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lunes, 2 de noviembre de 2015

DIARIO 2.0



No hay errores. Solo hay actos extraños.
Marguerite Duras


I.- Desde hace un par de semanas me niego a que durante las comidas, o las cenas, me da igual, se hable de política. Tengo malas digestiones y no quiero que se acrecienten a base de escuchar barbaridades a todas horas. Algunos términos, de las discusiones que escucho, son tan grotescos que bien cabrían en una antología del disparate, nacional o nacionalista, escójase lo que se quiera.

II.- Hay gente tan borde que corta la leche con solo mirar el envase.

III.- Le dije que le quería y que le quería mucho. Me regaló un cartucho de castañas asadas. Lástima que fuera en pleno mes de julio y la cosa quedara extraña. Pero desde entonces y hasta ahora, no hay amor que valga que no tenga el aroma de un otoño anticipado.


IV.- La modernidad impone la copa menstrual para los días raros, eso sin olvidar una buena copa de vino tinto a la par. Lo rouge siempre tiene un efecto euforizante, como poco, en mi vertiente femenina.


sábado, 22 de noviembre de 2014

MUSICALIDADES



Cada uno tenemos nuestra propia banda sonora. Hoy es un día propicio, el de la música, para dejar por aquí la que me viene acompañando desde hace mucho tiempo. Esta vez, haciendo una pequeña trampa, la acompaña un texto expresamente escogido, porque sí, sin más. Posiblemente a cada una de las canciones que dejo por aquí se la pueda adjudicar a gente, a mi gente, a los que están, a los que en algún momento han estado, a los que en algún momento estarán, a los que se fueron y jamás volverán, la los que marcharon pero tienen su hueco para cuando quieran volver y, sobre todo, a los que siempre quise que estuvieran. Pero en este mercado que es la vida, que cada uno escoja lo que quiera, aquí también hay alguna que es para ti, no te quepa duda.




***

"Le ofreció el cigarrillo –era tan pulcro que también se había preocupado de traer un cenicero- pero no se quedó sentado junto a ella, se atravesó sobre la cama, le separó un poco más las piernas acariciando sus tobillos y los dedos de sus pies, le besó las rodillas y el interior suave de los muslos y fue subiendo despacio, dejándole en la piel un rastro de saliva, le apartó el vello, cuidadosamente, con determinación y lentitud, y entonces empezó a besarla exactamente igual que si besara su boca, hundiéndole la lengua, moviéndola en ondulaciones circulares, arriba y abajo, respiraba por la nariz, retrocedía para recobrar el aliento o quitarse un pelo de los labios y la miraba sonriendo, con la cara entusiasta y mojada, la veía fumar entornando los ojos, la horadaba, la olía, su carne rosa se dilataba y contraía como un corazón, cerró los ojos y respiró ella también con la boca abierta y el cigarrillo se le desprendió de los dedos..."
El jinete polaco



"Vi cómo se apoderaba de mis rasgos uno a uno, cómo cambiaba la relación que había entre ellos, cómo agrandaba los ojos, cómo hacia la mirada más triste, la boca más definitiva, cómo grababa la frente con grietas profundas. En lugar de horrorizarme seguí la evolución de ese envejecimiento con el interés que me hubiera tomado, por ejemplo, por el desarrollo de una lectura. Sabía, también, que no me equivocaba, que un día aminoraría y emprendería su curso normal."
El amante



"Con todo el fervor y el idealismo de un joven que ha pensado demasiado y ha leído demasiados libros, decidí que lo mejor era no hacer nada: mi acción consistiría en una negativa militante a realizar ninguna acción. Esto era nihilismo elevado al nivel de una proposición estética. Convertiría mi vida en una obra de arte, sacrificándome en aras de tan exquisitas paradojas que cada respiración me enseñaría a saborear mi propia condena. Las señales apuntaban a un eclipse total, y aunque buscaba a tientas otra lectura, la imagen de esa oscuridad me iba atrayendo gradualmente, me seducía por la simplicidad de su diseño. No haría nada por impedir que ocurriera lo inevitable, pero tampoco correría a su encuentro. Si por ahora la vida podía continuar como siempre había sido, tanto mejor. Tendría paciencia, aguantaría firme. Simplemente, sabía lo que me esperaba, y tanto daba que sucediera hoy o mañana, porque sucedería de todas formas. Eclipse total."

El palacio de la luna


Tuvimos una tormenta. Duró toda la noche y a media mañana aún seguía, una cosa extraordinaria, no he visto nada semejante, en estas zonas templadas, ni en violencia o duración. Disfruté de lo lindo, incorporado en mi adornada cama como si fuera un catafalco, si ésa es la palabra que quiero, la habitación sumida en un parpadeo de luz y el cielo a patada limpia, rompiéndose los huesos. ¡Por fin, me dije, por fin los elementos han alcanzado un extremo de magnificencia acorde con mi torbellino interior! Me sentía transfigurado, me sentía como uno de los semidioses de Wagner, flotando sobre una nube tronante y dirigiendo los estruendosísimos acordes, el choque de los címbalos celestiales. En este estado de euforia histriónica, en medio de la efervescencia de los vapores del coñac y de la electricidad estática, consideré mi posición bajo una luz nueva y crepitante."
El mar


