viernes, 31 de julio de 2009

SIN VARITA MAGICA


Recuerdo los cuentos que me contaban de pequeña. Siempre había un Hada buena que todo lo podía. Tenía una varita milagrosa y con ella nos colmaba de todo aquello que queríamos. ¡Que suerte teníamos!

Hoy nos hemos hecho mayores, hemos aprendido que el "Hada Madrina" no existe y por supuesto, no tenemos varita mágica. Anhelamos una vida plena, un amor extasiante, una existencia tranquila, y nos pasamos un mundo esperando a que todo eso llegue. Mientras tanto, el tiempo pasa, y el reloj, como un verdugo, nos recuerda que no hay tiempo, que ha trascurrido en exceso el momento de los encuentros, el de los anhelos y que vas a desaparecer.
No siempre tenemos lo que queremos, y no siempre queremos lo que tenemos. Así es la vida. No nos queda más que seguir caminando, siempre hacia delante, sin mirar atrás, ni siquiera a los costados. Siempre en línea recta para intentar llegar a aquel lugar en el que creemos que seremos felices, que seremos nosotros de verdad. Sin embargo, la felicidad no está allí. La felicidad está en el camino. Con toda seguridad nos dejaremos la piel en él y las heridas nos doleran hasta agotarnos. Pero no hay vuelta atrás.
Ya no puede haber ningún retorno.

ML


VIVIENDO EN UNA MONTAÑA RUSA


Si miras hacía el mar puedes ver, a lo lejos, una montaña rusa de metal. No es más que una atracción de feria, pensada para divertirse mientras miles de mariposas se pasean arriba y abajo por la barriga al impulso de cada curva. Pero si la miras con prespectiva, la verás como una metáfora de la vida misma.
A cada pulso que ésta te reta, tu existencia se convierte en una verdadera montaña rusa.
Hoy estás en la parte más baja de esta atracción, mañana estás en el looping que te marea sin remedio, y al siguiente, sin quererlo, llegas a una línea recta que nada emociona y te deja frio.
Celebremos los loopings que inesperadamente se nos presentan ¿Quién sabes?, tal vez mañana sólo nos quede el recuerdo de aquella ascensión en la montaña rusa y el estremecimiento que sentimos cada vez que tomábamos la curva.

miércoles, 29 de julio de 2009

LICUADA


Tenía serías dudas sobre si no habría empezado a comportarse paranoicamente. No hablaba, vomitaba las palabras, las que tenía clavadas en la boca del estómago. No dormía, se limitaba a no moverse, a respirar cadenciosamente para intentar recuperar el control de su pensamiento un tanto acelerado.
Vuelve a salir el sol, y empieza el drama. Se ha licuado, se ha convertido en un montón de burbujas que recorren su cuerpo, centrándose en el estómago para recordarle que es perfectamente vulnerable.
Ya no hay noción de tiempo, los relojes empezaron a girar al revés. Dos cadencias: la finita, la que empieza todos los días cuando siente su presencia; la infinita, la que empieza cuando se dicen adiós. 
Descontrol, miedo, terror, esperanza, deseo, todo en la cocktelera en la que se convirtió su cerebro.
Y al final de todas esas sensaciones, la maldita encrucijada. Alguien dice que las encrucijadas tiene empalizadas que parecen imposibles de saltar, pero ella sabe que no es cierto, a fin de cuentas hasta el muro de Berlín se fue a pique......


martes, 28 de julio de 2009

LOS MEJORES MOMENTOS


Los mejores momentos, cuando todo está en silencio y el tiempo es verdaderamente tuyo. En mis últimas mudanzas, he ido soltando lastre y quedaron en el contenedor de los trastos viejos los cuadernos de una vida, los patines en línea que tan de moda estuvieron, los collages de fotos, un sinfin de cachibaches que durante años formaron parte del asidero a un mundo conocido.
Recuerdo como cuando con 16 años jugabamos, sentadas en el suelo de nuestra habitación, fumando a escondidas, cuales eran las cosas que salvaríamos si llegara el momento de la destrucción del mundo, de una catastrofe. Este juego tonto nos proporcionó más de una risa y alguna que otra tonta llantina. Hoy lo hemos recordado, por teléfono, cuando me explicabas que tu mundo se ha ido a la mierda (debe ser la tónica del verano). Me has preguntaba si guardaba el "libro de afrentas", aquel en el que, durante nuestros años de BUP, apuntabamos la afrenta sufrida y como podía ser enmendada. Necesitabas un último cartucho Y sí, sólo conservo el "libro de afrentas", todo lo demás, espero, vive convertido en compost urbano.
Recordabas perfectamente, cual era la afrenta que x había realizado, la apuntaste en el libro compartido y querías saber como tenía que redimirla para quedar salvado de la quema.
Prometí mirarlo y volver a llamarte. Pero hoy, cuando han pasado más de 25 años desde que iniciamos el famoso" libro de afrentas," cuando con x has tenido dos hijos y una hipoteca, no cabe redención. Sólo se ha acabado. No puede redimirse querida. Sólo te queda llegar a la casilla de salvada y volver a tirar el dado.

