sábado, 31 de diciembre de 2011

GALLETAS Y TÚ


Cambio de planes obligado.  Los copos de nieve, la chimenea y las copas tendrán que esperar a otro año.
Holgazaneo por casa revolviendo los armarios, no busco nada en particular. Encuentro un jersey de lana, grueso, viejo y me lo pongo. Las mangas tienen esas bolas de roce que tanta grima dan, pero aún me viene bien, me  parece increíble con la de años que tiene.

Es un día extraño, de luz mortecina y horas largas. Me decido por ordenar mis cosas, mi mesa. Los papeles viejos, las notas absurdas, se acumulan unas sobre otras sin un destino cierto desde hace meses. Hago tres montones distintos y, según el interés que me despiertan, los coloco en uno u otro. Preparo una taza de café sólo por el gusto de olerlo. Subo el volumen de la música, suena Norah Jones, es navidad. Me siento en el mármol y, mientras la cafetera gotea sin prisa, leo una vieja receta que nunca me atreví a experimentar.

En el estante de los platos duerme mi vieja caja de lata. Está un poco roñosa, casi vetusta. Recuerdo haber devorado, en un ataque de melancolía y de una sola sentada, todas las galletas que contenía. De eso hace siglos. La inauguré, ese mismo día, llenándola de los restos del naufragio.  Hoy sirve para separar los platos hondos de los llanos. La abro sabiendo lo que hay dentro: una flor seca entre las hojas de un periódico de 1996, un año difícil; un par de postales; unos recortes de periódico; una barra de labios seca; algunas fotos; un billete de dólar;  un juego de llaves; un encendedor y una edición de bolsillo roñosa de “Desnudo” de Jorge Guillen. La cierro y la coloco en su sitio. 

Vuelvo a mi estudio con otra caja de metal, esta vez vacía, de galletas saboreadas sin prisa mientras mataba las horas de un invierno crudo. Coloco dentro mi agenda personal del año 2011; un recibo de la hipoteca de mi casa; unas fotos; unas cuantas notas que hice mientras me movía entre aeropuertos; un ejemplar manoseado de una edición de bolsillo de un cuento de Chejov; una tarjeta de visita que nunca más volveré a utilizar y una nota doblada. Coloco la caja sobre la estantería. Ahora sujeta algunos libros viejos.

Puedo decir que reposa en paz el año 2011. Un pasado al que podré volver, relativizándolo todo, cuando tenga un cambio de planes imprevisto e inesperado.

Debería empezar una nueva caja de galletas, los días pasan rápido y en nada querré volver a guardar aquello que, durante este próximo año, tenga alguna razón para ser guardado. Ha llegado el momento, así que voy a por la taza de café que dejé preparada en la cocina, llenaré la mesa de envoltorios de celofán, mientras sigo revisando papeles. 

Este año la caja de galletas escogida es exquisita, tiene que serlo porque quiero, pese a todo, que este año que ya llega sea especial, de categoría superior, no sólo para mí, sino también para todos aquellos a los que quiero y que con el tiempo así lo recuerde.

Feliz año nuevo 2012.

"Amigo: No querrás que te confíe
Todo mi pensamiento,
Porque te dolería inútilmente
Cruel veracidad.
Simple rasguño hiere al delicado.
Una sola palabra acabaría
Con la dulce costumbre 
De entendernos hablando entre fricciones
Evitables, silencios.
Ocurre a veces que alguna alma clara
Sin dolor no podría oscurecerse,
Y resiste y se opone a la tan íntima
Discordial entre vocablo y pensamiento:
Verdad a toda costa
¿Lujo quizá imposible?
El embrollo diario es más complejo
Que la verdad, acorde simplicísimo.
La sutil, la difícil vida impura
Va con el corazón. Vivamos. Hombres, 
Y aquí, ¿Drama fatal? 
                                                     Querido amigo..."

viernes, 30 de diciembre de 2011

GAMBAS Y CABRITOS


Esta noche vieja, los Señores de Pérez-Puerta (con mucho guión de los que dan empaque), han decidido cambiar el ancestral menú de fin de año con el que, año sí y año también, obsequiaban a sus invitados. 
El coctel de gambas y el cabrito al horno han quedado relegados, completamente desterrados, sin que sus nombres puedan, siquiera, ser pronunciados en su presencia. 

Hace semanas que la prensa del colorín especula con las viandas con las que los Pérez-Puerta (con mucho guión), agasajarán a sus convidados.  Son muchos los que apuntan que para intentar reparar el fiasco del año anterior, los ínclitos preparan un exquisito y pomposo festín. 
Sin embargo, los esfuerzos de los Pérez-Puerta (con mucho guión), por hacer olvidar aquella celebración y acallar los rumores sobre su supuesta racanería en la compra de producto importado, han sido en vano. Aún hoy, 365 días después, de boca en boca corren innumerables chisme al respecto.

Dicen las malas lenguas que el fracaso de la velada no se produjo la noche del 31 de diciembre de 2010, sino la fatídica mañana siguiente, cuando los invitados a tan famoso ágape amanecieron buscando, todos ellos, un trono de loza en el que depositar el resultado del combate entre una gamba argentina y un cabrito rumano.

Por eso, este año, los Pérez-Puerta (con mucho guión), han optado por algo sumamente más ligero y patrio como el brócoli, el espárrago de Tudela y el salmonete al ajo de las pedroñeras, según se rumorea en los ultramarinos de postín, “Laffount du Têt”.

Sin embargo, pese a ello, los Señores Gómez del Portal y Portal (con mucho Portal), han excusado presencia so pretexto de un viaje a  Amayuelas de Ojeda. 

Y es que en los mentideros del todo Madrid apunta que un año después, los Señores Gómez del Portal y Portal (con mucho Portal), aún se resienten del posete, tal fue la belicosa contienda entre la gamba de ultramar y el cabrito centroeuropeo.

Moraleja: Ojo!! donde cenan en Nochevieja no se les perjudiquen las posaderas.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

MISSING

A JL Schez-G.

Llevaba un rato haciendo el ganso, remoloneando bolígrafo arriba, bolígrafo abajo sin poner una coma, leyendo por aquí y por allí, mientras esperaba a que se disipara la nebulosa que me acompaña desde hace unos días.

Y así, casi sin querer, medio a hurtadillas, descubro que alguien a quien aprecio, mucho, vaya a saberse por que tipo de sinergias vitales y estimas irracionales, acaba de perder a alguien a quien, a su vez, él apreciaba.

Una extraña cadena de aprecios puesta de manifiesto a través de pérdidas irrecuperables. Aprecios que no se diluyen cuando el sujeto apreciado desaparece y te quedas intentando recuperar el aliento y comprender de lo estúpido de algunas cosas. 

Sé de lo injusto de la vida, o de la muerte, a saber. En definitiva, son las dos caras de la misma moneda aunque una parezca blanca y la otra sea aparentemente negra como la pez. 


Acumulo, en poco tiempo, unas cuantas pérdidas feroces y en mi ábaco de recuento empiezan a escasear las bolas. Por eso comprendo, o creo comprender, como se siente, lo que siente.
Así que pese a la mar, que no el mar, de millas que nos separan, le abrazo y le beso, que no es mucho abrazar ni besar, pero que es, y lo sabe.

Y no puedo decirle nada, absolutamente nada, porque cuando estas cosas pasan, no se puede decir nada, absolutamente nada, salvo que uno sea bobo.




Nick Cave and the Bad Seeds - Fifteen Feet Of Pure White Snow

domingo, 25 de diciembre de 2011

NO PIENSO EN NADA (2.0)

Entro despacito, casi de puntillas,  es muy tarde y no quiero despertar a nadie. En casa se duerme. Apenas un filo de luz por debajo de la puerta, apunta que quizás hay vida detrás de ella. Asomo la cabeza y me acerco, poco a poco. Retiro el libro, coloco las gafas sobre la mesilla, y apago la luz que debe hacer horas que se consume sin alumbrar nada.
Es hora de dormir, al menos los que puedan.

