domingo, 30 de mayo de 2021

RIO REVUELTO

 


La separación de poderes es uno de los pilares que parece que el Gobierno quiere derribar. No es una impresión mía sino la de muchos ciudadanos que día a día observamos, desde la impaciencia y la desazón, como sistemáticamente se ataca al poder legislativo, cercenando las facultades de la cámara parlamentaria en la elaboración de normas. Legislar a golpe de Decreto Ley es una anormalidad que no debería producirse, lo mismo que no debe incluirse en una Ley sobre infancia las prerrogativas que benefician a los presos de ETA, por poner un ejemplo. Pero no sólo el poder legislativo sufre el desprecio de un ejecutivo fragmentado que es capaz de mentir hasta el infinito con tal de mantenerse en un poder que solo gestiona para su propia supervivencia. 

El poder judicial sufre de una manera brutal y constante el cuestionamiento y ataque por parte de los miembros del Gobierno que ponen en tela de juicio las decisiones adoptadas en aplicación de la Ley. Esta semana tenemos dos ejemplos claros. El anuncio del indulto gubernamental de los políticos catalanes que están presos por intentar poner en jaque el orden constitucional y, por otro lado, las declaraciones de la Ministra de Igualdad ante el llamamiento del Juzgado para que Juana Rivas cumpla la condena por la sustracción de sus hijos que ha sido dictada y ratificada judicialmente. Andamos en manos de necios, de personajes anclados a la vida política que difícilmente pueden sobrevivir fuera del amparo la vida pública. Son personajes siniestros, con poco bagaje democrático y faltos de conocimientos jurídicos que son incapaces de calibrar, a largo plazo, las consecuencias de su falta de escrúpulos a la hora de dirigir y gestionar un país. Los indultos deben desaparecer de la legislación. Las declaraciones de ministras incultas, mendaces y faltas de toda formación, también. Nos esperan malos tiempos. Tiempos de políticos que creen que la impunidad es consustancial a los puestos que ocupan. Pero se equivocan, sus actuaciones tendrán respuesta en las urnas y en los Tribunales. Los ciudadanos no son idiotas y saben reconocer cuando se les toma el pelo, se les miente y se les ningunea. Y el poder judicial, vapuleado por oscuros intereses partidistas, seguirá en pie, aplicando la Ley porque esa es su obligación, aunque con ello le salga un sarpullido a más de uno de los que hoy, sin vergüenza ni rubor, ocupa butaca y acarrea cartera de cuero.






viernes, 21 de mayo de 2021

CIGARRILLOS

 



De la ridícula idea de no volver a verte a la temerosa alucinación de encontrarte y no saber que decirte. La primera frase es el título de un libro de Rosa Montero, la segunda, la idea que cruza por mi cabeza cada vez que paso por los últimos sitios en los que nos vimos. Un pensamiento que no puedo evitar y que el paso tiempo no ha modificado demasiado. Sólo ha atemperado la ansiedad que me producía aquella remota posibilidad que existe mientras sigue vivo. Pero ahora, enmohecidos los recuerdos, queda el runrún de la remota posibilidad. ¿Qué habrá sido de ti? De mí, bien poco, podría decir.  Pero no diré nada y seguiré caminando, pisando el mismo suelo que tú pisas, dejando que la improbable posibilidad de que te cruces en mi camino, pase sin hacer ruido. Luce el sol en el Retiro, como siempre.   



domingo, 16 de mayo de 2021

STAY WITH ME

 



El tipo levantó el reposabrazos que separaba los dos asientos, se sentó a mi lado sin decirme nada y se hizo espacio arrinconándome contra la ventana. Quedé pegada al cristal sin posibilidad de moverme. El trayecto nos llevaría unas cuantas horas, pero, de esa manera, la eternidad sería más breve que mi viaje. Apoyé el codo en el escueto marco de la ventana y la mejilla en la palma de la mano. Nos alejamos de la estación central y el tipo sacó un teléfono del bolsillo en un ejercicio de contorsionismo alucinante. Empezó a teclear a una velocidad vertiginosa, respirando de una manera entrecortada, como si le faltara el aliento y se le escapara la fuerza por los dedos. Siguió escribiendo durante kilómetros y perdí interés. Me dormí. Al despertar, el reposabrazos volvía a estar en su sitio y el asiento vacío. El autobús no hacía paradas. Imaginé que el tipo se había cambiado de asiento y le busqué alzando el cuello, pero no le vi. Me desconcertó. ¿Por qué se había ido? Su cuerpo, su Había ocupado un espacio que era mío, pero era él el que se había ido. En su asiendo solo quedaban el envoltorio de un caramelo de café. Me sentí un poco abandonada y me guardé en el bolsillo aquel papelito. Deseé escribir un mensaje con la misma intensidad con la que lo había hecho aquel tipo y saqué el teléfono del bolsillo sin la menor dificultad, pero, maldita sea, no tenía nada que decir.



domingo, 9 de mayo de 2021

¿Y AHORA QUÉ?

 



El autobús enfiló la carretera. Dejó atrás un secarral tras otro. A veces, por el horizonte asomaban algunos puntos blancos que salpicaban el paisaje. Durante horas no cambiamos de dirección, ni una curva, ni un repecho, nada, absolutamente nada. Al anochecer, después de una infinita monotonía de naturaleza muerta, a lo lejos aparecieron los pequeños destellos de unas luces. Mi parada estaba allí. Había reservado una habitación en lo que se anunciaba como el único hotel en kilómetros a la redonda. Vi partir el autobús y el eco de la nada me retumbó por dentro. Ya no cabía arrepentimiento, ni pensamientos desbordantes. Dejé la bolsa sobre una silla y abrí la ventana a un infinito de piedra y arena que ni siquiera podía ver. Busqué un enchufe, encendí el ordenador, puse un poco de música y leí unos cuantos correos.  Al cabo de unos minutos, arrastrando el cansancio de los climas extremos, entré en el baño y me sumergí en el agua más tibia que caliente. Cerré los ojos, con los dedos pincé la nariz, y deslicé el cuerpo hasta quedar todo cubierto. De fondo, deformadas por el agua, llegaban las notas de I’ll be seeing you. Me quedé hasta que sentí frío. Fuera solo eran las seis, pero el tiempo se había detenido y allí, tan lejos, todo se hizo inmortal.