Las casas se mueren si nadie las habita, y también las personas.
Kirme Uribe
Acabará el día y con él la necesidad de explicarte algunas
cosas, la necesidad de tenerte a la vera y decirte que lo que viene pasará. Que
volverán los días en los que el brotar de las hojas verdes y el balanceo de mi
pie desnudo será lo único de lo que deberás preocuparte. Pero hasta entonces
estas horas que se mueren entre folios blancos y las notas que tomamos mientras
la vida era nuestra, pesan como el acero y agujerean la templanza en un futuro
que sé incierto desde hace demasiado.
Echo de menos la firmeza de tus palabras, la manera de darle forma al
mundo y el saber que la entrega es una decisión compartida y no pesa. Pero el
mañana, hecho silencio, se construye bajo la incertidumbre de algo más que el abandono
de un cuerpo, de una voz, que arropa y guarda. Y pienso en la ausencia, la
muerte y en la caída de los muros que protegieron la piel, las ganas. El mañana es incierto pero guarda el calor de
tu mano desnuda.
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