Revisar notas viejas tiene el
efecto, a veces desolador, de poner en evidencia lo poco que se sabe de nada, la inconsistencia de la vida e
incluso la falta de peso que pueden llegar a ser algunas posturas, algunos
recuerdos. Cuesta mostrarse conforme, e incluso reconocerse, en el momento en que
se extendieron las palabras que tiempo más tarde, sin darnos cuenta, han perdido su sentido y también su
fuerza. La exploración vital de uno
mismo no es suficiente para encontrar el origen de la idea y su búsqueda se convierte en un juego de malabares vital pero cansado. Limpiar el polvo del presente para volver a ese momento del pasado. El contexto, casi siempre, lo
es todo. El transcurso del tiempo tiene el efecto de relativizar, de emborronar
el ayer y la transcendencia que entonces impostábamos para sentirnos un poco
mejor de lo que somos.
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