Me quito los zapatos y me arrellano en el sofá. Presiento una noche larga. No recuerdo cuando dejé de dormir,  ni cuando empecé a necesitar un estado de vigilia nocturno que me sosiegue. Escojo la tranquilidad a solas. Ella Fitzgerald o Billie Holiday, cualquiera de las dos o, mejor las dos, primero una y después la otra, no tengo prisa. Empieza a sonar "Misty". Ha sido una velada agradable pero algo nos ha pasado. Las risas están dejando paso a silencios incómodos, a preguntas cuya contestación requirieren centrarse y no mentirse. Pero no quiero pensar, y no lo hago. Si no pienso, no siento.
Montoliu ya no toca y yo llego tarde. Todo parece un poco más triste, más frío. Quizás sea que ya no hay humo, quizás sean las ausencias. Cuevas y dragones que desaparecieron, escapadas que no existen. Piano, piano y más piano.

- ¿En qué piensas?
- En nada. No pienso.
- Eso no es posible, estarías muerta.

Repetir gestos, volver a los lugares en los que un día fuimos felices, recordarte y recordarle, no nos devuelve el ayer y tal vez el mañana no llegue.
Ahora, sentada en casa, sé que es verdad. Esta noche, mientras su barbilla mal afeitada recorría el dorso de mi mano, no pensaba en nada, sólo en las pequeñas cosas que me hacen ser quien soy y como soy. 

Al fondo, una fotografía oscura que alguien nos hizo hace mil años, cuando todo eran risas y aún no estábamos muertos.
 

sábado, 24 de diciembre de 2011

DE LA MEDIANA FELICIDAD. FELIZ NAVIDAD


Nunca me ha gustado la generalización en las atenciones. Siempre he creído en el derecho de cada uno de considerarnos exclusivos, y por tanto con el derecho, también, a merecer una atención especial. Sin embargo, no quiero dejar pasar este momento, que se supone de recogimiento y de felicidad, un poco impostada, para desear a todos los que por aquí pasan,  aunque sea de un modo tan general, feliz Navidad.

Son tiempos difíciles, mucho, por eso quizás vale la pena aprovechar estos paréntesis en nuestras vidas cotidianas para hacer una reflexión sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre lo que esperamos y, sobre todo, lo que estamos dispuestos a entregar. 

Piensen en las cosas menudas, y no se dejen embaucar por los cantos de sirenas de los deseos grandilocuentes, inconfesables, que nos lanzan a lugares inexistentes. Los deseos existen para que no se cumplan jamás. Sin embargo, tienen una misión, no lo olviden, mientras nos recreamos en ellos, y caminamos en una dirección imaginada hacia ese algo inalcanzable, con toda seguridad tropezaremos, de modo casual, con experiencias y gentes maravillosas. 

Disfruten de ustedes mismos, de los suyos y recuerden que en sus manos se encuentra la mediana felicidad. Confíen y sean medianamente felices, es lo único que les pido.

Feliz Navidad 2011.

viernes, 23 de diciembre de 2011

BAILO Y OLVIDO


Hace casi un año me apunté a clases de tango. Desde entonces, todos los viernes, a la caída de la tarde, me calzo unos altísimos zapatos de tacón y, durante algo más de hora y media, marco pasos, doblo, redondeo ochos y vuelvo a empezar. Es un impulso, una atracción fatal hacia todo lo que huele a Argentina, a los psicoanalistas, las milongas, el tango, el mate y los alfajores.

Un buen montón de tópicos apuntalados a base de café, de alucinar con  Soledad Villamil, de cenas de entraña y vacio, de milongas y tangos en noches inacabables, con esperas inexplicables y helado de dulce de leche para atemperar males invisibles.

Aprendí a bailar el tango para olvidar y sigo aprendiendo para seguir olvidando.


casa musica- argentino paso tango -


 

jueves, 22 de diciembre de 2011

POBREZA MORAL


Enfadarse con el mundo. Puede que alguno piense que es un gesto estúpido que no lleva a nada, que produce mala sangre sin sentido. Pero me lamento de lo que veo, de lo que palpo, por el lugar al que hemos llegado entre todos, por lo que hago, por ver que vivo en un lugar que no me gusta, un sitio en el que se prioriza todo lo banal y desterramos cualquier cosa que apunte a comportarnos de un modo decente, como personas.

Pensamos que nunca nos llegaría, que algunas miserias nos quedaban lejos, pero no. Nos ha engullido la pobreza moral y así estamos.

