domingo, 26 de mayo de 2024

PESADOS NO, LO SIGUIENTE

 


Confieso que no recordaba el físico de Nelly Furtado y que si alguien me hubiera preguntado por ella solo habría sido capaz de tararear el estribillo de “I’m like a bird”. Nada más. Pero, confieso también, que solo cuando he visto algunos comentarios sobre su cuerpo, la he buscado. Una búsqueda que habrá llevado a cabo un montón de gente para comprobar ese "antes y después" con el que la pone en evidencia y la han convertido en tendencia por encima de Milei y de Pedro Sánchez. Y da igual que el concierto haya sido estupendo o una castaña, lo importante son sus caderas poderosas, su lorza que es la lorza de todos. La imagen es una de las muchas esclavitudes de nuestro tiempo y la delgadez una de las más severas. No se puede estar gordo o ser gordo. Porque la gordura tiene dos maneras de manifestarse: la permanente fluctuante, a más o a menos (entonces eres gordo) y el puntal (entonces estás gordo).

No sé si tienen algo que ver con el machismo o no, porque hoy en día nadie puede estar/ser gordo, so pena de estar permanentemente cuestionado, aunque no te conozca ni el tato y tu club de fans sean tus vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Cuando el exceso de peso lo acarrea un personaje con una imagen pública, la crítica ya es feroz y esos kilos de más se convierten casi en una cuestión de estado. La trituradora de lo banal no deja lorza sin analizar. Nadie está exento de cierta vanidad. A todo el mundo le gusta verse bien y sentirse mejor. Pretender un cuerpo normativo, sujeto a cánones a veces imposibles, casi siempre obliga a sacrificios que se llevan por delante algo más que los kilos que, con el tiempo, vuelven a traición. La batalla contra el peso, que muchas veces se emprende en falso, pero apuntalada por los buenos propósitos de la salud, es una batalla que se gana de momento y se pierde en la guerra del mantenimiento. Pero la cuestión no siquiera es esa, sino en dejar a la gente en paz, en respetarla y en tenerla en cuenta como algo más que un trozo de carne más o menos prieto. Vivimos en una sociedad enferma y hay mucho personal de cuerpo escultural y cerebro menudo. 

Por acabar, Nelly Furtado está tremenda de buena con esas curvas que luce. Y las luces y hace bien, porque ese es su cuerpo, porque esa es ella y porque le da la gana mostrarlo. Y si no estuviera tremenda, pues tres cuartos de lo mismo. De Nelly Furtado solo debe importarnos si canta bien o si no lo hace. Lo demás son estereotipos de una sociedad idiota que más nos valdría mandar a tomar por saco. 

 





domingo, 19 de mayo de 2024

Y DE REPENTE



Empiezo a leer. No entiendo nada. Vuelvo a la primera página, a la primera palabra, y me empeño en seguir. Pero no entiendo nada. Me he perdido dos veces y aunque conozco y reconozco cada palabra, soy incapaz de darle sentido. Paro. Bebo un sorbo del café que dejé sobre la mesa hace un par de horas.  Me gusta frío y ahogado en agua. No parece que la cafeína ni el parón ayuden mucho. No es más que una novela, pero igual se me ha soltado algún cable y, sin darme apenas cuenta, he perdido la capacidad de comprensión por mucho que me concentre. Es una sensación bastante extraña, así que lo dejo y sintonizo una emisora de radio que solo pone música de los 80.  Respiro hondo. Me pregunto en qué momento empezó el deterioro porque, sin duda, esto lo es. Suena Mecano y yo misma soy yo, un cuadro de bifrontismo agotado y chusco que, como la canción, juró que ya no más y aquí estoy, con la neurona medio fundida. Se lo cuento a Berta y hace un mohín. Un gesto que repite, desde que la conozco, cada vez que suelto algo que considera una majadería. Y esta vez, debe de ser de campeonato por lo acusado del gesto. Le digo que una vida entera, incluso dos, es tiempo más que suficiente para olvidar a alguien, pero que a veces nos atascamos en un pasado y vagamos por aquel, sin querer inventar nada, solo recordando un gesto, una palabra, un pensamiento. Lo abrupto tiene esas cosas. Vives, se muere, y tú sigues con lo que parece una vida que a veces no es la tuya. Me da un beso de abuela, en la frente, y me quedo ahí, en mitad de una partida que no comprendo y una novela que concluyo que es una mierda.



domingo, 12 de mayo de 2024

VÉRTIGO Y CENIZA

 


I. Entras, te mueres de miedo, te estabilizan, sonríes y vuelves a casa.
Suena el teléfono y veo su número. Las cejas se fruncen en un gesto automático. Si llama, es que algo no va bien. Y voy hacia allí, muerta de miedo, te veo sonreír, no comprendo en qué rincón de tu cabeza queda espacio para pensar que de esa manera nos haces la vida más fácil. Y no puedo sonreír porque, mientras a ti te sale de natural, a mí se me llenan los ojos de lágrimas y tengo que volver la cabeza, mirar por la ventana y comentar que menudas vistas horrendas se ven desde aquí, que maldito sea el mal gusto de quien pensó que ver el paso de una autopista sería una buena idea.
Y me niego a mirar nada más porque mirando, aun sin buscar, puedo encontrar y no sé si quiero saber.


