Confieso que no recordaba el físico
de Nelly Furtado y que si alguien me hubiera preguntado por ella solo habría
sido capaz de tararear el estribillo de “I’m like a bird”. Nada más. Pero,
confieso también, que solo cuando he visto algunos comentarios sobre su cuerpo,
la he buscado. Una búsqueda que habrá llevado a cabo un montón de gente para
comprobar ese "antes y después" con el que la pone en evidencia y la
han convertido en tendencia por encima de Milei y de Pedro Sánchez. Y da igual
que el concierto haya sido estupendo o una castaña, lo importante son sus
caderas poderosas, su lorza que es la lorza de todos. La imagen es una de las
muchas esclavitudes de nuestro tiempo y la delgadez una de las más severas. No
se puede estar gordo o ser gordo. Porque la gordura tiene dos maneras de
manifestarse: la permanente fluctuante, a más o a menos (entonces eres gordo) y
el puntal (entonces estás gordo).
No sé si tienen algo que ver con el machismo o no, porque hoy en día nadie puede estar/ser gordo, so pena de estar permanentemente cuestionado, aunque no te conozca ni el tato y tu club de fans sean tus vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Cuando el exceso de peso lo acarrea un personaje con una imagen pública, la crítica ya es feroz y esos kilos de más se convierten casi en una cuestión de estado. La trituradora de lo banal no deja lorza sin analizar. Nadie está exento de cierta vanidad. A todo el mundo le gusta verse bien y sentirse mejor. Pretender un cuerpo normativo, sujeto a cánones a veces imposibles, casi siempre obliga a sacrificios que se llevan por delante algo más que los kilos que, con el tiempo, vuelven a traición. La batalla contra el peso, que muchas veces se emprende en falso, pero apuntalada por los buenos propósitos de la salud, es una batalla que se gana de momento y se pierde en la guerra del mantenimiento. Pero la cuestión no siquiera es esa, sino en dejar a la gente en paz, en respetarla y en tenerla en cuenta como algo más que un trozo de carne más o menos prieto. Vivimos en una sociedad enferma y hay mucho personal de cuerpo escultural y cerebro menudo.
Por acabar, Nelly Furtado está tremenda de buena con esas curvas que luce. Y las
luces y hace bien, porque ese es su cuerpo, porque esa es ella y porque le da
la gana mostrarlo. Y si no estuviera tremenda, pues tres cuartos de lo mismo. De Nelly Furtado solo debe importarnos si canta bien o si no
lo hace. Lo demás son estereotipos de una sociedad idiota que más nos valdría
mandar a tomar por saco.
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