¿Cuándo dejó el futuro de ser una promesa para convertirse
en una amenaza?
Llegados a este punto, la necesidad de romper la baraja se
convierte en algo esencial. Nuestra propia supervivencia depende de ese gesto
doloroso. Negociamos frente a nada, tu escalera de color contra la mía y vuelta
a empezar. Las cartas estaban marcadas, pero aún sabiendo que la jugada estaba
perdida, que solo escondía un farol, insistí en seguir jugando. La vida es bien
extraña.
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