La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir
sino en la de volver a empezar.
Quizás deberían perder unos minutos de su
tiempo, solo los casi ocho que dura la maravilla que empieza este texto. Quizá
después de escucharla verán que lo de "perder el tiempo" era sólo una manera de hablar.
Cada cosa tiene su tiempo, su
momento preciso y adelantarse a su curso siempre nos coloca sobre la
cuerda floja de las oportunidades que, casi siempre, se nos muestran esquivas cuando somos
nosotros quienes pretendemos manejarlas. Jamás felicito un cumpleaños por
adelantado, ni me congratulo por el futuro nacimiento de nadie hasta que la
criatura en cuestión está en brazos de sus padres. Cada uno
somos el producto de lo vivido.
Con el tiempo, ese espacio temporal que nos controla,
he aprendido que bromas y seguridades las justas. Desde que empezó el año son
muchos los días que he ido tachando, siempre hacia detrás, y contando poco hacia
delante. Una especie de superstición, es lo que tú tienes, me apuntaban hace unos días. Pero no creo que
sea eso, sino todo lo contrario. Quizá un miedo a que adelantando las cosas, las
alegrías sobre todo, no acaben de llegar y queden tiradas por el
camino.
Esta manía, costumbre (ya debo reconocerla
como tal), adobada por los años que pasan, los míos propios incluidos, no hacen
que olvide que tengo unos cuantos cumpleaños pendientes que no felicité y alguna otra cosa que dejé por el tintero. Así
que para conjurar, también, el mal rollo que me dan los olvidos, dejo aquí un
presente menudo y personal en forma de música (mi música), que creo que puede
compensar mi, en ocasiones, accidentada cabeza.
Mi cumple es el jueves :)
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