Al entrar en
el portal me encuentro una reunión de vecinos. La ha convocado la urgencia y no
un orden del día. Se ha vuelto a atascar el desagüe general y por una grieta se
escampa la porquería por todo el principal. Nadie tiene la llave del cuarto de
contadores, yo tampoco. Decae la expresión de esperanza que cruzó el rostro de
algunos cuando llegué. Es el fin de la ilusión.
***
El mundo se muere y yo haciéndome
una limpieza de cutis. Suena a frivolidad, pero es en lo único que pienso
mientras espero con los ojos cerrados a que la mascarilla alivie la quemazón que
me ha dejado la radiofrecuencia que me desinflama la cara. El mundo se muere y aquí oliendo a pollo
chamuscado.
***
Leo para mí un texto precioso y
me quedo colgada durante unos segundos. Lo releo de nuevo con el gustito en el cuerpo que dan las cosas bonitas pero me viene a la cabeza el tono nasal y engreído de voz del escritor y doy un respingo. Algunas cosas no
deberían moverse del papel.
***
Me pregunta si me he engordado y
lo hace regocijándose en la pregunta de la que sabe la respuesta que salta a la
vista. Sé que pretende que me moleste pero en realidad me importa un comino. Me
engordé de puro goce y ahora, semanas después, arrastro el placer entre mis
carnes con la tranquilidad de a quien un poco más de curvas ya no le viene de
aquí.
***
Vacuna sí, vacuna no. No hay opción. Morirse del virus o no, esa es la cuestión.
***
Si volviera a nacer sería
cantante de jazz. Lo digo canturreando, con los ojos entrecerrados, y empieza a llover. Debería tener un
plan B si decido volver a nacer.
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