lunes, 27 de julio de 2009

ADIOSES I -BIS-

Llevaban cerca de dos años jugando al juego de la seducción, simulando ser lo que no eran. Hoy sería el último día, estaba dispuesta a poner fin, retomar las riendas de su vida, lo tenía decidido. Se había arreglado meticulosamente para él, jersey de cuello vuelto, falda por debajo de la rodilla, botas de piel marrón, el bolso haciendo juego. Pero más concienzuda había sido en la elección de lo que llevaría debajo de aquel disfraz de apariencia seria y formal, había decidido que hoy no llevaría nada, absolutamente nada, sólo el calor de su piel.
Sabía que él la esperaba donde siempre, bajo el tronco de aquel maldito árbol. Llevaba lloviznado toda la tarde, pero el día era frio. Sin embargo, ella estaba totalmente sofocada, lo sentía por el rubor en las mejillas y por los pezones que se hacían excesivamente evidentes bajo aquel maldito jersey de cuello vuelto. Tenía fiebre, fiebre por él, por la necesidad ya casi animal de juntarse, devorarle, besarle, lamerle cada extremo de la piel de su cuerpo, ese cuerpo tan conocido y a la vez permanentemente escondido. Necesitaba sentirlo dentro, lo quería clavado, necesitaba poseerlo, follarlo hasta sentirse morir.
Subió al autobús, repitiéndose que hoy iba a acabar con este sin sentido. Con esos pensamientos en su cabeza y la excitación bajo su falda, iba llegando a su encuentro. El roce, el leve roce de las piernas al caminar le producía sutiles oleadas de deseo que ya no podía disimular. Nunca había estado más húmeda que aquella tarde.
Y llegó, y allí estaba él, con el cuello de la gabardina levantado. Se miraron de lejos y ella se sintió a punto de reventar, no podía esperar. Y allí seguía él, bajo el mismo árbol de siempre. Se acercó y el la cogió por el talle, la arrimó sujetándola fuertemente hasta que ella sintió que también él estaba totalmente excitado. Sonó un estruendo a lo lejos, la acercó todavía más a su cuerpo y con voz anhelante le susurró en el oído “princesa hoy tampoco, mañana tal vez”.

domingo, 26 de julio de 2009

DORMIR O NO DORMIR, ESA ES LA CUESTION


De natural duermo poco. No siempre ha sido así. Hace algunos años, quizás ya demasiados, me daba importantes homenajes planchando la oreja. Posteriormente, con motivo de un desamor que casi me deja en la cuneta, decidí dormir para que pasara el tiempo del dolor sin sentirlo. Hoy, como digo, apenas duermo. Eso me preocupa (un amigo médico me asegura que estoy destruyendo mis neuronas a marchas forzadas a base de no dormir), pero es que no puedo. O no quiero. No lo sé.
Hoy no quiero, no duermo porque no me da la gana. ¿Un gesto de rebeldía? No. Simplemente acabo de caer en la cuenta de un par de cuestiones que, con la más simple de mis simplezas, no había tenido en cuenta estos días.
No sé si estoy enfadada, decepcionada, o si mi estado actual es producto, precisamente, del deterioro neuronal del que ya me han avisado.
Hoy no duermo porque quiero pensar, y si me voy a la cama, tendré dulces sueños y relativizaré las cosas y no quiero.
Hoy voy a sacar el agua clara a las dos malditas cuestiones, novedosas cuestiones, y cuando vea la luz, las aparcaré en el maldito baul de las cuestiones estúpidas.


PD. Esta nota, puesta a las 4:38 horas de la madrugada, ha sido previamente macerada por varios gintonics, de Bombay shappire "of course" y habiendo superado felizmente la prueba del codo en la rodilla y pulgar en la nariz.

sábado, 25 de julio de 2009

CONFUSION. UNA BUGANVILLA NO HACE VERANO

¿Cuanto dura una noche de verano? Hoy el sol ha tardado en salir más que nunca.
He tenido serias dudas sobre si el reloj avanzaba, no se cuantas veces he mirado la hora. Una cama caliente no es el mejor sitio para estar en verano, una terraza sí.
Salto de la cama, me pongo cualquier cosa y aquí estoy, intentado que este "vergel" urbano que son cinco jazmines, tres hibiscus, dos geranios, una enorme buganvilla y una hortensia moribunda, no sucumban al esta maldita calina. Mientras, ese "yo" bipolar intenta recomponerse por dentro.
Apenas he dormido nada y tengo mejor cara que nunca, quizás más dura, pero mejor que nunca.
Me voy a la ducha y saldré corriendo. Me esperan mis periódicos y un enorme cafe con sólo cruzar la puerta de casa.
Entre confusión y confusión, aún no sé si finalmente me recogeré el pelo o me soltaré la melena.
Lanzo un guiño al cielo y le digo: Chico Listo, hoy te debo una.


