Ella se está haciendo vieja.
Su cuerpo le dice todo.
Ha dejado a un lado los cosméticos.
Ella es una prisión de la verdad.
Leonard Cohen
Llegaste sin que nadie te esperara. Cruzaste el
umbral sabiendo que a partir de ese momento ya no podrías volver a deshacer el
camino sin dejar por ahí, entre el ensueño y la nada, la vida entera. Y ahí
estabas, frente a la puerta, la viva imagen de un viejo confinado entre
corazones mansos. Llegaste cuando apenas quedaba nada que no fuera el
resto de una existencia mediocre tocada por el gusto de la carne y la
locura de la sabiduría entonces ya indolente. Pero llegaste para reconocerte
entre la piel tibia, el aire espeso y la conciencia de que el fin del mundo se
precipita entre las esquinas muertas cuando no estás aquí.
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