«¿Parecemos el tipo de individuos que entrarían en un
campamento en la noche,
a hurtadillas, a anestesiar a alguien, amputarle una pierna y
llevársela?»
Monty
Phyton
Un pequeño accidente doméstico acaba con una sangría en la
pica de la cocina. Y aunque la sangre es mía y no llegará al río, se me va la
cabeza pensando que no hay dolor en la lesión sino la inquietud de lo que llega
de un modo inesperado y rompe con la normalidad. Un vaso menos y casi dos dedos también,
meñique y anular. Nadie dijo que el despiste y la fragilidad del cristal “Made
in China” no fuera un buen modo de acabar con lo superfluo. Recojo como puedo, envuelvo
la mano en una toalla y me voy al ambulatorio. Por el camino pienso que
necesito, no dos vida, como decía aquel, sino tres: una para vivirla como pueda, otra para perderla como quiera y otra para sortearla entre quien me dé
la gana. Unas tiras de puntos de sutura y a correr. Es la imposibilidad de la pausa.
Cuidate, que tienes mucho por escribir...!
ResponderEliminarMuchas gracias Pedro. Más que nada es la incomodidad, pero nada más. La sangre no llega al rio :)
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