El mismo lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone
del lado del cordero y piensa: Ojalá que huya.
Adolfo Bioy Casares
I.- Intento
ser cuidadosa cuando expongo algunas cosas para que el que escucha no las
entienda como un reproche pero, en cuanto salen de mi boca, sé que el oído al
que llegan lo entenderá como si lo fuera. Y es que al final, las
cosas son lo que son y no lo que querríamos que fueran. Diagnóstico: reproche
con guante de seda.
II.- Debe
empezar a descartarse la idea de que los infartos son cosas de hombres. La
igualdad ha llegado de pleno en este campo y ahora, desde hace más de diez días,
sangre de mi sangre intenta recomponerse por dentro y por fuera. Cuando el
corazón se rompe la vía genital no cuenta.
III.- Cuando
alguien te decepciona una vez no te quepa duda que te decepcionará una segunda,
incluso una tercera, como le des la oportunidad. Las cosas son como son, de
nuevo.
IV.- Algunas
personas son verdaderos escapistas. Escapan como alma que lleva el diablo cuando
saben que están haciendo las cosas mal. Son auténticos especialistas en excusar
presencia mediante el silencio y en justificarse mediante la ignorancia de las cosas. Uno ignora lo que quiere ignorar, por el
motivo que sea.
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