lunes, 29 de julio de 2019

CUANDO JAMES BOND SE TOMÓ UN BITTER KAS


Ahora comprendo el alcance simbólico del título de mi novela 
Cambio de guardia. Cambié de guardia para caer K.O.

Julio Ramón Ribeyro. La tentación del fracaso





Levanto el domingo con un esfuerzo titánico, como el que hacen los cables que tensan y equilibran el puente, esperando que fluya de una manera en que las renuncias sean las menos posibles. Por eso, si la vida lo permite, anoto cuatro renglones para no olvidar que más allá de la rutina, existe algo distinto que no puedo tocar pero que intuyo y que casi huelo. Algo que a veces pierdo incluso cuando no tengo. 
Pero llega el domingo y las aceras se transforman en pequeños bulevares por los que caminar sin prisa, buscando el alivio, convirtiéndonos en algo singular que intenta esquivar la remota posibilidad de que en la próxima esquina aparezca, sin dar tregua, la sensación de fracaso a la que permanentemente nos encontramos expuestos. La flagrante sensación de colgar de un hilo del que pende una historia y que nunca se quiebra.





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