Estoy enfadada con el mundo, conmigo, con los demás, con todo porque pensé que no vería lo que veo porque confié en algunas bondades que eran puro papel mojado, porque soy tan inoperante como un monigote cualquiera, porque aunque camine hacia delante la corriente siempre me arrastra cuarenta pasos atrás a cada movimiento que hago.

Y sé que seguiré enfadada hasta el día me muera, porque soy mucho peor de lo que hubiera pensado llegar a ser, de lo que debería ser, de lo que esperé de mi misma. Por eso me enfado, es así, y tiene que seguir siendo de esta manera. Sólo con la alerta del enfado que me he ganado con mi propio pulso a la vida, estaré atenta a la degradación que vivimos, porque necesito que mi enfado  me permita caminar, alejarme de lo que no me gusta. Necesito un enfado en el que los retrocesos de la vida sólo sean la avanzadilla al siguiente paso, pese a lo contradictorio que ello parezca. 

No caeré en la apatía de un dejarse llevar que me escuece por dentro y me mata por fuera.


martes, 20 de diciembre de 2011

MINIMALISMOS XXV


De cuando la casualidad te lleva hasta su puerta y ves. Parpadeas y, hablando sólo para ti, susurras: ¡Vaya, qué cosas! y te das la vuelta para no volver a ver, y decides que no volverás, que no te moverás de tu casa porque fuera hace frío, las mantas son escasas y acostumbran a pasar de mano en mano antes de que consigas entrar en calor.

Coldplay - The Scientist

lunes, 19 de diciembre de 2011

CARTA DE UN HOMBRE QUE AMA


Hace algunos años, algunos grababan las cartas que no escribían porque necesitaban vomitarlas.

Este es el contenido de una de aquellas cinta que alguien llamo: Cinta 23 JAC 21/3/1996

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"Podría escoger las palabras más ofensivas para decirte adiós, pero debe ser que esto de hablarle a una cinta que pondré en el correo, que puede escuchar cualquiera, no me deja soltar todo el veneno que encierro. Nunca me gusto este juego de palabras ladradas.
Estoy cansado, mucho. Hemos perdido el tiempo y la dignidad. Nos hemos hecho tanto daño que no creo que podamos recuperarnos nunca. Sabemos hacernos daño de verdad, pero se ha terminado. Alguien tiene que decir basta, y lo digo yo aunque has sido tú quien me ha empujado hasta aquí. Quiero cerrar esta vida, quiero borrarla aunque para ello tenga que inventarme una de nueva, empezar de cero, empezar donde tú no estés. Sé que nada volverá a ser como antes. Nunca volveremos a ser quienes fuimos, sé que nunca volveremos a querer igual, y eso es una suerte. Vivir lo vivido, de la manera que lo hemos hecho, ha sido un infierno. 
Ha llegado el momento acabar con esta tortura,  vivir una” no relación” que ha terminado por convertirse en la relación más larga que hemos tenido los dos, ha sido el peor de los castigos. Hoy siento rabia, sí. Siento rabia por haber llegado hasta aquí, por no haber podido dejarte antes, por tener que necesitar despreciarte, porque lo que más quería era que me quisieras. Necesito no verte nunca más.
Guardo tus peores recuerdos a la espera que todo se atempere y el tiempo me permita recupera aquellos que te convirtieron en la mujer de mi vida.   

No volveré a verte más, y sé que no harás nada por verme a mí. 
Sólo quiero decirte adiós. Nos veremos en el infierno".

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"Podria escollir les paraules més ofensives per dir-te adéu, però ha de ser que això de parlar-li a una cinta que posaré en el correu, que pot escoltar qualsevol, no em permet deixar anar tot el verí que guardo. Mai em va agradar aquest joc de paraules bordades.

Estic cansat, molt. Hem perdut el temps i la dignitat. Ens hem fet tant mal que no crec que puguem recuperar-nos mai. Sabem fer-nos mal de debò, però s'ha acabat. Algú ha de dir prou, i ho dic jo encara que has estat tu qui m'ha empès fins a aquí. Vull tancar aquesta vida, vull esborrar-la encara que per això hagi d'inventar-me una de nova , començar de zero, començar on tu no estiguis. Sé que res tornarà a ser com abans. Mai tornarem a ser els qui vam ser, sé que mai tornarem a estimar igual, i això és una sort .Viure el viscut, de la manera que ho hem fet, ha estat un infern.