"La realidad sabe escabullirse perfectamente detrás de una sucesión infinita de pasos, de niveles de percepción, de falsos sondeos. A la larga, la realidad resulta inextinguible, inalcanzable. Aunque sea a tanta distancia, por fin vi algo de Dublín, lo vi desde lo alto de estos acantilados que se adentran en el mar. Grupos de aves reposan sobre las aguas. La tristeza fascinante del lugar parece acentuarse con la visión de esas escuadras de pájaros sonámbulos, en pleno día, y es como si el vacío se anudara con la honda tristeza y ésta de vez en cuando cobrara voz con el chillido de alguna gaviota. Trataré de poner en pie y mejorar mi mustia vida de editor retirado. Pero algo se ha desfondado por completo en el cuarto. Alguien se ha ido. O se ha borrado. Alguien, quizá imprescindible, ya no está. Alguien se ríe a solas en otra parte. Y la lluvia se estrella cada vez con más delirante fuerza sobre los cristales y también sobre el aire vacío y sobre el hondo aire azul y sobre lo que está en ninguna parte y es interminable. "

Dublinesca


domingo, 2 de marzo de 2014

HIROSHIMA MON AMOUR -ALAIN RESNAIS-


"Tú no has visto nada en Hiroshima, nada".

Hace unas semanas en una tertulia de sobremesa alguien me preguntó, tú que escribes cosas de cine ¿Cuál es tu película favorita? Contesté que no lo sabía. No me creyó. Supongo que jamás ha leído lo que escribo y por eso no sabía que tengo muchas películas entre mis favoritas. Cuando me hacen este tipo de preguntas, me siento incapaz de decidirme por una en concreto, porque si bien la lista casi siempre es la misma, el orden de preferencia depende mucho del momento personal en el que me encuentre, lo mismo me pasa con los libros, incluso con la música.
Por eso no puedo dar un único título. Unas me gustan mucho y con el tiempo se difuminan hasta desaparecer, pero hay otras que son eternas, y esas sé que permanecen siempre conmigo. Una de ellas es "Hiroshima mon amour" de Alain Resnais.


El guión de "Hiroshima mon amour" fue escrito por Marguerite Duras, garantía más que segura de que la historia que contiene no es cualquier cosa. Aquí, un amor pasado que lo condiciona todo. Una historia triste, desgarradora que de la mano de Resnais se transforma en un espectáculo magnifico. Una película que me cautivó la primera vez que la vi y que cada vez que vuelvo a ella algo encuentro de nuevo,  no me deja indiferente. Es una combinación perfecta de imagen (en blanco y negro), de sonido, de diálogos. Una maravilla del cine. ¿Cabe la poesía a través de un montaje visual? Resnais nos demuestra que sí, es posible.

El comienzo como si de un documental se tratara, muestra los desastres de la bomba atómica sobre Hiroshima y su población. Desde ahí parte la historia; un actriz francesa, (Emmanuelle Riva) que se encuentra en Hiroshima para rodar una película sobre la paz, vive un intenso idilio con un arquitecto japonés (Eijida Okada). Una aventura entre dos desconocidos, que no debía tener mayor trascendencia, pero aquellas escasas horas de intimidad, esa última noche de pasión, devuelven a la protagonista al doloroso recuerdo del amor imposible que quedó en Francia. Un viaje al interior de sus personajes, con continuos retrocesos al pasado y vuelta al instante en que explotó la bomba atómica. Regresos a los momentos en que su protagonista tuvo en Francia y a una vida que no fue que se encadenan con unas conversaciones de una intimidad abrumadora, una evidencia de la fragilidad humana, de la necesidad de amar y de las profundas huellas que deja el dolor.

Puedo afirmar que nos encontramos ante una de las películas más bellas de la historia del cine. Bella en su fotografía, en sus diálogos, en su historia, en lo que cuenta y en lo que tenemos que intuir porque la guionista y su director sólo nos lo apuntan.


Resnais utiliza con toda perfección los recursos. La voz en off de Emmannuelle Riva, a lo largo de la película, trasforma en especial, en verdaderamente especial, los momentos en los que estos monólogos se producen. Los cambios de color, apreciables por el contraste del blanco y negro más duro del documental, a la tonalidad de grisáceos en las escenas donde se desarrolla el romance de los protagonistas. Estos cambios tienen todo su sentido y al espectador no le pasan desapercibidos en momento alguno. Miles de detalles que convierten esta historia de amor en una obra de arte. Los diálogos, escritos como he dicho por Marguerite Duras, tienen tal intensidad que es imposible no sucumbir a la pasión y sensibilidad que desprenden.

“Hiroshima mon  amour” es una vida vivida en una jornada. Hiroshima el lugar común donde dos desconocidos, tan lejanos uno del otro, con vidas ajenas e irreconciliables, encuentran un territorio en el que todo puede ser, donde se pueden amar, y ese lugar es tan material como imaginado. Por eso él no tiene nombre, ni ella tampoco, por eso ella le dirá: Hiroshima, ése es tu nombre. Hoy contestaría que mi película favorita, sin duda, es “Hiroshima mon amour”.


(*) Texto escrito en noviembre de 2010




sábado, 25 de mayo de 2013

FRAGILE


"La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, 
me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora
 su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado".


Un estremecimiento quedo le recorrió el cuerpo, extendió el brazo y la buscó con la mano. Solo cuando los dedos rozaron la curvatura de su cadera se calmó.  Hundió la cara entre el cabello tibió, respiró y los pulmones se le expandieron. Nunca pudo resistir el aroma de su sueño espeso, ni el de las trazas del perfume que desprendía después de hacer el amor.  Se durmió en el acto. Durante la noche se despertó varias veces, escuchaba su inspirar profundo, loaba la hora en que se encontraron y al poco, suavemente, dejaba su mano dormir entre sus senos como si de ese modo todos los infiernos corrieran a cuenta de otro y ellos, piel con piel, fueran inmunes a todo y a todos.