdad. La educación es fundamental, lo demás es puramente accesorio, sin lo primero nada va a funcionar.

Así que hoy no voy a celebrar nada.


martes, 24 de noviembre de 2009

Te quiero y se lo digo al mundo, pero sólo "in articulo mortis"



Se casaron "in articulo mortis". Escuchar esta frase me hace sentir escalofríos, no por el tema matrimonial sino por lo de "mortis". Los escalofríos de ayer fueron tras escuchar una historia, real, la de dos personas que tras convivir durante más de 25 años, dos hijos en su cuenta del haber, y él con un cáncer terminal, habían decidido contraer matrimonio "in articulo mortis", en la habitación de un hospital cualquiera de la seguridad social. Quien me lo contaba, no tiene nada de fantasioso, sino todo lo contrario, tiene los pies muy asentados en el suelo, y me relataba todavía "chocado" la absoluta emoción que percibió en los contrayentes y las miradas de amor que se proferían mientras daban su consentimiento a una unión matrimonial que estaba destinada a no durar más allá de los próximos cinco días.
En la habitación, según me cuenta, unas sábanas simulando unos cortinajes, unos ramos de flores que las enfermeras de la planta habían colocado en un gesto por borrar la frialdad de la estancia; nada de aroma a jazmines y a azahar, en el aire la espesura del olor de los desinfectantes y de la morfina, hoy reducida a su mínima expresión para que la lucidez permitiera al esposo consentir lo que allí se celebraba. Nadie podía evitar tener en frente al convidado de piedra, el que lo motivo todo: la muerte.

No seré yo quien juzgue nada, no seré yo quien hable de las bondades del matrimonio y de lo poco o mucho de complicado que tenemos las personas en nuestra cavidad cerebral. Como siempre digo, casarse o no casarse es una opción en la formalización de unas relaciones y cada uno puede decidir como lo hace y el motivo por el que lo hace.
Pero a mí, me cuesta entender estas situaciones. No puedo entender el esperar a última hora para decirle a la sociedad y al mundo que aquel hombre o aquella mujer, son lo más importante en tu vida, con quien has decidido que llevaras adelante un proyecto vital y que se lo haces saber a través de unos ritos (civiles o religiosos, que más da) que van más allá del simple compromiso personal. No me cabe pensar en motivos espurios tales como "quiero que se quede la pensión de viudo/-a, quiero que herede mis bienes, etc.", pues eso tiene mil maneras de solventarse sin tener que pasar por adquirir los compromisos (que no los digo yo, sino que los marca el propio Código Civil o el religioso que toque) que el matrimonio supone y que sabemos, en este caso, tendrá una duración no sólo finita en el tiempo, sino con final inminente.

Se casan porque se quieren. ¿Pero no se querían hace 25 años, hace 15, hace 10 o hace 6 meses?, ¿Es un acto de verdadero amor y compromiso o es una patochada social por muy emotiva que ahora nos parezca? Yo no termino de comprenderlo, pero es que a fin de cuentas hace ya mucho tiempo que dejé de entender nada. Me gustaría que alguien me entregara ya de una vez el maldito manual de instrucciones de esta puta vida o al menos el que nos dice como entendernos unos a otros.

Sin embargo, por mí que no quede: "Felicidades a los novios" aunque hasta aquí llegue el tufo a muerte y desidia.