CAYENDO EN NUESTRAS PROPIAS TRAMPAS



Tenemos la vida organizada, estructurada y establecida en la comodidad de la monotonía. Nos sentimos relativamente felices. Caminamos en una completa línea recta esperando no salir del renglón que creemos el destino nos tiene marcados. Esa es nuestra propia trampa. No quiero una línea recta, no quiero una vida monocolor, no quiero cruzarme de brazos y esperar que pase la vida.
Falta de aire, hambre de vida.
La bipolaridad, lo siento, es mi bipolaridad.

miércoles, 15 de julio de 2009

De lo incomprensible de algunos hechos.


Hay noticias que sobrecogen el alma.
Las desgracias nunca vienen solas, siempre van acompañadas de otra que terminan convirtiendo la vida en una espiral dramática que parece que nunca vaya a tener fin, dejándonos totalmente desfondados y sin esperanza alguna. Así debe sentirse hoy Mohamed Mimouni. Hace apenas un mes tenía una vida, una esposa, un hijo por llegar. Hace dos días, sólo dos días, tenía un hijo y el comienzo de una nueva vida. En este momento, siente que ya no tiene nada.
Nos parece incomprensible que ocurran hechos como el que ha llevado a la muerte de Rayan. Todos nos unimos a su pena, a su dolor.Pero hoy, no puedo dejar de pensar en otra persona, una enfermera que posiblemente también esté llorando la muerte de Rayan. Una muerte nacida de sus manos y que le pesará toda la vida.
Las perdidas siempre son difíciles de superar, pero se tornan en insuperables cuando es un mismo quien las provoca.
Hoy dan ganas de llorar.
Llorar por Dalilha, por Rayan, por Mohamed y por esa enfermera que, estoy convencida, también ha muerto un poco.

miércoles, 8 de julio de 2009

DE LA IGUALDAD O DE LA PERVERSIÓN DEL SISTEMA (mirando por el tercer ojo)


Hace ya algún tiempo se promulgo la famosa Ley de Igualdad. A partir de ella se supone que todos somos iguales en derecho y obligaciones, los hombres y las mujeres. Partiendo de ahí, se supone que la Administración, sobre todo la de Justicia, debe ser implacable a la hora de aplicar y gestionar sus propios actos, aplicando criterios realmente igualitarios, de manera que cuando se tenga que optar entre "el" o "ella", la decisión se ampare en la capacidad y responsabilidad de uno u otro, y no en si usa bragas o calzoncillos. Pero hete aquí que la realidad siempre supera la ficción y que la Ley, por mucha Ley que sea, termina convirtiéndose en papel mojado. En el perverso sistema que tenemos para la resolución de las cuestiones relativas a las rupturas de pareja y las medidas que deben regular las futuras relaciones entre los ex-, y la de estos con su prole, ninguna trascendencia tiene la tan manida igualdad entre partes, ni la presunta ceguera de la justicia. La justicia no es ciega, sino que está tuerta, mira con un sólo ojo. El ojo de los tópicos, el ojo de la desigualdad; el ojo que ve a la mujer como la más idónea para cuidar a los hijos por el simple hecho de haberlo parido; el ojo que ve en el hombre al simple implantador de "semillitas". Definitivamente y en Justicia, la administración sólo ve por  un ojo, el ojo del culo.

domingo, 5 de julio de 2009

Esto no es sexo en Nueva York...


Hay temporadas que parece que uno va con el paso cambiado. Dices blanco y el mundo es negro, tienes hambre y en la nevera sólo hay un tomate y un yogurt (seguramente los virtuosos de la cocina conseguirían un manjar delicioso, pero yo sólo podría ponerme a llorar), te vistes con gabardina y katiuskas y termina saliendo un sol de justicia, enchufas la lavadora y se enciende el lavaplatos, te vistes de moderna y terminas pareciendo una abuela reciclada, conoces al hombre de tu vida y al segundo beso se ha convertido en rana (o un Enzo cualquiera, ¿verdad, Lola?). Y así son esas temporadas. Los exorcismos no sirven de mucho, pero hoy gracias a un buen amigo, vamos a intentar enderezar el paso. Empezaremos la jornada, con una buena ducha y un café, intentando que no se cale mi anciana motocicleta, me encaminaré hacia uno de los hoteles con la terraza más espectacular de Barcelona, Casa Fuster. Allí me espera mi buen amigo, con una visa bien reluciente. Me ha prometido un día de dedicación total, excéntrica, lujosa y divertida. Realmente debe verme jodida. Quién sabe, igual arreglamos algo.