Lo peor de los muertos es que dejan vivos.
Leonardo Padura
Equivocarse y que el silencio se transforme en un murmullo que se espesa y atrapa. Buscar la palabra adecuada que rescate de una situación imposible. Hablar de las piedras, de su relativa semblanza y del gris de los
andares de los que se saben perdidos. Buscar entre las voces dormidas y dejar que el camino se allane, sin esperar nada, absolutamente nada.
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