domingo, 28 de agosto de 2011

"START"

Después de 30 días de dar tumbos por el mundo, aviones a porrón, algunos kilos perdidos por el camino (el sudeste asiático a veces tiene eso), algunos kilos ganados (la descompresión durante tres días en las playas levantinas, a veces también tienen eso), con una desconexión total (no teléfono, no internet, no reloj, no nada), vuelvo a casa contenta, con un saco de buenas cosas en mi haber y unas enormes ganas de marcharme de nuevo. Pero tendré que esperar 335 días para colgarlo todo y cruzar el mundo en busca de no sé qué cosa, algo que me hace que me sienta más viva si cabe, cuando el reloj marca no menos de seis horas de diferencia.

 
Ahora toca ordenarlo todo. Rescatar las doscientas mil notas que anoté en un cuaderno que de puro remojado (la lluvia y el sudor han hecho mella en él) parece de dos siglos atrás, dejarme seducir por lo que recordaré durante años (la digitalización de lo visual es lo que tiene), recrearme en el recuerdo de lo intenso, de lo inmenso, y volver a aterrizar aquí, reencontrándome con lo que dejé cuando marché. Retomar, comenzar, terminar. Todo de nuevo y eso, aunque no lo parezca, en estos momentos me ilusiona, por eso aterrizo, de nuevo, AQUÍ.

Y digo aquí, con un grandísimo AQUÍ, porque pese a todo, aquí (en mi ciudad, en mi país), está gran parte de mi realidad. Así que sin cejar en vivir y dejar vivir (pese a quien le pese y pase lo que pase), vuelvo a la carga, con la mochila mucho más llena y añorando el aroma de la flor del franchipán.

Por último,  gracias a los que durante todo este mes  habéis pasado por este blog que dejé sin actividad (un único post de urgencia desde el aeropuerto de Singapur), a los que en la distancia habéis estado conmigo y si queréis, nos seguimos viendo por aquí. Gracias.

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