domingo, 22 de junio de 2025

I DON'T WANNA LOSE YOU

 



Primer domingo de verano. Llueve. Solo son cuatro gotas que convierte la tarde en un agobio asfixiante que no lo alivia ni el penetrante olor del asfalto mojado. En casa no queda café y yo no soy persona si no puedo poner la cafetera a media tarde. Salgo en busca de un badulaque porque es lo único que habrá abierto en una tarde como la de hoy. Salgo sin paraguas, pero con la música puesta. He recuperado una lista de hace mil años y suena Tina Turner. Me pongo un poco triste. Me recojo el pelo y pierdo la chancla en un tropiezo tan tonto como los son aquellos otros en los que de vez en cuando caigo y de los que me cuesta recuperarme. Cuatro gotas más y el “no quiero perderte” se va a convertir en el himno de una tarde lenta, plana en la que, si rasco ni que sea mínimamente, aún soy capaz de escucharle susurrar  un“¡Eh, estoy aquí!”, que de vez en cuando me aturde.




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