"Nunca se rindan, nunca cedan, nunca, nunca, nunca, en nada grande o pequeño, nunca cedan salvo por las convicciones del honor y el buen sentido. Nunca cedan a la fuerza; nunca cedan al aparentemente abrumador poderío del enemigo".
Winston S. Churchill
Quizá
porque de momento nunca me he encontrado en una situación parecida, no puedo
comprender el estado de alienación y sumisión que está
viviendo una buena parte de la población que vive en Cataluña. No hablo de
mayoría porque no lo es. Los grandes números son una de las muchas mentiras que repiten los independentistas.
Lo sorprendente es que a estas
alturas, cuando ya no hay dudas de que mintieron a los ciudadanos, movilizaron los sentimientos más bajos de la gente mientras malversaban, espiaban y robaban a las necesidades más perentorias de sus conciudadanos (el dinero destinado a sanidad, servicios sociales, etc. se desviaba a la maquinaria del "Procés"), todo ello siendo conscientes de que todo
aquel plan que no era viable, aun hoy, los propios ciudadanos estafados se lancen a la
calle en defensa de un líder fugado, que los dejó en la estacada, y de un proyecto tan poco democráctico.
Esta gente que, investidos por el poder de unos resultados electorales que no responden a la voluntad de los resultados directos de las urnas(algo habrá que hacer con eso), azuzó el avispero del sentimiento
nacionalista de algunos, no merece conmiseración alguna, solo la aplicación
implacable del Estado de Derecho y el más profundo de los desprecios.
Nunca las
calles serán suyas, como nos repiten cada vez que pueden. Debemos estar atentos
y no dejarnos intimidar por su otro mantra: “ni olvido ni perdón”. Debemos ejercitar
nuestros derechos y no permitir que iluminados como los que hoy tenemos en el
Parlamento catalán vuelvan a tener en sus manos la dirección de un territorio al
que solo le han ocasionado la ruina económica y social. La hora de hacer
política llega tarde, la política la mataron los propios que pretendían
ejercerla contra su propio pueblo. Llega la hora de que todos aquellos que atentaron contra la democracia, pervirtiendo el lenguaje y las ideas, respondan ante los
Tribunales (los de un Estado Social, Democrático y de Derecho), ante los
ciudadanos y ante Europa. Nosotros tampoco vamos a olvidar y no debemos hacerlo
para no volver a caer en manos de unos cuantos que solo quisieron su propio beneficio
(principalmente económico, con un control de las instituciones para que nadie
les pidiera explicaciones) en detrimento de los derechos y libertades de la
inmensa mayoría. El respeto a las normas, al derecho y las libertades es
fundamental y si no estamos por ello es para apagar y cerrar la puerta.
Es así, tal como escribes, una aventura oportunista que ha arrastrado a muchos catalanes a una cruzada épica, reaccionaria e intolerable para un Estado de Derecho. Soy catalana y espero que la ley acabe de una vez con esta pesadilla que ha provocado odio, fanatismo y un resurgir de anhelos supremacistas y excluyentes.
ResponderEliminar