Ha arribat el moment d'acabar amb aquesta tortura, viure una ”no relació” que ha acabat per convertir-se en la relació més llarga que hem tingut els dos, ha estat el pitjor dels càstigs. Avui sento ràbia, sí. Sento ràbia per haver arribat fins a aquí, per no haver pogut deixar-te abans, per haver de necessitar menysprear-te, perquè el que més volia era que m'estimessis. Necessito no veure't mai més.

Guardo els teus pitjors records a l'espera que tot s'atemperi i el temps em permeti recupera aquells que et van convertir en la dona de la meva vida. 

No tornaré a veure't més, i sé que no faràs res per veure'm a mi.
Només vull dir-te adéu. Ens veurem a l’ínfern". 

domingo, 18 de diciembre de 2011

ONE PLACE


¿Es aquí? Sí, contesté.

Pasé una tensión tremenda y unos nervios desmedidos que desembocaron en un adiós tan desagradable que durante semanas me escoció, no sólo el herpes que me salió en el labio, sino que me quemaba la permanente sensación de que, de un momento a otro, un nuevo cataclismo volvería a presentarse, que sonaría el teléfono o abriría el correo electrónico y tendría, de nuevo, que fajarme con otro disgusto. Durante semanas, un banco se convirtió en un refugio en medio de la calle. El único lugar  en el que al sentarme se me acompasaba la respiración y me tranquilizaba instantáneamente. Las paredes, aunque nuevas, me aplastaban.

Han pasado meses y aquel desagradable sin vivir ha desaparecido; es lo bueno que tiene el paso del tiempo. Ni una ni otra carrera se hundieron. Sin embargo, sigo sentándome en el mismo banco, sigo tranquilizándome cuando tomo asiento en él. Puede que no sea el mejor rincón del mundo, es ruidoso y el monóxido de carbono campa a sus anchas, pero es un buen sitio, lo es para mí.
Por eso ha quedado incorporado a mi cotidianeidad  aunque, para ello, tenga que coger un autobús, cruzar la ciudad y esperar que las hordas de turistas liberen mi banco para sentarme y saberme de nuevo.  

Ahora ya sabe mi secreto y tiene reservado asiento de primera en medio de una tremendísima polución.

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"El secreto y el regalo mayores de la vida es cuando se encuentran dos personas semejantes. Esto ocurre raras veces, como si la naturaleza impidiese tal armonía mediante todas sus fuerzas y tretas (...).
Hay algo peor que la muerte, peor que el sufrimiento... y es cuando uno pierde el amor propio. Hay algo que duele, hiere y quema de tal manera que ni siquiera la muerte puede extinguirlo: y es cuando una persona, o dos, hieren ese amor propio sin el cual ya no podemos vivir una vida digna. Simple vanidad, dirás. Sí, simple vanidad... y sin embargo, esa dignidad es el contenido más profundo de la vida humana".
Sandor Marai






martes, 13 de diciembre de 2011

SWEET


"Llamar a alguien gelatinoso no  es  insulto". Así lo afirmaba Arístides Paín mientras martirizaba a sopapos a su compañero de pupitre. La gelatina es algo delicioso, repetía, mientras sujetaba contra la taza del water la cara del primer párvulo que encontraba por el camino. Y es que Arístides Paín, metro veintitrés de estatura y veinticuatro kilos de peso, bizco del ojo izquierdo, paseaba su cacareada hombría por patio del colegio, escudado en la condición de hijo del alcalde.

El cuatro de diciembre de 2011, Arístides Paín, metro sesenta de altura, setenta y cuatro kilos de peso, bizco del ojo izquierdo y director de la sucursal de una entidad bancaria de postín, apareció muerto sin aparentes signos de violencia  en el callejón  que escondía la casa de citas más reconocida de toda la ciudad, “La Volulantiere”.

Dicen, quienes le vieron,  que por las comisuras de su boca muerta se deslizaba una sustancia que nadie supo identificar a primera vista, pero que desprendía un agradable olor a frambuesa.