domingo, 22 de noviembre de 2009

UNA NUEVA PERSONA HUMANA EN MÍ, MISMAMENTE




Algo empezó a rondarme el jueves, una comezón extraña. En lugar de pensar que estaba incubando una buena gripe (no sé si A, B, C, ó D), pensé que estaba empezando a tener una revelación, entrando en una tercera fase de mi conocimiento interior, que estaba resurgiendo cual ave fénix de sus cenizas, una nueva persona humana en mí, mismamente.
Lo sé, lo sé, la imaginación me mata, y mis ganas de diferenciarme del común de los mortales también. Pero es que no era fácil no creer en que estaba frente a la nueva construcción de mi estupendísima personalidad pues, como digo, junto a la comezón, a ratos tenía una especie de delirios poco normales (creía entender cosas que hasta hace algún tiempo no entendía; mi empatía funcionaba incluso con los que últimamente andan puteando la “situación”; veía a las palomas como la encarnación de algo extraordinario y tenía “visiones” sobre lo que estaba ocurriendo en otros mundos), por lo que, no cabía duda alguna de que algo extraño y extraordinario tenía que estar pasando.
Como la cosa se arrastraba desde el jueves, pensando que me estaba transformando en una especie de ser superior, el viernes tenía que dar un golpe de efecto. Pero como todo se me precipitó de un día para otro, en ese momento no me cabían grandes gestos de rebeldía (agenda de infierno, comida para una nueva colaboración profesional, la cuestión doméstica de esa mejor ni hablamos) así que decidí que al sobrio traje chaqueta le iban a acompañar unas estupendísimas medias tupidas de color fucsia, ese sería mi gesto de rebeldía en la nueva vida en la que estaba entrando.
El ataque rebelde aguantó todo el día, si bien con alguna que otra extraña mirada que yo atribuía al deslumbre que mi nueva aurea provocaba en quien tan atentamente me observaba. Y eso duró hasta que entrada ya la tarde, alguien que no entiende que es eso de rebelarse contra nada, me espetó en toda la geta mientras me miraba las piernas como si en lugar de tenerlas a continuación del culo las tuviera puestas una en cada sien: “quien te ha engañado para que te pongas eso. ¿Qué te has tomado?, tienes los ojos vidriosos”. Ipso facto, me puso la mano en la frente y me dijo: “Anita, tienes fiebre, creo que deliras, tómate algo y métete en cama.” óbviamente no le hice caso, pensé que no era más que otro incapaz de ver donde empieza una extraordinaria y genial personalidad, así que ni caso y yo a lo mío.
Sin embargo, el sábado por la mañana pude comprobar cómo ciertamente estaba delirando. Un viaje a “Mercadona” y comprobar cómo en la pescadería los mejillones se movían agitando sus valvas a una velocidad de vértigo como dándome los buenos días, las cigalas aplaudían y los boquerones saltaban haciendo cabriolas cómo los saltimbanquis del “Cirque du Soleil”, todo mientras solicitaba me pusieran un rodaballo, me hizo pensar que algo no iba bien y que quizás sí que debería ir a ver al médico o por lo menos a mi farmacéutico.
Así que mi delirio místico-egocentrístico terminó con la transfusión en vena de un kilo de antigripales, 20.000 paracetamoles, un litro de caldo en tetrabrick, y una llamada al móvil que me decía: “Anita que sea la última vez que colocas el toner de la fotocopiadora a la cafetera y las cápsulas de la “nespresso” al fax”.
Menos mal que mañana, si no he muerto en el intento de superar el fin de semana, tengo que viajar y no me verán en la oficina, no sabría cómo justificar las cosas dichas a algún que otro compañero, el aspecto con el que acudí a trabajar el viernes, ni el porqué mandé a la mierda al mejor cliente que tenemos.
Hoy ya he vuelto a la normalidad, y la medias están de nuevo en el cajón de mi cómoda a la espera de que las rescate de nuevo para otro envite personal. Cosas de la gripe.


