Me repelen las
cosas blandas, las excesivamente blandas sobre todo. Podría ilustrarlo con una cita pedante y así,
como el que no quiere la cosa, esa manía que arrastro desde que casi muero
atragantada por un flan, quedar como algo de alguien extravagante. Pero no, la realidad
es así de sencilla, un blandengue pastiche de vainilla y huevo casi acaba
conmigo cuando apenas levantaba un palmo del suelo.
Aun no sé en que
momento esa manía pasó de ser una aversión a los flanes y de ahí, como si de
una especie de salto mortal con tirabuzón se tratara, a una completa imposibilidad para tratar con personas “blanditas”. Y cuando hablo de blanditas no me refiero a esa lorcita
que nos sobresale a todos por encima de la cinturilla del pantalón (sí, a mí
también ¡Válgame Dios! un mito que se defenestra él sólo), sino a esa espécimen de ser
humano que da la mano y parece que se va a quedar desmayada en la tuya de lo lacia que te la da. No, los
“blanditos” no me gustan y no son de fiar, como tampoco lo son esos flanes traicioneros que a la que
descuidas se te atragantan para dejarte de un estridente azul eléctrico y eso sí que no. Otra
manía, la aversión definitiva al azul eléctrico.
Y es que una es más de galletas y de
azul marino. Cosas mías, ya
saben.
Fotografía: La receta de la felicidad
Pues a mi los flanes me encantan y más si son con nata. El colmo, que te lo sirvan en un restaurante de carretera de esos con camioneros. Por cierto eso de "Me repelen las cosas blandas" da mucho juego. Yo se lo advierto no más.
ResponderEliminarEsos son los mejores restaurantes, donde mejor se comen, pero yo le cedo el flan y me quedo con el corte de helado.
ResponderEliminarY sí, da juego ....
A mi me gustan los tocinillos de cielo. Esos que se agitan y aún se tienen hacía arriba.
ResponderEliminarNo sé si me entiendes.
Ese dulce imaginado, tan natal.
Los tocinillos de cielo sí que me gustan, pero su textura es muy distinta y mola.
ResponderEliminarPues también son muy blandos aunque le alabo el gusto al señor Folio. Con un poco de nata...
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo, los tocinillos de cielo son un poco más compactos y no tienen ese tembleque permanente que genera más angustia que otra cosa.
ResponderEliminarDe la nata paso, eso sí.