«Más que en ningún otro
momento de la historia, la humanidad se halla en una encrucijada. Un camino
conduce a la desesperación absoluta. El otro, a la extinción total. Quiera Dios
que tengamos la sabiduría de elegir correctamente».
Woody Allen
El ser humano es extraño dentro de su imperfecta
perfección. La ansiedad, estos días, es la sopa que nos comemos a todas horas y no
siempre es fácil de tragar. Zozobrar sin intentar caer e intentar mirar hacia delante, deseando que
acabe este año, que parece que lo ha
mirado un tuerto, acabe de una vez y desear, como si fuera un premio de la lotería,
que lo malo no nos traiga lo peor. Conviene
hacer acopio de lo que a cada uno le temple el ánimo. Aliviar la inquietud como se pueda y esperar, con
cierta presencia de ánimo, para que alguien tire de la cadena y el boñigo que
nos ha caído en este maldito año bisiesto, desparezca por la bajante. Entonces,
como el que no quiere la cosa, puede que la ansiedad vuelva a ser algo
soportable.
Ansiedad y angustia a veces se confunden. Creo que la angustia es el efecto extremo de la ansiedad. Yo creo que nacemos cada uno con nuestro porcentage de ansiedad, si no fuera así imagino que ya nos hubieramos extinguido como especie. El problema es la intensidad, el nivel de la ansiedad cuando se hace patológico. Dicen que el hecho físico de la primera división atómica llevaba su carga de ansiedad. Posiblemente sea un nuevo teorema matemático, un teorema elegante. Grado cuántico de la ansiedad. Yo para las matemáticas ya estoy viejo, se lo dejo a otro. -Y pensar que no era del todo malo..., ahora me da cierta tristeza-
ResponderEliminarTe va con faltita, tu clase de hoy es hayarla...
ResponderEliminarAyyyy, ahora es todo tan difícil. Incluso ese "porcentage" que antes fue un porcentaje :)
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