sábado, 21 de noviembre de 2009

OLVIDAR NO OLVIDANDO



Cuantas veces, mientras estuviste frente al papel, pensaste en hacerle llegar una nota. Algo había que decir, pero no sabías el qué. Y es que quizás no había nada que decir, nada que contar. Fueron cientos de veces y cientos de cartas las que empezaste y nunca terminaste, porque no sabías que es lo que podías escribir que reflejara fielmente el desasosiego, la añoranza y la soledad que sentías en ese momento. No querías complicarte la vida. No querías que trascendiera que por un instante el mundo se tambaleó y dudaste de ti mismo, de tu existencia, de tu futuro, de tu propia vida. Hoy cuando ya ha pasado el tiempo, haces balance y, pese a lo sosegado y sin riesgos del tiempo transcurrido, te pesa aquello que, aún no sabes por qué, no pudiste, no supiste, no quisiste decir. Aquellas notas, que aun conservas, que son parte de tu memoria, hace mucho que empezaron a amarillear. Son el último cordón umbilical que te une a aquello que sabes existió y del que ya no conservas más que una memoria totalmente deslucida y el sabor agridulce de saber que por un tiempo te hicieron sentir vivo de nuevo. Porque amar es sufrir, porque amor y sufrimiento son las dos caras de la misma moneda y sentir la dualidad de ese sentimiento sólo significa que estás, estuviste, vivo.
Y hoy, mientras las manos ya envejecidas repasan aquellas notas, las observas y ves que se han ido impregnando del sudor de tus manos, ese sudor que te inunda el cuerpo mientras un escalofrío te recorre la espina dorsal. No quieres recordar el último instante en que estuviste junto a ella, que la viste, que la sentiste cerca, y sin embargo, por necesidad vital, acudes recurrentemente al recuerdo del primer segundo en el que decidiste que era mejor girar la espalda al destino y olvidar “aquello” que no eras capaz de encajar en ningún sitio. Así has seguido durante años, entre olvido, calambres y sudores.
Ha pasado el tiempo, tus notas se han convertidos en simples apuntes de historias ajenas que nadie vivirá, que nadie escribirá porque a nadie más que a ti interesan, historias corrientes de álguien que por un instante amó de una manera irracional. Y ahí seguirán, guardadas en una carpeta que no contiene más que los retazos de una vida, pedacitos desencajados y deshilvanados, sin ninguna conexión ni lógica alguna, salvo para tí que durante años has procurado no perder esas cuatro notas que te han permitido ser consciente de que en un momento de tu vida decidiste olvidar no olvidando.



viernes, 20 de noviembre de 2009

BIENVENIDA AL MUNDO REAL, TIENE UD. UN VIRUS



Tacha en el calendario: uno, dos, tres, cuatro…y al mes siguiente, otra vez: uno, dos tres, cuatro. Y así, cada mes desde hace por lo menos más de porrotón de años. Regularidad absoluta en el tachado de calendario. Mira el calendario, algo no va bien, este mes no ha tachado nada y el anterior tampoco. No se ha dado cuenta hasta ahora, cosas de la voragine en la que vive sumergida, "un merder" que diría Núria. Mira el calendario, hoy tiene que pagar la hipoteca, lo recuerda perfectamente. Desde que se separó ha pegado notas en todas las partes de la casa para acordarse que sin falta el 20 de cada mes debe ingresar el importe de una cuota que no sabe si podrá soportar mucho tiempo. Vuelve a contar, uno, dos, tres y así hasta 64. No puede ser. No es Ana Rosa Quintana. Vuelve a contar, uno, dos, tres, nuevamente 64. Una carrera hasta la farmacia y vuelta corriendo a casa, dos llamadas por telefono una de terror, la siguiente de llanto. Un bote. Un pis. Bienvenida al mundo real, acaba de ser agraciada con un virus y no precisamente el N1H1.

p.d. Dedicado a mi amiga Berta que tras llorar un mar, ahora ya está tejiendo patucos y a mi mismamente porque me cae otro amadrinaje fijo.

http://www.goear.com/listen/766a6f2/sorpresas-te-da-la-vida-pedro-navaja


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Más huerfana que nunca.



Acostarse tarde, no por puro placer, sino por las malditas obligaciones; estar cansado, muy cansado; llevar en la espalda más carga de la que uno quisiera (colocada por uno mismo ante la incapacidad de decir no cuando debió hacerlo o simplemente, porque la vida sea eso, ir llenando la mochila que nos colocan nada más nacer), provoca que las noches, en ocasiones, se conviertan en auténticos “paseos” nocturnos. Te duele el cuerpo, te duele la cabeza e incluso un poco el alma. La cama no es el mejor sitio para encontrar la calma, sino todo lo contrario.
Será porque todo anda “patas arriba” o precisamente porque ayer uno de mis mejores amigos, durante una de las comidas más agradables que he tenido en los últimos meses, me describió a la perfección, hoy apenas he podido dormir. Me fui con el “ru-run” en la cabeza tras oír lo que, aseguro, no quería oír, pero es lo que tienen los amigos de verdad, lo que te quieren y están contigo, pase lo que pase y pese a quien le pese, que las verdades te caen sí como sí.
Así que hoy, pese al manido cansancio, la vida hecha una mierda, el dolor que no lo quitan ni los malditos ibuprofenos, me he tumbado en la cama (hacer ver que uno duerme a veces provoca, por puro mimetismo con uno mismo, el poder dar dos cabezadas) y repasando mentalmente la existencia llevada hasta ahora y lo que me viene en adelante, me he descubierto con aquella postura con la que siempre vi dormir a mi padre cuando era una niña y me mandaban a despertarle durante las siestas del domingo. Sin poder evitarlo me he sentido más huérfana que nunca.
No me quejo, siempre puede ser peor, sólo que no me gusta.

