Querido John
Aunque ya no estás aquí, recupero
tus notas y secuestro la idea que un día apuntaste. Pendiente. El pasado se
transforma en algo tan escurridizo como los pensamientos que se sujetan sobre sentimientos
que el tiempo vuelve inexplicables y termina volverlos invisibles. Las
emociones son escurridizas. La alegría y la sorpresa llegan socavando los cimientos
que se cuela el aire fresco, hasta que
llega el miedo, el asco, la ira y la vida se ve arrastrada hasta el mismísimo
infierno. De ahí ya no hay nada que
rescatar, nada que salvar. Entre la vida y la nada se instala una tristeza
infinita que araña, pero también calma. Se
puede concebir una vida entera que nace y muere en el inmediato microsegundo en
el que se le intenta dar un nombre. Tiempos extraños que se vadean con la elasticidad
de un equilibrista en los que el pasado se va modificando mientras Dios se rasca la
barriga. Querido John, ¡Cuánto supimos
de todos eso! De vivir una vida que no era nuestra y de un pendiente que se
desvaneció cuando llegó la primavera.
Siempre tuya, Grace.
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