Tengo que enviar unos cuantos
libros a mi hermana pequeña. Vive fuera. En su pueblo, diminuto, apenas hay un
supermercado, una farmacia y una papelería; poca cosa más. Hacerse con un
ejemplar en español no solo es complicado, sino que es imposible. Los podría
comprar por Amazon o bajárselos en un libro electrónico, pero nuestro sistema nos
gusta mucho más. En realidad, ella juega con ventaja en lo monetario, los libros
los compro yo, pero los disfrutamos las dos. Empezamos hace ya algunos años cuando
después de unas navidades en casa volvió a la suya con el maletero lleno de paquetes
de pañales, un jamón, antibióticos y un buen montón de libros. Se llevó también
un segundo hijo engendrado, pero esa ya es otra historia. Cargó con todos los
que pudo. Los que compró y los que fue repescando por ahí. Las siguientes Navidades, acarreando dos
bebes, los trajo todos de vuelta. El sistema lo hemos mantenido a lo largo de
estos años, aunque lo hemos perfeccionado incluyendo las entregas a través de
cualquiera que conozca a una u otra que vaya de visita por ahí y que no le
importe llevarse un paquetito de 3 o 4 libros, si pasa por aquí. Estamos en
deuda con sus amigos, con los míos, pero así es la vida. Durante el confinamiento paramos como paró
todo y porque además yo no leía, no podía, y ella, embutida entre bolsas de plástico,
intentaba sujetar la vida de otros a base de ciencia, humanidad y dedicación.
Este septiembre, después de más 22 meses de nuestro último encuentro en persona,
volvimos a la carga. La gracia del intercambio de libros no está tanto en su
aprovechamiento, sino en las notas que circulan arriba y abajo y en el papel
manila en que los envuelven. Queda poco
para Navidad y dicen que los suministros van a fallar. Hay gente haciendo
aprovisionamiento de ginebra y de infiernillos de camping gas. En casa lo
hacemos de papel manila y bolis Bic Cristal, aunque de alguna botellita también. Y, mientras lo hacemos, miramos al cielo para que no nos mande otra pandemia, o cualquier otra boñiga, que nos fastidie la cosa.