http://www.goear.com/listen/f914200/Pare-joan-manuel-serrat


Mi openyourmain es un auténtico Buplús



¿Existen las casualidades? Pregunta fundamental. Yo no lo sé pues no dispongo del “Libro Gordo de Petete” que tiene todas las respuestas. Yo de lo único que dispongo es de un termostato vital que me indica, a través de sensaciones, si las cosas están bien o las cosas van mal. No es una gran ventaja, pues pese a gozar del magnífico termómetro y poder jugar con ventaja por ello, suelo pasarme las indicaciones por el mismísimo Arco de Triunfo de mi persona, cuando el termómetro me dice “no, no Anita” y mi músculo cardiaco me dice “Sí, sí Anita”, y así no se puede. Consecuencia: a menudo tengo una batalla campal entre el “ente indicador”, “el músculo cardiaco” y el “multi-cerebro” que tras computerizar datos, suele coincidir con el ente sensorial. Pues eso, un cristo.


Hay una segunda pregunta fundamental, ¿Existen las conexiones especiales y no necesariamente humanas? De las primeras estoy plenamente convencida, de las segundas no dejo de aprender día a día. El problema de las conexiones es que en ocasiones nos dan tanto “yuyu” que salimos por piernas, no nos vayamos a quedar colgados de la maldita conexión, como nos pasa con la ADSL de turno que, cuando menos te lo espera, se va a tomar viento. Pero a eso poco puedo decir, ¿quién es el guapo que ante una “conexión” extraña, que no sabe como gestionar, no ha salido corriendo?. Debo entonar el “mea culpa”, pues en ocasiones salí corriendo y sólo paré al llegar a Albacete. Pero en mi descargo también diré que, en otras ocasiones, me ha tocado recibir a mí, lo cual no me ha gustado un pelo y me ha hecho ser más “openyourmain”. Cosas de la vida.

Pero volviendo a las casualidades y a las conexiones, todas meneadas en el mismo pozal, debo decir que las dos existen y negarlas no es más que un error.

Así que a mí, como el que no quiere la cosa, casualidad y extraña conexión, me ha llevado a coincidir con una cosita extraordinaria, por lo extraña y fuera de lo común que es. Pero yo ya no cuestiono nada, es lo que digo “openyourmain”.

Yo que ando despistada la mayor parte del tiempo, mirándome el ombligo, tropecé de morros con un bicho (no humano) la mar de curioso. Nada más verlo, tan recogidito, me pareció que me susurraba casi como Rodolfo langostino, con acento semi-argentino, aquello de “Llevame a casa”. Pero no, no hablaba y desde luego no olía a pescado.

Así, que me dije “openyourmain” . Aquella extraña criatura, día sí y día también, a la hora de la merienda, aparecía tras el cristal de la ventana que está al nivel de la calle, apoyado en el olmo que el alcalde tuvo a bien plantar frente a la cristalera en cuestión. ¿Quién puede abstraerse de mirar mientras se zampa la merienda y te hace ojitos?. Puesto a observar, me calcé las gafas de “Mr. Magoo” y contemplé como, a ratos sí y a ratos también, el bichito tenía una consistencia especial.
La ventana, como he dicho, da a la calle, así que se asoma cuando le da la gana, y me saluda con unas manitas un tanto extrañas, pero a fuerza de verle y de oír esa especie de gorgoritos que lanza, he llegado a la conclusión que es listo como el hambre (tiene más de dos neuronas y además le funcionan), gracioso (no cuenta chistes pero como si lo hiciera), mimosín (por como se arrulla contra el cristal), ahora bien, nada de pedirle detalles, en eso es un zurre.

