Como no me debo a nadie, tampoco creo que interesen demasiado las cosas que digo, me puedo permitir el lujo de contar lo que me de la gana, sin tener que cogérmela con papel de fumar por si alguien se molesta o le disgusta lo que digo o dejo de decir.
Por eso, las cosas que escribo, las escribo como quiero y lo hago sobre lo que quiero. En ocasiones, lo que explico es real, me ha ocurrido a mí; en otras son cosas que me han contado, que he visto, he oído, he sentido o simplemente me las he inventado. ¿Qué más da? A mí esto me entretiene, como a otros les divierte correr por la cinta en un gimnasio y a otros la papiroflexia. Cada loco con su tema.
Los que se dedican a esto de escribir, vamos los que lo hacen se serio y se supone que se ganan la vida con el sudor de su pluma, nos tienen, a los que hacemos estas cosas, por unos cutres que cuelgan sus historietas mal hilvanadas y mal escritas para exhibir en público los diarios que de adolescentes escondían bajo la cama (esto no lo digo yo, esto me lo han enviado a mi en un “bonito” correo electrónico) A mí, todas estas disquisiciones, es que me tocan la Marcha Real, es decir, me importan un huevo, me la sudan o lo que es más rotundo me las paso por el mismísimo Arco de Triunfo de mi persona. Más que nada porque como he dicho, para mí esto no es más que un entretenimiento, no tienen ninguna finalidad más que la del puro divertimento y me sirve, entre otras cosas: para practicar mecanografía e incluso, cuando lo hago en un papel cualquiera con mi “roll-pen” verde extrafino, para mejorar la caligrafía que por culpa de la utilización del teclado y del deterioro neuronal ya parece la escritura de un loco.
Así que visto lo visto, yo no obligo a nadie a que lea unas notas que, como digo, no interesan a nadie más que a mí. Leer no es obligatorio, al que lo haga que le sirva de entretenimiento. Es muy fácil, al que no le guste que no mire, ah! se me olvidaba y que me borre de su lista de "amgüitos", gracias.
Por eso, las cosas que escribo, las escribo como quiero y lo hago sobre lo que quiero. En ocasiones, lo que explico es real, me ha ocurrido a mí; en otras son cosas que me han contado, que he visto, he oído, he sentido o simplemente me las he inventado. ¿Qué más da? A mí esto me entretiene, como a otros les divierte correr por la cinta en un gimnasio y a otros la papiroflexia. Cada loco con su tema.
Los que se dedican a esto de escribir, vamos los que lo hacen se serio y se supone que se ganan la vida con el sudor de su pluma, nos tienen, a los que hacemos estas cosas, por unos cutres que cuelgan sus historietas mal hilvanadas y mal escritas para exhibir en público los diarios que de adolescentes escondían bajo la cama (esto no lo digo yo, esto me lo han enviado a mi en un “bonito” correo electrónico) A mí, todas estas disquisiciones, es que me tocan la Marcha Real, es decir, me importan un huevo, me la sudan o lo que es más rotundo me las paso por el mismísimo Arco de Triunfo de mi persona. Más que nada porque como he dicho, para mí esto no es más que un entretenimiento, no tienen ninguna finalidad más que la del puro divertimento y me sirve, entre otras cosas: para practicar mecanografía e incluso, cuando lo hago en un papel cualquiera con mi “roll-pen” verde extrafino, para mejorar la caligrafía que por culpa de la utilización del teclado y del deterioro neuronal ya parece la escritura de un loco.
Así que visto lo visto, yo no obligo a nadie a que lea unas notas que, como digo, no interesan a nadie más que a mí. Leer no es obligatorio, al que lo haga que le sirva de entretenimiento. Es muy fácil, al que no le guste que no mire, ah! se me olvidaba y que me borre de su lista de "amgüitos", gracias.
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