MINIMALISMOS XXIV


Si tienes buenas intenciones para con otro, salvo que tengas muy clara la gratuidad de las mismas, olvídate de volcarlas por un simple impulso. Una vez cumplimentadas, si al final no eran tan gratuitas como pensabas, su entrega siempre te parecerá cara.




lunes, 12 de diciembre de 2011

VEREDAS 2.0


Ayer te eché de menos. Mil cosas por delante y te eché de menos. Te supe entre robles y encinas y estiré el brazo para rozar la corteza del árbol junto al que me paré, intentado acercarme, de esa manera, al lugar en el que podías estar. 

Me faltaba acera, me faltabas tú, por eso, como siempre, te eché de menos. Y sé, porque lo sé, que a tí te sobraba vereda, te faltaba asfalto y buscaste en tu bolsillo un trozo de granito que encontramos en mitad de una calle deshecha, y  que lo acariciaste intentado sentir lo que mis pies rozaban y sé, porque lo sé, que me echaste de menos. 

Y así, entre tú y yo, la espesura de humos conocidos. Los míos de puro anhídrido carbónico y los tuyos de tóxico oxigeno que a ambos nos matan.

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Tanto es gentil el porte de mi amada,
tanto digna de amor cuando saluda,
que toda lengua permanece muda
y a todos avasalla su mirada.
Rauda se aleja oyéndose ensalzada
-humildad que la viste y que la escuda-,
y es a la tierra cual celeste ayuda
en humano prodigio transformada.

Tanto embeleso el contemplarla inspira,
que al corazón embriaga de ternura:
lo siente y lo comprende quien la mira.

Y en sus labios, cual signo de ventura,
vagar parece un rizo de dulzura
que el alma va diciéndole: ¡Suspira!

Tanto gentile -Dante Alighieri-


Amaral Y Chetes - Si Tu No Vuelves



viernes, 9 de diciembre de 2011

UNA DE ADULTOS


Nunca me ha gustado que me supervisen, que me controlen. He puesto mi independencia, en mayor o menor medida, como bandera y la he sacado a ondear cada vez que he visto que algún barco pirata se acercaba a babor e intentaba abordar aquello tanto me costó ganarme. 

He convivido y conviviré con mis cercanos lo más que pueda, pero, incluso a esos, les tengo puesta una frontera que no les permito traspasar jamás. Existen parcela que me pertenecen, nos pertenecen, y ni tan siquiera a los más queridos dejo pasar. Es mi caso. 

No tiene nada de singular descendiendo de quienes desciendo, un hombre y una mujer que, cada uno a su manera, intentaron preservar sus espacios. 
Por eso hoy me siento mal. Coartar la libertad, la independencia del que se tienen enfrente, incluso sabiendo que es por su bien, que, sin hacerlo de esa manera, está abocado a estrellarse contra el mundo, nunca ha sido plato de mi gusto. 
Y no lo es porque, como he dicho, yo defiendo la mía a capa y espada, contra todo y contra todos. Pero a menudo nos toca tomar decisiones incómodas, molestas, pero necesarias.

Hoy he acabado con una de las parcelas de libertad e independencia de mi madre. Un gesto necesario para salvaguardarla a ella. Explicárselo ha supuesto un disgusto, principalmente para mí. 

Ser adulto y asumir determinadas responsabilidades puede ser doloroso, mucho. La necesidad de colocarnos donde nunca quisimos llegar a estar, por pura exigencia de la vida, no exime del sentimiento de traición a otro o incluso a uno mismo, aún cuando en realidad no sea así.
Intento ponerme en su lugar y me molesto conmigo misma. Ella asume y calla, y eso, mal que lo parezca, lo convierte todo en mucho más difícil.

domingo, 4 de diciembre de 2011

GYPSY

Descubrió su secreto. Tuvo que reconocer que el hallazgo fue algo casual, encontrado sin el propósito de encontrar nada. 
Tal vez, aquel olvidó que lo que un día se deja al alcance de otro al final sale a la luz, que sólo es cuestión de tiempo, porque, pese al intento de secretismo, todo sigue ahí y cualquiera, incluso sin que se tenga un especial interés en nada, puede tropezar con una verdad medio oculta. Y fue así, de un modo casual, como topó con la historia de una existencia desastrosa que sólo se intuía.

