sábado, 29 de junio de 2024

DIARIO 3.0

 


Todos conocemos a alguien que nos parece un saco de mierda y si bien es verdad que las ganas de escupírselo a la cara no son pocas, la urbanidad y el control de los impulsos evitan que se lo soltemos en cuanto el sujeto asoma la patita por nuestro horizonte. Pero, parece que si quien suelta la burrada es un ministro, y lo hace en las redes sociales, la gravedad es menor y hordas de seguidores, olvidando el buen hacer, aplauden la boutade que no tolerarían en otro. La altura de la política actual, ya la tienen, la de un saco de mierda.

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Miró al frente, como si supiera que a la caída de la línea del horizonte le esperaba de pie, con las manos en los bolsillos, mirando al frente y con la misma idea loca de que ese espacio que existía entre los dos les unía más que lo que les separaba. Arde Berlín.

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Pasó mayo y con los primeros días de junio, cuando el calor empezaba a colarse de rondón, estalló una extraña primavera que se llevó por delante los trazos marcados hasta entonces. Y llegó el verano, suelto y ansioso, dibujando a cada minuto una línea apenas visible que llevaba desde la nada hasta las ganas feroces de besar su boca. Y llegó septiembre, el ansia se convirtió en barro, sin que un puto semáforo cambiara su luz roja por una alentadora ámbar.





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