Cuando todo parezca estar en tu
contra, recuerda que
los aviones despegan con el aire en contra, no a favor.
Empezamos a
correr demasiado. Nada nos esperaba. Solo tú, solo yo, y tu mirada ausente, perezosa, insinuación
de lo finito. Sobre la arena, dos lagartijas buscan la sombra de tus piernas.
Los músculos aprietan y te sabes vivo. Creo en ti, sin fisuras. Sé quién eres,
sólo, inmutable. Y al final, un poco tú y un poco yo, dos sombras que apenas se
cruzan. Nada más.
Eso es como cruzarse sobre uno mismo.
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