Vivimos al límite, caminando por las finas líneas que alguien trazó sin que nos diéramos cuenta, que nos asignaron desde el inicio de los tiempos. No tendremos demasiada escapatoria. El camino esencial está trazado. Pocas cosas podremos hacer para modificar nada. Romper las líneas trazadas, un imposible. Salirse del camino una osadía que pagaremos extraordinariamente cara. Sólo encontramos seguridad si nos limitamos a colocar un pie delante del otro sobre ese trazo que no vemos pero que intuimos a cada paso que damos. Somos animales de costumbres y es tan fácil acostumbrarse a todo, que nos acostumbramos incluso a lo peor.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
VIVIR AL LÍMITE
Vivimos al límite, caminando por las finas líneas que alguien trazó sin que nos diéramos cuenta, que nos asignaron desde el inicio de los tiempos. No tendremos demasiada escapatoria. El camino esencial está trazado. Pocas cosas podremos hacer para modificar nada. Romper las líneas trazadas, un imposible. Salirse del camino una osadía que pagaremos extraordinariamente cara. Sólo encontramos seguridad si nos limitamos a colocar un pie delante del otro sobre ese trazo que no vemos pero que intuimos a cada paso que damos. Somos animales de costumbres y es tan fácil acostumbrarse a todo, que nos acostumbramos incluso a lo peor.
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