A mí, particularmente, me parece monísimo. He podido comprobar que está al quite y que cuando le sobas bajo la barbilla y le dices tres monerías te las corresponde sin dudar, lo que provoca gran alegría. Así que no me importa como es, no me importa que cuando mira se le quede cara de cerillo, sólo sé que ahora, en estos momentos, quiero un Buplús como animal de compañía. Eso es a lo que me lleva el “openyourmain”, a un buplús en toda regla donde la conexión extrasensorial no humana y la casualidad no han tenido parangón.


martes, 17 de noviembre de 2009

"Tokio Blues" de Haruki Murakami (Fragmento)

(P.D.: A veces no sabes porqué eres como un personaje de novela, eso me pasa a mí. Curiosamente, releyendo este libro estos días atrás, recordé haber tenido una conversación muy parecida con álguien. A veces inexplicamblemente pasan cosas y eso.)

"Leía mucho, lo que no quiere decir que leyera muchos libros. Más bien prefería releer las obras que me habían gustado. En esa época mis escritores favoritos eran Truman Capote, John Updike, Scott Fitzgerald, Raymond Chandler, pero no había nadie en clase o en la residencia que disfrutara leyendo a este tipo de autores. Ellos preferían a Kazumi Takahashi, Kenzaburó Óe, Yukio Mishima, o a novelistas franceses contemporáneos. Así pues, no tenía este punto en común con los demás, y leía mis libros a solas y en silencio. Los releía y cerraba los ojos y me llenaban de su aroma. Sólo aspirando la fragancia de un libro, tocando sus páginas, me sentía feliz.

A los dieciocho años, mi libro favorito era El centauro, de John Updike, pero cuando lo hube releído varias veces, perdió su chispa y cedió la primera posición a El gran Gatsby, de Fitzgerald, obra que continuó encabezando mi lista de favoritos durante mucho tiempo. Tomar El gran Gatsby de la estantería, abrirlo al azar y leer unos párrafos se convirtió en una costumbre, y jamás me decepcionó. No había una sola página de más. «¡Es una novela extraordinaria!», pensaba. Me hubiera gustado hacer partícipes a los otros chicos de tal maravilla. Pero a mi alrededor no había nadie que leyera El gran Gatsby. Dudo que lo hubieran apreciado. En 1968 leer El gran Gatsby no llegaba a ser un acto reaccionario, pero tampoco podía calificarse de encomiable.

Pese a todo, conocí a una persona que había leído El gran Gatsby, y nos hicimos amigos precisamente por ello. Se llamaba Nagasawa y estudiaba Derecho en la Universidad de Tokio, dos cursos por encima de mí. Nos conocíamos de vista, ya que vivíamos en la misma residencia, hasta que, un día en que yo estaba leyendo El gran Gatsby en un rincón soleado del comedor, él se sentó a mi lado y me preguntó qué leía. «Elgran Gatsby», le dije. «¿Es interesante?», me preguntó. Le respondí que lo había leído tres veces, pero que cuanto más lo releía más párrafos interesantes encontraba. «Un hombre que ha leído tres veces El gran Gatsby bien puede ser mi amigo», repuso como hablando para sí mismo. Y nos hicimos amigos. Corría el mes de octubre.

Cuanto más conocía a Nagasawa, más extraño me parecía. A lo largo de mi vida, me había cruzado, había encontrado o conocido a muchas personas extrañas, pero jamás a nadie que lo fuera tanto. Leía muchísimo más que yo, pero tenía por principio no adentrarse «n una obra hasta que hubieran transcurrido treinta años de la muerte del autor. «Sólo me fío de estos libros», decía.

-No es que no crea en la literatura contemporánea, pero no quiero perder un tiempo precioso leyendo libros que no hayan sido bautizados por el paso del tiempo. ¿Sabes?, la vida es corta.

-¿Y qué escritores te gustan? -le pregunté.

-Balzac, Dante, Joseph Conrad, Dickens -me respondió al instante.

-No son muy actuales que digamos.

-Si leyera lo mismo que los demás, acabaría pensando como ellos. ¡El mundo está lleno de mediocres! A la gente que vale la pena le daría vergüenza hacer lo que hacen ésos. ¿No te has dado cuenta, Watanabe? Los únicos medianamente decentes de toda la residencia somos tú y yo. El resto son basura.

-¿Por qué lo dices? -Me sorprendí.

