Me mantengo quieta, tumbada sobre
las baldosas, respiró poco a poco y me escucho. No he muerto. Espero durante horas que una
estrella fugaz cruce el cielo y caiga en el Retiro. Pero esto no es un cuento,
ni un monte perdido, es el centro de Madrid y las estrellas andarán de copas o
por Sol reivindicando su derecho a no conceder ni un triste deseo si no les da
la gana. El cielo sigue oscuro y aunque es julio y la noche empieza a despejar, ni
una sola estrella asoma por ninguna parte.
Una gota de sudor resbala por mi espalda. Todo se diluye.
Mañana, con la luz del día y unos cuantos fantasmas menos, cambiaré las sábanas, las claves de la cuenta corriente y me cortaré el pelo.
....estrella fugaz cruce el cielo y caiga en el Retiro....
ResponderEliminarOlvídalo.
En Madrid no es posible.
Un abrazo.