domingo, 29 de octubre de 2017

NO NOS ENGAÑAN





Escribo cuatro líneas rápidas antes de salir hacia Paseo de Gracia. Tenemos que ir andando, durante  la concentración del 8 de octubre coger el transporte público fue algo más que una proeza (se bajó la frecuencia de paso del metro, los trenes apenas podían absorber la cantidad de gente que se agolpaba en las estaciones, el aire acondicionado en vagones atestados hasta la bandera brilló por su ausencia. Una absoluta barbaridad perpetrada por la alcaldesa de esta ciudad que según el día, y como se levanta, apoya a los independentistas (ahora ya golpistas) y  que cuando le huele la posadera a quemado entonces recula y abomina de ellos).  Hoy la sociedad vuelve a salir a la calle para decir que los otros catalanes, los que no somos nacionalistas, ni independentistas, existimos, que creemos en el Estado de Derecho y que formamos parte de España. Somos muchos los que rechazamos ese credo xenófobo y supremacista inventado por algunos que pretenden acaparan y monopolizar la vida de la sociedad catalana, quebrantando la convivencia, los lazos de solidaridad y afectos entre las personas y los pueblos y, sobre todo, el Estado de Derecho. Mucho se ha escrito sobre el independentismo todos estos días.  Quiero repetir que Cataluña no está oprimida, al menos no por España. La única opresión que aquí existe es la de los sectarios que desde hace años se han colocado, mediante el engaño, el saqueo y la demagogia, en los puestos de poder; aupados, tampoco hay que negarlo, por los que desde el Estado les reían la gracia a ese mal llamado nacionalismo tolerante. El nacionalismo, por naturaleza y definición, nunca es tolerante. Durante semanas, meses, no me he cansado de repetir que el cumplimiento de la Ley es la única seguridad que tenemos los que no tenemos ningún poder. Y lo vuelvo a repetir hoy, más alto aún si cabe: No cabe nada al margen de la Ley cuando vivimos en un estado democrático como el nuestro. La locura sectaria de los independentistas, inventando una historia inexistente, pretende llevarnos al abismo, pero no les vamos a dejar. No somos cinco o seis, como no se cansan de decir, somos muchos, muchos más que ellos y esta guerra, que lo es, la vamos a ganar.






2 comentarios:

  1. Y por fin, parece que acaba esta estupidez colectiva. No existe poble català, esa entelequia en la que buscaban justificación. Somos gente, y muchos, muchos, constitucionalistas. Hoy es o un día fantástico.

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