-Porque lo sé. Lo llevan escrito en la cara. Basta con mirarlos. Además, nosotros dos leemos El gran Gatsby.


sábado, 14 de noviembre de 2009

Corazón coraza. Mario Benedetti




(Esta semana es el monográfico Benedetti, pero ya se sabe mis filias y mis fobias)

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.




Instantes -Nadine Stair-



Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.

http://www.goear.com/listen/2afdfff/Un-año-de-amor-luz-casal


viernes, 13 de noviembre de 2009

Te deix amor, la mar com a penyora (Te dejo amor, el mar como prenda) Carmen Riera




..Em preguntares què et volia demanar amb aquella manera de mirar-te, com si et busqués l`ànima. .... sempre miraba així quan algú em cridava l`atenció. I fou llavors quan tu, per primera vegada, posares les teves mans sobre els meus cabells. Em feres tremolar de cap a peus i vaig empegueir-me. (...)
... no tingueres prou forces, ni prou confiança en mi; t`obsessionava la idea de que jo algun dia et faria retret d`aquell amor que anomenàvem amistat.
Em sentia buida, borda, distant, quasi no em coneixia. Començava a odiar a la gent, la ciutat... [...]
El teu rostre trist... demanares tot lo contrari que jo t`oferia: l`oblit.
Cada nit t`escrivia i em guardava, curosament, les cartes en un calaix tancat amb pany i clau imaginant que un dia tu les llegiries una per una. [...]
Estava gelosa de tot el que tu feies i jo no sabia.
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Me preguntaste qué te quería pedir con aquella manera de mirarte, como si te buscara el alma. .... siempre miraba así cuando álguien me llamaba la atención. Y fue entonces cuando tú, por primera vez, pusiste tus manos sobre mis cabellos. Me hiciste temblar de pies a cabeza y me turbé (...)
No tuviste la fuerza suficiente, ni la suficiente confianza en mí; te obsesionaba la idea de que yo algún día te reprocharía este amor que denominábamos amistad. Me sentía vacía, loca, distante, casi no me conocía. Empezaba a odiar a la gente, la ciudad...
Tu rostro triste... pediste todo lo contrario que yo te ofrecía: el olvido. Cada noche te escribía y me guardaba, cuidadosamente, las cartas en un cajón cerrado bajo siete llaves imaginando que un día tú las leerías una por una. Estaba celosa de todo el que tú hacías y yo no sabía.

http://www.goear.com/listen/315b1a1/La-tierra-del-eterno-atardecer-cafe-del-mar


jueves, 12 de noviembre de 2009

-Seda- Alessandro Baricco (Fragmento)