Al final, el misterio resultó no tener nada de misterioso. Una apariencia que sólo era humo. Nada de filigranas, puro papel de estraza y almidón. Una vida corriente, como la de cualquiera. Una nada ampulosamente camuflada. Su ruina, como casi siempre, un amor inconfesable. Amar cuando no se debe se convierte en algo deshonesto si no se está dispuesto a perder posiciones ventajosas. Y lo intentó, y corrió rápido para mantenerse en la cabecera de la gran mentira. Pero nada se puede esconder para siempre.
Los secretos dejan de serlo cuando se comparten con un indiscreto, porque la mesura de uno puede casar mal con la del que está enfrente.

Al final, las cartas siempre terminan por estar sobre la mesa, y eso no deja de ser curioso. Sus fantasmas, aquellos que creía bajo la suela de su zapato, se le habían escapado por el tacón.

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"Mi hermana decía que fue «la época de los secretos»,pero con el tiempo he llegado a la conclusión de que lo importantede aquellos años no era lo que había sino lo que faltaba. En una ocasión una de mis pacientes dijo: «Tengo fantasmas que deambulan dentro de mí, pero no siempre hablan. A veces no tienen nada que decir.» Sarah solía entrecerrar los ojos o mantenerlos casi siempre cerrados porque temía que la luz la cegara. Creo que todos llevamos fantasmas dentro y que es preferible que hablen a que no lo hagan. Una vez muerto mi padre, ya no pude volver a conversar con él en persona, pero continué haciéndolo en mi mente. No dejaba de verlo en sueños ni de oír sus palabras. Sin embargo, lo que habría de mantenerme ocupado durante un largo periodo de mi vida fue lo que nunca nos dijo, lo que nunca nos contó. Al final resultó que él no era la única persona que guardaba secretos. Fue el seis de enero,cuatro días después de su entierro, cuando Inga y yo encontramos la carta en su estudio".
Siri Hustvedt





sábado, 3 de diciembre de 2011

DAHLMANN. VIEJO Y CIEGO


Si empiezo una conversación diciendo aquello de “me gusta acercarme al universo de Borges, las noches de lluvia”,  es posible que la inmensa mayoría piense que las siguientes palabras serán pretenciosas. Y puede que tengan razón. Cuando uno recurre a una expresión tan ampulosa como esa para hablar de uno mismo, de las cosas que le ocurren, la carga figurante le rezuma por las costuras.

Puede que así sea y quizá, por eso, evite explicar que, ayer noche, tras volver de una extraña cita con unos pasos de vals que jamás seré capaz de realizar con cierta maestría, empecé a leer en voz alta, para Johannes Dahlmann, un gato viejo y medio ciego,  un cuento de Borges. 

No es un casual, podía haber escogido cualquier otro, quizás de Chejov, o de Pushkin, pero para eso, hubiera sido necesario que, en lugar de una taza de té y dos alfajores, hubiera tenido a mi alcance una botella de vodka y una manta peluda.

Puede que porque no te tenía vodka, porque el gato se durmió sin escuchar los lamentos de un infierno de papel, porque la noche se cerró hasta convertirse en un borrón; esta mañana amaneciera pensando que fue un cierto ensimismamiento pretencioso, con ínfulas de conocimiento de folletín, lo que provocaron el bautizo de un gato, ahora viejo y ciego, con el nombre de Johannes Dahlmann.

Quizá por eso, bajo el influencia de un gelocatil, pueda reconocer,  en este momento, que tengo momentos fatuos, y olvidarlo, por grosero, en los próximos segundos.

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"Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descabalado de Las Mil y Una Noches de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuro las escaleras; algo en la oscuridad le rozó la frente, ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó por la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar le habría hecho esa herida. Dahlmann logró dormir, pero a la madrugada estaba despierto y desde aquella hora el sabor de todas las cosas fue atroz. La fiebre lo gastó y las ilustraciones de Las Mil y Una Noches sirvieron para decorar pesadillas".

El sur -Jorge Luís Borges-