II. Y tú ¿Qué quieres de mí? No me digas que nada. Si no quieres nada ¿Qué haces aquí? Puede que solo te busques a ti mismo. Y casi que mejor que sea así porque yo ya no tengo nada que ofrecer. Ya no soy la que era. Ya no eres lo que yo quería, o eso creo. Con eso vivo. Yo qué sé.



III. Elecciones para no elegir nada. Menuda paranoia. Ser imbécil es una desgracia, una pena, una pesadez para los demás, pero no es un delito. Soportamos estoicamente a mucho imbécil. Si una cosa te dan los años es la capacidad de olerlos desde cinco minutos antes de que se te arrimen. En la actual política se agrupa el mayor rebaño de imbéciles narcisistas que uno se pueda encontrar, por eso la fractura es casi absoluta.



IV. Leo a Javier Marías antes de acostarme. Miro el teléfono. Me muero de sueño. Los sueños han muerto. Viva la nada.



V. Noches de auroras boreales en el Mediterráneo. ¿Quién nos lo iba a decir?


VI. Domingo de elecciones. Desayuno un bocadillo de pan de aceitunas, queso brie, jamón y un café largo, un poco aguado. No tiene nada de ligero, me da igual. Compro una buganvilla para reponer la que se murió hace poco. La cargo entre los brazos y alguien tiene a bien decirme que somos iguales. Creo que se refiere a mi hermana,  porque camino cerca de su antigua casa, o quizá porque la pienso todo el día. Debo poner cara de no reconocerle, porque lo siguiente que oigo es que las dos sois dos flores preciosas. Sonrío y lo hago de verdad. Aún se reglan piropos que no cuestan, pero valen mucho. La buganvilla es preciosa y mi hermana también.



miércoles, 8 de mayo de 2024

VELEROS



En una escuela de Barcelona, los alumnos de la ESO, están construyendo un velero. Lo hacen en clase. Es un proyecto de formación al que se han lanzado en plancha. Alguien podrá pensar que es una cosa pijísima que solo puede llevarse a cabo en colegios muy determinados, pero no es así. El caso es que la idea no es nueva, sino que viene importada de Francia, nuestro vecino de al lado. El proyecto Harbor, que es el origen de todo, nació en París. Allí se gestó este proyecto, donde se involucra a colectivos en riesgo de exclusión social para llevarlo a cabo. Los número dicen que llevan botados varios cientos de veleros. Pero, vuelvo a los alumnos, de entre 15 y 16 años, que viven con ilusión desmedida la creación de algo que para ellos es distinto, algo que le obliga a pensar, a utilizar sus manos para lijar, ensamblar, etc. Que les pone en evidencia y frente a la realidad de que trabajando en grupo se trabaja más y mejor. Unidos somos capaces de cosas increíbles, que colaborar mano a mano, sin imponerse unos a otros, siempre reporta un beneficio al fin común. Es una enseñanza grandísima, quizá de las mejores que obtendrán en estos tiempos de sombras, Individualismo y artificialidad. Necesitamos llenarlo todo de veleros, o de carros, o de lo que sea en lo que se precise la colaboración de las personas. Da igual si son veleros o son otra cosa, lo que importa es moverse para que algo empiece a cambiar. Y vuelvo. Alguien pensará que es un proyecto que necesita de un dinero que las escuelas públicas no se pueden permitir. No puedo estar más en desacuerdo. Los recursos son muchos y suficientes. La cuestión está en su racionalización, en utilizarlos para las cosas que realmente importan y dejar de tirar por el desagüe, o lo que es lo mismo, que se deje de robar al ciudadano con corrupciones y malversaciones a la que parece que la ciudadanía ya nos hemos acostumbrado. Y lo de los veleros, los carros, o lo que sea, no son más que el símbolo de que cuando se ponen medios y ganas somos capaces de unirnos para sacar adelante los proyectos incluso más locos. Les estamos ofreciendo mierda a los jóvenes pero es en ellos donde reside aún la grandeza del ser humano. Juntos somos más fuertes, más listos, más eficaces y más humanos. Trabajar codo con codo, en lo bueno y en lo malo, nos hace conocer a los demás y a nosotros mismos. Ojalá llegue un día en que los veleros lo llenen todo.



miércoles, 1 de mayo de 2024

SOBREVIVIR

 


«
Vivir con miedo a perder es negarse a vivir»

Paul Auster


Tres días lloviendo a mares y un Primero de Mayo que se diluye entre la pereza infinita de un festivo de febrícula y malestar general. Y entre todo eso, gente que desaparece de este mundo, pero solo un poco. Tengo sobre la mesa "Baumgartner" y en la faja leo la frase con la que encabezo esta nota "Vivir con miedo a perderse es negarse a vivir". Se quedará ahí, con la preciosa portada mirando al frente, esperando tiempos de mejora y altura.


Caballero, vaya usted con Dios. Los que nos quedamos le echaremos de menos.