Fernando Pessoa
Querido John:
Hoy
me he acorado de ti. Me he sentado frente a la ventana y he pensado en la
indefinición en la que vivimos. Ya no sabemos quienes somos, ni lo que somos,
ni lo que los otros creen ser. Es difícil de entender fuera de estos tiempos
raros en los que nos ha tocado existir y que no son nada interesantes.
Repetimos, a peor, lo que otros vivieron antes. Pero supongo que eso no es nada
nuevo. La historia se retuerce para repetirse una y otra vez y no hay memoria suficiente
para impedir que la estupidez vaya transitando generación tras generación. Solo
puede decirte que, aunque te echo mucho de menos, toda esta locura que te
ahorras.
Busco
la manera de sobrevivir a lo chusco, a lo obsceno del matonismo ideológico, pero
no siempre lo consigo. Me agoto y lo apago todo, desaparezco durante nos días,
aunque al final acabo volviendo, pero cada vez con menos fuerzas, cada vez con
menos ganas.
Hace
unas semanas comenzó la migración de los vencejos. Sortearan tormentas y
llegaran a destino los que consigan sobrevivir mientras nosotros continuamos
intentando encontrar sentido a la vida. En el tejado, oscurecidos por el
invierno, quedan los huecos en los que anidaron la pasada primavera.
Fuera
de aquí hace frío. Demasiado.
Siempre
tuya.
Grace
Acabo de leerme del tirón toda tu serie de John y he disfrutado muchísimo asistiendo como voyeur a la intimidad de John y Grace. Hacía tiempo que no te leía (tenía totalmente abandonada la blogosfera) y hacerlo me ha resultado muy gratificante. Créeme si te digo que tu literatura me parece muchísimo mejor que la de muchos que venden libros, dan charlas, hacen maratones de firmas y todas esas cosas que hacen los escritores que viven de ello o que aspiran a hacerlo. (¡Madre mía, los [y las] escritores que brotan como setas en temporada de lluvias y vomitan cantidades ingentes de libros que no aportan absolutamente nada...) La parte buena es que son perfectamente prescindibles.
ResponderEliminarTambién he leído alguna de tus entradas en las que te cabreas con el mundo y sueltas verdades como puños, veo que sigues tan combativa como siempre, aunque afirmes que estás cansada de partirte el pecho en luchas estériles.
En resumen, un placer volver a tus letras.
¡Cuánto tiempo! Me alegra mucho saber de ti y te agradezco lo que dices. La ventaja, en mi caso, es que lo hago porque quiero, no le debo nada a nadie y el día que me canso, pues ahí se queda. En cuanto a las entradas de cabreo, ya sabes, Noire, la eterna cabreada :) Nos vamos leyendo. Un abrazo.
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