De la ridícula idea de no volver a verte a la temerosa alucinación
de encontrarte y no saber que decirte. La primera frase es el título de un libro
de Rosa Montero, la segunda, la idea que cruza por mi cabeza cada vez que paso por
los últimos sitios en los que nos vimos. Un pensamiento que no puedo evitar y
que el paso tiempo no ha modificado demasiado. Sólo ha atemperado la ansiedad
que me producía aquella remota posibilidad que existe mientras sigue vivo. Pero ahora, enmohecidos los recuerdos, queda el runrún de la remota posibilidad. ¿Qué habrá sido de ti? De mí, bien poco, podría decir. Pero no diré nada y seguiré caminando,
pisando el mismo suelo que tú pisas, dejando que la improbable posibilidad de
que te cruces en mi camino, pase sin hacer ruido. Luce el sol en el Retiro,
como siempre.
Pudisteis haberos cruzado, pero no te diste cuenta. Tampoco tú sabrás si él te vio, y no quiso decirte nada. Nunca lo sabrás. Ya no debes preocuparte. Las combinaciones que pueden darse son muchas, pero no es cuestión de suerte.
ResponderEliminarConciso, con pocas palabras se pueden decir muchas cosas. Eso es escribir bien.