-Mi señor amado
Dijo
-no tengas miedo, no te muevas, quédate en silencio, nadie nos verá
PERMANECE ASI, te quiero mirar, yo te he mirado tanto pero no eras para mí, ahora eres para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate como estas, tenemos una noche para nosotros, y quiero mirarte, nunca te había visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos y acaríciate, te lo ruego.
Dijo Madame Blanche, Hervé Joncour escuchaba
no abras los ojos si no puedes, y acaríciate, son tan bellas tus manos, las he soñado tanto que ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así. sigue, te lo ruego, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate señor amado mío, acaricia su sexo, te lo ruego, despacio.
Ella se detuvo. Continúe, por favor, dijo él,
es bella tu mano sobre tu sexo, no te detengas, me gusta mirarla y mirarte, señor amado mío, no abras los ojos, no todavía, no debes tener miedo estoy cerca de ti, ¿me oyes?, estoy aquí, puedo rozarte, y esta seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos tendrás mi piel.
Dijo ella, leía despacio, con una voz de mujer niña,
Tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, en cierto momento sentirás el calor de mis labios, encima, no puedes saber dónde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de improviso.
El escuchaba inmóvil, del bolsillo del traje gris asomaba un pañuelo blanco cándido,
tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las cejas, sentirás el calor entrar en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro, o tal vez sea sobre tu sexo, apoyare mis labios allí y los abriré bajando poco a poco.
Dijo ella, tenía la cabeza pegada a las hojas, y con una mano se acariciaba el cuello, lentamente
Dejaré que tu sexo cierre a medias mi boca, entrando entre mis labios, y empujando mi lengua, mi saliva bajará por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo.
Él escuchaba, tenía la mirada fija en un marco de plata, colgado en la pared,
hasta que al final te bese en el corazón, porque te quiero, morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te quiero, y con el corazón entre mis labios tú serás mío, de verdad, con mi boca en tu corazón tu serás mío para siempre, y si no me crees abre los ojos señor amado mío y mírame, soy yo, quién podrá borrar jamás este instante que pasa, y este mi cuerpo sin mas seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran.
Dijo ella, se había inclinado hacia la lámpara, la luz daba contra los folios y pasaba a través de su vestido trasparente,
Tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que resbalas debajo de mí, tomas mis flancos, me levantas, me dejas deslizar sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote con lentitud, tus manos sobre mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves con lentitud, pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz
Él escuchaba, en determinado momento se volvió a mirarla, la vio, quería bajar los ojos pero no lo consiguió,
mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me levanta, tus brazos que no me dejan ir, los golpes dentro de mi, es dulce violencia, veo tus ojos buscar en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde tú quieras, señor amado mío, no hay fin, no finalizará, ¿lo ves?, nadie podrá cancelar este instante que pasa, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos soltando las lágrimas de mis ojos, mi voz dentro de la tuya, tu violencia temiéndome apretada, ya no hay tiempo para huir ni fuerza para resistir, tenía que ser este instante, y en este instante es, créeme, señor amado mío, este instante será, de ahora en adelante, será, hasta el fin,
Dijo ella, con un hilo de voz, luego se detuvo. No había más signos sobre la hoja que tenía en la mano: la última. Pero cuando la volteó para dejarla vio en el reverso unas líneas adicionales, tinta negra en el centro de la página blanca. Alzó la mirada hacia Hervé Joncour . Sus ojos la miraban fijamente, y ella entendió que eran ojos bellísimos. Bajó de nuevo la mirada al folio.
-No no veremos más, señor
Dijo.
-Lo que era para nosotros, ya lo hemos hecho y tú lo sabes. Créeme: lo hemos hecho para siempre. Conserva tu vida al margen de mí. Y no dudes ni un segundo, si es útil para tu felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora te dice, sin remordimiento, adiós.

martes, 10 de noviembre de 2009

LA GENTE QUE ME GUSTA -Mario Benedetti-


(Otra de mis tontas debilidades)

Primero que todo
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.

"La insoportable levedad del ser" . Milan Kundera (fragmento)


“…El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero, ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma?. Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro…”

“…”Einmal ist keinmal”. Lo que sólo ocurre una vez, es como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto…”

“Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht). Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.”

“¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?”

“La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.”

“Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?”

“Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad? Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo. ¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.”

domingo, 8 de noviembre de 2009

LOS COLORES PRIMARIOS


Coloca sobre la mesa, en una perfecta distribución, tres pinceles, tres botes de acrílico, los colores primarios, un frasco de agua fuerte, dos tiradores y una paleta. La silla, descabalgada, imprime un ligero balanceo a cada inclinación del cuerpo que se ocasiona para ordenar los elementos esenciales de la pintura perfecta, de una existencia impecable.
Al frente, un caballete convertido en soporte vital que sostiene una vana existencia.
Empezará esbozando una línea central, una división a dos. A un lado, debe centrarse lo esencial, lo natural: el magenta, el cian, el cadmio, y nada más. En el costado vecino, la fusión de todo lo anterior, la imperfección reflejada en una combinación imperecedera: el blanco. La definición perfecta de la vida vivida.
Tres trazos, tres colores, tres verdades absolutas: nacer, amar y morir. Todo en estado puro situado a un costado de la tela. El cadmio: el nacimiento, el magenta: el amor, el cian: el fin eterno. Y a partir de ahí, de la combinación de esta paleta, todo lo demás. Pura mistificación de verdades absolutas con el fin de dar cabida a las mediocridades que creamos y discurren por el camino que nos lleva a través de las tres verdades, en un orden preestablecido e inalterable, como todo lo incondicional.
Hoy, sólo dos trazos plasmados, nada más, cadmio cadencioso y magenta majestuoso. El mundo se ha vaciado de mediocridades, no caben en su tapiz. Dos verdades alcanzadas, mil mediocridades combinadas que no van a formar parte de ese primer bosquejo por voluntad del que ha decidido rehacer la pintura de su vida.
Si el fin, como tercera verdad absoluta, está cerca, deberá ser otro quien ponga el trazo azul cian, quien finalice la inacabada estampa que ahora queda fijada por siempre más en la entretela que conforma su vida. No hay espacio para la mediocridad. No hay espacio para nada. Sólo para dos de las verdades absolutas que son las únicas irremplazables hoy por hoy.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

