“La profundidad del tiempo es una reciente
conquista mía. En el silencio de la casa, cuando durante la mañana me quedo
sola, reencuentro la felicidad de pensar, de recorrer el pasado adelante y
atrás, de escuchar el fluir del presente".
Marisa Madieri
Llámala melancolía, nostalgia tal vez. Llama como quieras a esa sensación indefinida
que se estrella contra todo, que atenúa la luz de las mañanas y que convierte
en agua el primer café del día. Das cien vueltas con la cucharilla para ahogar
el agujero que se expande entre la taza y el poso de las horas que engullen sin
tener nunca bastante. Guardo en los labios el sabor de las tardes de otoño con
la esperanza de que nada lo borre, de que quede ahí como una pintura invisible
que me guarde en el invierno. Fuera, entre las ruinas que nadie escombra, pululan
sombras que vagan sin rumbo. Entre ellas, busco a tientas, sin encontrar, las palabras
que se perdieron mientras todo agonizaba. El vértigo del pasado queda anclado
para siempre en un presente permanente. No nos queda nada, ni siquiera tabaco malo para confortarnos. Pienso en fumar. Fumar para quemar algo que ya no sé lo que es.
El poso del café te dice cosas. Prueba.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo haré. Bss.
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