domingo, 2 de marzo de 2014

HIROSHIMA MON AMOUR -ALAIN RESNAIS-


"Tú no has visto nada en Hiroshima, nada".

Hace unas semanas en una tertulia de sobremesa alguien me preguntó, tú que escribes cosas de cine ¿Cuál es tu película favorita? Contesté que no lo sabía. No me creyó. Supongo que jamás ha leído lo que escribo y por eso no sabía que tengo muchas películas entre mis favoritas. Cuando me hacen este tipo de preguntas, me siento incapaz de decidirme por una en concreto, porque si bien la lista casi siempre es la misma, el orden de preferencia depende mucho del momento personal en el que me encuentre, lo mismo me pasa con los libros, incluso con la música.
Por eso no puedo dar un único título. Unas me gustan mucho y con el tiempo se difuminan hasta desaparecer, pero hay otras que son eternas, y esas sé que permanecen siempre conmigo. Una de ellas es "Hiroshima mon amour" de Alain Resnais.


El guión de "Hiroshima mon amour" fue escrito por Marguerite Duras, garantía más que segura de que la historia que contiene no es cualquier cosa. Aquí, un amor pasado que lo condiciona todo. Una historia triste, desgarradora que de la mano de Resnais se transforma en un espectáculo magnifico. Una película que me cautivó la primera vez que la vi y que cada vez que vuelvo a ella algo encuentro de nuevo,  no me deja indiferente. Es una combinación perfecta de imagen (en blanco y negro), de sonido, de diálogos. Una maravilla del cine. ¿Cabe la poesía a través de un montaje visual? Resnais nos demuestra que sí, es posible.

El comienzo como si de un documental se tratara, muestra los desastres de la bomba atómica sobre Hiroshima y su población. Desde ahí parte la historia; un actriz francesa, (Emmanuelle Riva) que se encuentra en Hiroshima para rodar una película sobre la paz, vive un intenso idilio con un arquitecto japonés (Eijida Okada). Una aventura entre dos desconocidos, que no debía tener mayor trascendencia, pero aquellas escasas horas de intimidad, esa última noche de pasión, devuelven a la protagonista al doloroso recuerdo del amor imposible que quedó en Francia. Un viaje al interior de sus personajes, con continuos retrocesos al pasado y vuelta al instante en que explotó la bomba atómica. Regresos a los momentos en que su protagonista tuvo en Francia y a una vida que no fue que se encadenan con unas conversaciones de una intimidad abrumadora, una evidencia de la fragilidad humana, de la necesidad de amar y de las profundas huellas que deja el dolor.

Puedo afirmar que nos encontramos ante una de las películas más bellas de la historia del cine. Bella en su fotografía, en sus diálogos, en su historia, en lo que cuenta y en lo que tenemos que intuir porque la guionista y su director sólo nos lo apuntan.


Resnais utiliza con toda perfección los recursos. La voz en off de Emmannuelle Riva, a lo largo de la película, trasforma en especial, en verdaderamente especial, los momentos en los que estos monólogos se producen. Los cambios de color, apreciables por el contraste del blanco y negro más duro del documental, a la tonalidad de grisáceos en las escenas donde se desarrolla el romance de los protagonistas. Estos cambios tienen todo su sentido y al espectador no le pasan desapercibidos en momento alguno. Miles de detalles que convierten esta historia de amor en una obra de arte. Los diálogos, escritos como he dicho por Marguerite Duras, tienen tal intensidad que es imposible no sucumbir a la pasión y sensibilidad que desprenden.

“Hiroshima mon  amour” es una vida vivida en una jornada. Hiroshima el lugar común donde dos desconocidos, tan lejanos uno del otro, con vidas ajenas e irreconciliables, encuentran un territorio en el que todo puede ser, donde se pueden amar, y ese lugar es tan material como imaginado. Por eso él no tiene nombre, ni ella tampoco, por eso ella le dirá: Hiroshima, ése es tu nombre. Hoy contestaría que mi película favorita, sin duda, es “Hiroshima mon amour”.


(*) Texto escrito en noviembre de 2010




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