No hay nada tan alentador como saber que en alguna parte,
una mujer que te gusta está pensando en ti y solo en ti.
Richard Ford
Richard Ford
Las redes sociales propician
muchas cosas. Uno puede encontrar de todo en función de lo que busque.
Personalmente reconozco haber tenido acceso a opiniones, pensamientos y
reflexiones que no de otra manera habrían estado a mi alcance y que me han
permitido tanto mantenerme en las propias como modificarlas gracias a lo que
otros han podido expresar. He llegado a libros maravillosos y a otros espantosos, a cantantes deliciosos, a películas
insufribles, a pensamientos sanísimos y otros tan retorcidos que en ocasiones
me han hecho replantearme cerrar todo vestigio de vida cibernética y volver,
como dirían algunos, a casa para alejarme de lo tóxico que algunos desprenden. La
red da para mucho o para muy poco, depende de lo que cada uno busque, como ya he dicho. En las
dos últimas semanas he descubierto de manos de un tercero que para algunos las
redes sociales pueden tener efecto terapéutico. Desde la distancia leo a José
Luís y creo que puede que su salvación, en parte, se encuentre en ellas, en poder
compartir con cientos de personas el dolor desgarrador de la pérdida violenta y
sin sentido del ser amado. A veces hasta los inventos más tontos de pronto cobran
sentido, y esta vez, para mí lo ha cobrado pese a ser una descreída. Los muros
que no se tocan no siempre levantan barreras sino que ayudan a derribarlas.
Es una red. Lo otro, es lo que la red sepa de ti.
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