Tengo un reservorio de palabras huecas que se acumulan
formando ideas locas y un tanto estúpidas que solo puedo comprender yo misma en
noches como las de hoy, cuando el sueño no alcanza y el silencio de la noche se
llena del sonido del bombeo de mi cuerpo. A veces, mientras intento dormir, lo
agito y se revuelve sin encontrar nada adecuado. Adecuado para nada que arroja sinsentidos que no interesan a nadie. Es la perversión del desvelo que me
vuelve más yo y me acerca más de ti, hasta convertirme en humo.
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