“Pronto
cesó el tumulto. Los cuatro cerdos esperaban temblando y con la culpabilidad
escrita en cada surco de sus rostros. Napoleón les exigió que confesaran sus
crímenes. Eran los mismos cuatro cerdos que habían protestado cuando Napoleón
abolió las reuniones de los domingos. Sin otra exigencia, confesaron que
estuvieron en contacto clandestinamente con Snowball desde su expulsión,
colaboraron con él en la destrucción del molino y convinieron en entregar la
"Granja animal" al señor Frederick".
George Orwell. Rebelión en la granja
En sus diarios, Iñaki Uriarte recoge
la anécdota de como Chéjov contó a su amigo Bounine la visita que recibió de
Tolstoi, como tuvo miedo y como, al final de aquel encuentro, Tolstoi le pidió un
abrazo y, mientras lo hacía, le susurró al oído que no soportaba sus obras, que
Shakespeare escribía como un cerdo, pero que lo suyo era peor. Esta anécdota,
relatada por Uriarte, me vino a la cabeza ayer mismo tras ver en la televisión
el encuentro entre distintos dirigentes políticos que andan de abrazos y reuniones, algunas más secretas que otras, para poder acordar formación de gobierno.
Ignoro si Shakespeare escribía como un cerdo o si no lo hacía como tal. Como tampoco estoy en disposición de afirmar que nuestros políticos se comporten como unos cerdos en el sentido que apuntaba Tolstoi sobre Shakespeare. Como tampoco puede afirmar si simplemente, como refiere Chéjov, son mucho peor, salvo si ese "mucho peor" se traduce en la transformación que sufren una vez alcanzan el mínimo de votos necesarios para convertirlos en relativamente relevantes. Vivimos momentos de una absoluta disociación entre la vida política y el día a día de los ciudadanos.
Ignoro si Shakespeare escribía como un cerdo o si no lo hacía como tal. Como tampoco estoy en disposición de afirmar que nuestros políticos se comporten como unos cerdos en el sentido que apuntaba Tolstoi sobre Shakespeare. Como tampoco puede afirmar si simplemente, como refiere Chéjov, son mucho peor, salvo si ese "mucho peor" se traduce en la transformación que sufren una vez alcanzan el mínimo de votos necesarios para convertirlos en relativamente relevantes. Vivimos momentos de una absoluta disociación entre la vida política y el día a día de los ciudadanos.
Puede que adjetivar de "cerdo" el modo en que funcionan los políticos no sea ni educado ni correcto, salvo si pensamos en que están dispuestos
a comérselo todo con tal de engordar su panza. Creo que intentado ser objetivos, sería más fiel a la realidad calificarlos de bandada de gansos que vuelan a la suya sin importarles lo que queda detrás y eso, al final, es igual de malo que comérselo todo sin importar a quien le dejas los huesos, Tolstoi mediante.
Ok, me parece muy acertada tu publicación. Resume más o menos la situación de Costa Rica. Me parece que es un tema recurrente y general en toda latinoamerica
ResponderEliminarCreo que en Lationamérica y en Europa también, solo hay que ver cómo está España con la formación de gobierno o en Gran Bretaña con el Brexit.
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