Con la mirada clavada en el cielo, que se veía más luminoso que la tierra según caía la noche, no consideraba los copos cada vez más grandes que esparcía el viento como signos de un desastre que se aproximaba sino como señales de que por fin habían regresado la felicidad y la pureza de los días de su infancia.
Orhan Pamuk
Ha pasado una semana desde mi cumpleaños y nada especial le
ha ocurrido a mi cuerpo, ni a mi cabeza, aunque saltara de una decena de años a otra distinta. Los aniversarios nunca son un gran
acontecimiento salvo para uno mismo, que ve cómo va sobreviviendo a las bombas
de flotación que la vida. Pero como dice aquel lo importante es vivir, vivir
con ganas y no descontar ni un solo año de lo que la mala prensa de algunas cosas intentan arrancarte. No
acortar por nada y seguir ahí, intentando que el cerebro no se desamueble, que
el cuerpo aguante, que el humor no decaiga y que las ganas se sostengan aunque
sea sobre un par de palillos chinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario