sábado, 11 de febrero de 2017

MALDITA HERMENÉUTICA


No ignores a los desdichados. Están por todas partes, 
y llegamos a acostumbrarnos hasta tal punto 
que olvidamos su presencia. No los olvides.

Gotham Handbook -Paul Auster-





Lo de reinventar el mundo está tan manido que no deja de ser una frase bonita, una manera de hablar cuando todo está a punto de irse a la mierda, siempre que ese todo sea en la vida de otro. Porque cuando es la propia vida la que se tambalea no se está por reinventar absolutamente nada. Se está pendiente de otras cosas: de mantener el equilibrio, de estirar el cuello para no ahogarse, de seguir avanzando aunque sea con paso inseguro para ver la luz al final del túnel.
Reinventar el mundo es cosa de advenedizos en el mundo de otros. Por eso no es un delito, sino casi una obligación, pedir que nadie pretenda reinventar nada, y que ese alguien que ronda por ahí se ocupe de aquel que, hecho polvo, pulula como puede por enfrente. 
Porque hay momentos en que lo que menos se necesita es el bombardeo de frases chulas, pero más huecas que el ojo de un tuerto; ni se necesitan las maneras condescendientes de los que se consideran a salvo de los avatares de la vida. A veces para acompañar solo se necesita mano izquierda, tener ganas, un buen par de oídos para cuando la lengua se suelte, y un claro sentido de sana camaradería. 
Las frases bonita son eso, frases bonitas que sirven para decorar tazas que regalar en un cumpleaños cualquiera, pero poquito más.



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