LAS MALDITAS PARTIDAS DE AJEDREZ

 A veces la sensación de fracaso es tan brutal que hace que te replantees tu posición en el tablero. Quizás debes dejar de jugar, abandonar la partida porque olvidaste que las reglas del juego no sirven para nada. Ni el alfil, ni los peones, ni las torres, ni la tan ansiada Reina, están a salvo del manotazo del que pase cerca y decida que la partida ha terminado. Así, porque no le gusta el color de las figuras, la posición que ocupan o simplemente porque cree que ha llegado la hora de acabar con el juego.Uno nunca está preparado para ver, oír, ni sentir determinadas cosas. Hoy, era un día normal, como cualquier otro. Un día de carreras, lo habitual. Nada que fuera inesperado. Sin embargo una llamada y, de golpe, todo se ha oscurecido y he tenido la sensación de que el corazón se me paraba. Miro alrededor y todo parece funcionar a cámara lenta, intento articular una palabra y no hay voz, se ha quedado clavada en mi interior, en alguna parte de la que no quiere salir. Sigo con la vista nublada y mi buen compañero, el que tantas fatiguitas pasa conmigo desde tiempos inmemoriales, decide acompañarme para evitar que antes de llegar al hospital, tenga un accidente y sea yo la que acabe en una cama.
Estamos en la UCI, huele a desinfectante. No nos dejan pasar. Sólo dos personas pueden estar allí. El olor a hospital me pone enferma. Se me acrecienta el mareo y la sensación de vértigo. Vuelvo a ver el mundo a cámara lenta. Recuerdo este pasillo, la última vez que estuve allí estaba a punto de enterrar a mi padre. Hoy me traen otros motivos. Sale Carmen, viste una bata verde y me pide que pase. Creo tener los pies anclados en el suelo, moverlos es mover una tonelada de angustia y de sentimientos de culpabilidad, remordimientos y mala consciencia. Cruzar la puerta que me separa de Isabel me va a costar un mundo y un camino sin retorno. Se me desenfoca la vista, no veo nada. Necesito parpadear insistentemente. Ahora veo una cama, un bulto y un montón de tubos y cables. No voy a poder controlarme, empiezo a notar que se me humedecen los ojos, tengo la vista totalmente nublada y soy incapaz de reconocer a Isabel. Me acerco, intentado no hacer ruido (quizás así logre no despertar a los monstruos que empiezan a crecer en mi interior), los labios reventados, una ceja totalmente partida, una mejilla tapada por un apósito impresionante, la nariz rota y un bulto donde antes había un ojo. Carmen levanta la sábana, y no puedo evitar que las lágrimas vayan por libre, no puedo controlarlas pese al enorme esfuerzo que estoy haciendo. Las piernas irreconocibles, dos cosas, todas llenas de cortes, llenas de golpes
¿Qué ha pasado?. Muy simple, él se presentó en casa de Isabel, como siempre había dicho que haría, la esperó en el rellano de su piso a que volviera de trabajar. Le pegó, la vejó, le golpeó la cabeza contra la pared y la tiró por la escalera. Isabel tiene dos vertebras rotas, una cara destrozada, unas piernas que no la sostienen ni la sostendrán, la consciencia perdida y un procedimiento judicial que no sirvió para una puta mierda.Hoy me siento peor que nunca.

VIVIR AL LÍMITE




Vivimos al límite, caminando por las finas líneas que alguien trazó sin que nos diéramos cuenta, que nos asignaron desde el inicio de los tiempos. No tendremos demasiada escapatoria. El camino esencial está trazado. Pocas cosas podremos hacer para modificar nada. Romper las líneas trazadas, un imposible. Salirse del camino una osadía que pagaremos extraordinariamente cara. Sólo encontramos seguridad si nos limitamos a colocar un pie delante del otro sobre ese trazo que no vemos pero que intuimos a cada paso que damos. Somos animales de costumbres y es tan fácil acostumbrarse a todo, que nos acostumbramos incluso a lo peor.