Hay más
lágrimas derramadas por las plegarias atendidas que
por las
no atendidas. Tienes que ir con cuidado con lo que pides.
-Cosas que nunca te dije-
Te
empeñabas en repetir que éramos excepcionales y, aunque la realidad se empeñaba en desmentirte
una y otra vez, insistías como si de esa manera consiguieras engañarla. Cada
una de las cosas que hacías, dirigidas a sentirte diferente, te convertían en
un loco del que necesitaba distanciarme para no caer en la misma locura con la que nos mentimos durante algún tiempo.
Cruz sobre otra cruz, borrón sobre borrón. Nos volvimos tristes, oscuros porque
sabíamos que no todo valía y las risas, cada vez más cortas, cada vez más
huecas, solo ocultaban el miedo al precipicio al que nos acercábamos cada día
un poco más. Con tus esquizofrenias, que pretendían enrolarte en una cercanía que
aun tenías pero que creías perder con la
caída de cada tarde, vendías horas al
diablo para prorrogar un final conocido desde el principio. Y en la última vuelta,
la contumaz realidad y un par de lágrimas muertas que quedaron en nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario