lunes, 8 de marzo de 2021

OTRO 8 DE MARZO

 



Otro 8 de marzo más. La polarización cotiza al alza. Somos rehenes de un puñado de fanáticos a los que, en realidad, les importa muy poco los derechos de nadie. Y mientras tanto, las clases dirigentes azuzan a la masa intentando imponer un totalitarismo ideológico e identitario mediante la utilización de discursos y palabras biensonantes que para nada liberan. Ahora le ha tocado al feminismo. Nos lo envuelven con papel de celofán excluyendo del mismo a quien no se arrima a la ortodoxia gubernamental que se mantiene en una posición absolutamente retrógrada e intervencionista en la vida y la libertad no solo de las mujeres, sino de cualquier persona. 

Prima el pensamiento único y la imposibilidad de apartarse sin ser machacado, y denostado civilmente, de la línea ideológica de algunos partidos políticos que desde sus puestos de poder han decidido que, en lugar de trabajar por el entente común y por el respeto por la igualdad en el ejercicio de los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos, se ponen al servicio de quienes quieren victimizar a las mujeres de manera permanente, tratándolas de incapaces que necesitan de especial protección porque de lo contrario serán engullidas por el Estado patriarcal.

Se ataca todo lo que se sale del renglón impuesto, y no hay más feminismo que el de la confrontación permanente. Se desresponsabiliza a la mujer de sus propias decisiones y se la tutela desde el Estado como si necesitara de ayuda permanente. El establishment te dirá lo que debes pensar y cómo debes hacerlo, y para ello no dudará en inventar lo que sea necesario. Escuchamos a diario como nuestro sistema jurídico no protege los derechos de las mujeres; que la falta de consentimiento en materia sexual hasta hoy no constituye una infracción penal; que no se pueden demandar las mismas condiciones laborales que las de nuestros compañeros de trabajo. Pero todas estas mentiras, estas falsedades y otras muchas más, se han colado en el discurso de la gente que sin pensar, sin informarse previamente, está dispuesta a dinamitar la verdad, la realidad, sin pensar en las consecuencias que todo ello supone. 

Nadie niega la necesidad de controlar que los derechos puedan ser ejercitados de manera igual por cualquier persona, como tampoco nadie niega la necesidad de castigar todos esos comportamientos que conlleven la vulneración del derecho fundamental a la igualdad. Pero hay que pedir a los políticos de turno que dejen de decidir por nosotras, que dejen de criticar las decisiones que cada una adopta libremente en el seno de su vida. Ya está bien. Cada mujer debe de poder ser libre de escoger lo que en cada momento quiera. Solo a ella corresponde decidir qué quiere hacer con su vida.  Quedarse en casa cuidando de la familia es una opción tan válida como prepararse para ser ingeniera aeronáutica. La vida se construye a través de la elección de opciones y eso es lo que hay que tener, opciones. La libertad es un bien preciado y no hay que soltarla nunca.

En un día como hoy, solo podemos reivindicar la igualdad de derechos y de obligaciones; la libertad de pensamiento y elección de posturas y de decisiones. En definitiva, el derecho a la diversidad. Si algo hay que reivindicar hoy, es la defensa de todo ello y el reconocimiento de lo que queda pendiente. Quedan cosas pendientes, muchas, pero las sociedades sólo avanzan cuando todos sus miembros pueden hacerlo a la vez, cuando se reivindica libre y no genera enemigos donde no los hay. Sin todo eso, el resto es ruido que nada aporta.





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1 comentario:

  1. Ya. Lo de la libertad de pensamiento debería ser norma. Si no pensamos lo que queremos es que un ENTE, nos come el coco. Sí.

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