Es curioso lo lejana que resulta una desgracia
cuando no nos atañe personalmente.
John Steinbeck
Es el sonido continuo de la lluvia descargando contra el
suelo lo que te despierta. La misma lluvia que ensucia los cristales que reflejan
un tiempo que no cesa. Un tiempo que te contempla, escondiendo una media
sonrisa, entre los pliegues de los días que pasan. Y en tu cabeza, un botín de
pensamientos que no sirven para nada, que te obligan a vivir bajo el contraluz que
se forja con el gusto acre de las cosas muertas y la gracia misma que para ti
guardan. Te buscas pero aquel cristal, marcado por el agua, te descarta una vez
más y entonces comprendes que todo aquello que otros dijeron en el pasado iba
en serio. Permaneces en pie porque es imperativo.
Sí. La lluvia tiene esas cosas cuando la miras,los ojos se ponen en ese punto indefinido, y uno piensa sin pensar, algo extraño. No sé a qué dimensión de nuestra existencia pertenecen esos instantes.
ResponderEliminarpensar sin pensar y sin saber realmente si conviene seguir pensando.
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